El Manomanista se arruga
El público, que "quiere ver espectáculo", se aleja de una modalidad en regresión, "difícil de disfrutar"
Bilbao
aL Manomanista le duele el corazón, incluso se le retuerce el alma, de tantos achaques que padece y su aspecto, quejumbroso, un punto decadente, olvidado, recuerda al de los viejos aristócratas cuya gloria es pretérita, al que sólo les alcanza un hilo de voz para contar aquella fabuloso historia repleta de púrpura, fastos, mitos y leyendas. Está enferma la competición de mayor heráldica, la que todo pelotari desea lucir en su vitrina, la más prestigiosa, porque el público que la alimentó con su aliento hasta agigantarla décadas atrás, se aleja de ella. "Para el aficionado purista es la mejor competición, pero para el nuevo público de la pelota, para la gente joven, resulta una modalidad difícil de ver", argumenta Rafa Echevarría, encargado de la logística de Asegarce. "Es que", añade Inaxio Errandonea, director comercial de Aspe, la "gente quiere más espectáculo, que haya una mayor igualdad y emoción en la cancha y eso en el Manomanista es complicado de ver porque los partidos, por la propia filosofía del mano a mano, tienden a romperse". No necesita Roberto García Ariño, presente en cinco finales de la especialidad, y técnico de Asegarce, que le sitúen sobre las coordenadas de una competición que conoce al milímetro y que está en claro declive desde hace algunos años. "No es de ahora, pero digamos que la tendencia se ha incrementado en los últimos años, por una cosa o por otra el campeonato no acaba de arrastrar al aficionado al frontón". "Se ve que no engancha del todo, que la gente sólo se acerca en masa a partir de semifinales", expone Santi Agirre, corredor de apuestas de Aspe, sobre un torneo que no se ha adaptado debidamente a los "nuevos gustos" y tiene ante sí el homérico reto de reinventarse peleando contra su propia naturaleza, esa que un día le hizo grande y que ahora lo ha achicado.
Las entradas de la presente edición del torneo, aunque algo mejores, son famélicas teniendo en cuenta que se ha "optado por un campeonato de élite, en el que están los mejores desde el principio", enfatiza Errandonea. "Se ha vendido algo más que en el anterior Manomanista pero estamos lejos de las expectativas que nos habíamos marcado", subraya Rafa Echevarría con cierto desencantamiento. La escasa respuesta de los pelotazales responde, según Roberto García Ariño, al cúmulo de varios factores. "Es difícil señalar un único motivo para explicar lo que está ocurriendo. Existen varias causas. Es la suma de varios motivos". Cree el técnico vizcaino que la fisonomía de la especialidad "complica" su buen funcionamiento en la era de la futbolización de la pelota, en la que el público responde más a los estímulos viscerales, al instinto, a la búsqueda de la pelota como un entretenimiento, a la mirada televisiva, que al análisis, a una manera fría de asomarse al juego, más cerebral.
dos públicos "El aficionado de toda la vida valora mucho el Manomanista por el esfuerzo que supone para el pelotari y por la dificultad que entraña. Se fija en muchos detalles, en los movimientos, en las posturas y sabe de la dureza de las especialidad. Pero el público nuevo lo que busca es el espectáculo, que haya igualdad y marcadores apretados sin fijarse en aspectos técnicos del juego. Quieren entretenimiento y eso en el mano a mano es más difícil que ocurra comparando con el Cuatro y Medio o el Parejas. Son pocos los partidos que mano a mano pueden cumplir con todos esos requisitos", dice García Ariño, que traza la diferencia con los dos duelos del pasado fin de semana. "El pelotazale clásico gozó más, seguro, con el partido de Xala contra Ruiz por todo lo que fue capaz de hacer Xala, que hizo un partido perfecto. El mérito de Xala fue muy grande, pero el marcador fue un 22-6. Sin embargo, el partido entre Julen y Arretxe II, acabó 22-21. Técnicamente no fue mejor que el partido de Xala y Ruiz, pero hubo más igualdad y emoción. Seguro que al público que no es tan entendido le gustó más este partido que el otro". Para Rafa Echeverría al pelotazale le retrae el hecho de "saber que es complicado que vea un buen partido. Con el Cuatro y Miedo o el Parejas el aficionado no tiene esa sensación porque se tratan de dos modalidades en las que las diferencias son menores y a mayor igualdad, incrementa el espectáculo. Eso es básico para los aficionados jóvenes, que son el relevo generacional de la pelota, su futuro porque sin público no hay nada".
