En un suspiro
Titín y Barriola acceden a la final tras tumbar a Irujo y Beroiz en un duelo estelar
BILBAO. Un dos paredes.Un quiebrode muñeca. In extremis. Un golpeoen el frontis. Dos botes. Un suspiro.Respiración quejumbrosa por ladureza del duelo. Aplausos. Unanimidad.
Público en pie. Bullicio deemoción. Asombro.Augusto IbáñezSacristán se congratula. AbelBarriola se alivia. Juan Martínezde Irujo se lamenta. Mikel Beroizenfila vestuarios. El aire viciado delcalor del Labrit se mezcla con elhumo y las voces. Algazara paracelebrar la victoria. Un triunfo paraSan Fermín. Antología del golpeo yde la velocidad. Fugaz fue el partido.También los últimos tres tantosde la pareja azul, que fue capaz degraduarse con un 21-19 en contra,para poner rumbo hacia la final quehoy se disputa en el frontón iruindarra.La lana se mascaba en juego.
El ambiente se respiraba denso.Asimismo, la pareja colorada,mitad del encuentro por detrás enel marcador, tuvo el triunfo en lamano. En los dedos, pero como si dearena se tratara, incapaces de retenerla,se esfumó y cayó al firme, alcementado suelo navarro. De esta manera, los dos manistas, ante laimposibilidad de jugar con chispase vieron maniatados para afrontarel último tanto.
En el filo de la navaja se afanaronlos azules para soñar, para sentir latxapela, para sufrir. Un territorioque, en los cuadros alegres, Titín IIIdomina, aunque le genere infaustosrecuerdos -aquel 22-21 ante JuliánRetegi en 1997, ese día en el que elde Tricio cayó en la leyenda-. Fue,en esta tesitura, con su compañerocegado por unas manos justas, dondeel de Tricio alcanzó graduaciónsupina, un dos paredes y la final delTorneo de San Fermín. Sin embargo,el delantero de Ibero, tras unpartido corajudo, de pantalón largo,de quitarse el sombrero y obtenerlicencias en ataque, tuvo queconformarse con haber remado hastala orilla para acabar muriendoen ella.
Fue Barriola el que más sufrió. Elleitzarra tuvo que acabar el choquetirando de coraje y de casta porquesus manos estaban flaqueando. Noen vano, los 815 pelotazos a buenapasaron factura en sus nudosos yencallados dedos. Asimismo, desdeel inicio del duelo, el zaguero adquirióprotagonismo sujetando a supareja, con sobriedad, con quietud,contrarrestando la velocidad delencuentro. Fue entonces, cuandolos azules comenzaron a adelantarseen el luminoso, sin despegarse.Lo que permitió llegar a la primeradocena abrazados en el marcador.Después llegó el sprint de loscolorados, fundamentado en el buenhacer del delantero de Ibero y elsosiego de Beroiz, y al final, morirentre las flores. En un suspiro.HOY, LA FINAL A partir de las 22.15horas de hoy, el dúo de Aspe seenfrentará a Oinatz Bengoetxea yPatxi Ruiz.De esta manera, la peleapor la txapela se dilucidará entrelos cánticos del ¡pobre de mí! y losestertores de la festividad de SanFermín.
Dado el gran nivel mostrado porlas dos parejas, el partido se forjaráentre la exigencia física y los arabescospara dilucidar a los sucesoresde Pablo Berasaluze y AritzBegino, que hincaron la rodilla enla liguilla.
De esta manera se cerrará el torneoiruindarra con los dos tándemsmás en forma. Asimismo, pugnarála clarividencia en ataque de Titíny Abel contra la gran defensademostrada por el leitzarra y el deLizarra, que se ha convertido en eltótem de la pareja.