"La cuestión es que en el Manomanista es más fácil romper. El que pega primero domina y aunque los que jueguen sean figuras las diferencias suelen ser grandes", prosigue Inaxio Errandonea; "y eso dificulta que existan partidos muy disputados". Tanto es así que el ex manista de Bera debe retroceder un par de años para un buen recuerdo del mano a mano. "La final entre Irujo y Barriola del Master de hace dos años fue un partidazo. Jugaron muchísimo. Además de lo que jugaron hubo emoción e igualdad en el marcador. Todos los ingredientes". Sucede que los hitos mano a mano escasean, son raquíticos en comparación con otras disciplinas, que presumen de una mayor capacidad tractora. "En el Cuatro y Medio igual no ves un partidazo como tal, pero tienes muchas más posibilidades. Se trata de un campeonato más consistente porque existen varios partidos que son buenos. Pasa lo mismo con el Parejas, que funciona muy bien", argumenta Santi Agirre.
evolución "El Cuatro y Medio ha evolucionado muchísimo, ha calado entre la gente. Son partidos con ritmo, en los que hay que pelotear, hay mucha lucha y la finalización de los tantos suele ser más bonita y eso al aficionado le gusta", refuerza Inaxio Errandonea. El acotado, que asomó en los frontones como un invento de laboratorio, está desplazando al Manomanista no tanto en el impacto en los libros de historia como en el graderío. "Antes no era así, el mano a mano era el campeonato más querido también entre la gente. Todos querían ver a los pelotaris, eran como ídolos. Los pueblos se identificaban con los pelotaris y les seguían", desgrana Roberto García Ariño, que al igual que sus hermanos movilizaba al duranguesado tras su estela. "Ahora no se da tanto ese fenómeno salvo en semifinales y sobre todo en la final, que nadie se la quiere perder porque es un acto social". Pero hasta la final, el viaje del Manomanista resulta demasiado tortuoso, sobre todo con las gradas apagadas. "Además de cómo es el mano a mano, también influye desde mi punto de vista el hecho de que los pelotazales saben que Irujo y Aimar son los más dotados para jugarlo. Digamos que no es un campeonato tan abierto como otros porque las virtudes y los defectos se hacen más grandes. En el mano a mano en toda la cancha el pelotari no se puede esconder, mientras que el Cuatro y Medio, por cómo es, por estar acotada la distancia, iguala más las fuerzas", explica Santi Agirre.
"necesita impulso" Todos coinciden en señalar en que el Manomanista, en proceso de ajuste, necesita un "impulso", de que son obligatorias medidas que reconcilien al aficionado con el torneo estrella en el imaginario colectivo, en clara recesión ante el empuje del Cuatro y Medio y el Parejas, torneos sin duda más televisivos y más persuasivos para el pelotazale por su capacidad de entretenimiento. "Este año se apostó por un campeonato con los mejores, de élite, sin duda, pero las lesiones de pelotaris del atractivo de Aimar o Gonzalez han desvirtuado la competición y eso en parte puede explicar la falta de enganche", afirma Inaxio Errandonea, que sin embargo considera que la nueva organización, aunque criticable, es la mejor posible a la espera de un reajuste para el próximo año que buscará ampliar la nómina de pelotaris "con la disputa de unas previas tipo octavos y en el que tengan presencia más pelotaris además del Manomanista de Segunda". No convence, empero, a Santi Agirre el recién estrenado espinazo del torneo: "No ayuda al mano a mano", comenta. "A la gente le gusta el morbo, la eliminatoria directa. Eso le da salsa y picante. El que gané, adelante; el que pierda, para casa. Las liguillas desde el principio restan emoción al mano a mano", sugiere el veterano artekari.
Aparte de la reestructuración del sistema de competición, desde la Liga de Empresas han tratado de nivelar las fuerzas de los competidores fijando la pasa como falta "porque el saque tenía demasiada incidencia" y rebajando el material, apostando por cueros de menor impacto que ayuden al peloteo. Ninguna de las novedades ha logrado, sin embargo, frenar la sangría de espectadores ni equilibrar las fuerzas haciendo el juego más vistoso y peloteado sobre la cancha "porque el Manomanista es muy exigente, muy difícil de jugar y difícil de ver". Lo que sí se aprecia es la arruga.
Más en Deportes
-
Peio Etxeberria-Zabaleta arrasan en la final de San Fermín
-
En imágenes: Peio Etxeberria y Zabaleta, campeones del Torneo San Fermín al apabullar a Peña II-Mariezkurrena II en el Labrit.
-
En imágenes: Jaka y Ugartemendia, campeones del Torneo San Fermín Serie B ante Agirre-Eskiroz.
-
Jaka y Ugartemendia, campeones de San Fermín Serie B