Bilbao

LA dimensión exacta de Juan Martínez de Irujo la concede, paradójicamente, una derrota en el Manomanista de 2007. Por entonces campeón del torneo, al delantero de Ibero lo tumbó Abel Barriola en un extraordinario ejercicio de pelota en el Ogueta de Gasteiz. Además de la enorme satisfacción del hito conquistado en aquella tarde gloriosa, a la sonrisa del leitzarra se le descolgó una reflexión que remarcaba el impacto de su gesta, pero que sobre todo advertía de la capacidad de acción de su oponente, de su magnífico potencial. "El problema con Juan es que para hacerle un tanto tienes que sufrir, jugar muy bien y trabajar una barbaridad. Lo que a ti te ha costado un montón de esfuerzo conseguir, él lo hace en un momento. Es capaz de meterte cinco tantos seguidos casi sin enterarte. Eso hay que saber llevarlo porque frustra".

Sirve la argumentación de Abel como lanzadera para rastrear el alcance del radio de acción de Juan, unido irremediablemente a la remontada del pasado sábado ante Asier Olaizola, al que derribó tras voltear un 17-4 en contra después de certificar una tacada prodigiosa de dieciocho tantos consecutivos en el Labrit de Iruñea. No es ésta la única cumbre que ha hollado el de Ibero, un manista tan singular que cuenta con varios episodios de similar trascendencia. "Para hacer este tipo de cosas hay que ser un pelotari especial", concede Jokin Etxaniz, director técnico de Aspe y botillero de Juan durante varios años. "No sé, algo tendrá", sugiere Juan Ángel, el padre del manista de Ibero, que también ejerció desde la silla de consejero y que se desatornilló del cargo de botillero "porque se pasan muchos nervios. Ahora veo los partidos más tranquilo, aunque depende de cómo vaya el partido", afirma.

El último contra Asier no transitaba precisamente bien para los Martínez de Irujo. "No te voy a engañar, lo veía negro. La diferencia en el marcador era muy grande". En ese paisaje árido, un punto desolador, Juan Ángel advertía algún tintineo de luz. De alguna manera siempre está presente. "Juan no estaba jugando mal. Asier lo estaba haciendo muy bien y siempre esperas que el partido pueda cambiar". Aguardaba Juan Ángel la reacción de su hijo "porque Juan es muy competitivo y mientras quede un tanto por jugar no se rinde. Es muy tozudo. No es la primera vez que levanta un partido así".

Lo sabe de primera mano Patxi Eugi, actual botillero del campeón navarro, que ha sido testigo de dos remontes categóricos de Martínez de Irujo en el Manomanista, el más reciente ante Asier, pero el no menos homérico ante Sèbastien Gonzalez en la pasada edición del torneo, cuando Juan se repuso al 16-7 con el que mandaba el azkaindarra hasta alcanzar un inesperado 22-16 tras tejer quince tantos sin descanso. "Para mí tuvo más importancia la remontada a Gonzalez porque se trataba de una eliminatoria directa, pero las dos tienen un mérito enorme", sugiere el de Agoitz, que encuentra paralelismos entre ambos duelos, sobre todo cuando traza el juego de los rivales a los que se midió su pupilo. "Los dos partidos tienen algo en común y es que tanto Gonzalez como Asier estaban jugando de maravilla. Nunca había visto jugar tanto a Gonzalez como en aquellos 16 tantos que llevaba y Asier estaba jugando perfecto. Estaba haciendo un partido redondo hasta el tanto 17. Le salía todo". "Es que", abunda Jokin Etxaniz, "Asier estaba jugando muy bien y contra eso sólo te queda agarrarte al partido, hacerle trabajar cada tanto y que te dé alguna oportunidad".

un torneo cambiante El Manomanista, por su propio pálpito, es la modalidad ideal para los inopinados cambios de rumbo. "Esto es mano a mano y sabía que si Asier bajaba un poco, algo que podía pasar, Juan tendría sus opciones", recalca Eugi, que incidió en esa idea, en "estar dentro del partido por si había alguna posibilidad. Ése fue el gran mérito de Juan". Para lograrlo, el de Agoitz considera vital "la madurez" mostrada por Irujo y su carácter competitivo. "No es nada fácil salir de una de éstas y Juan tiene varias. Además de las cualidades que tiene para jugar a pelota, el carácter ganador es fundamental. Eso le saca de muchos problemas porque no se rinde. A Juan hay que ganarle y Asier lo notó desde el principio. Supo sobrevivir".

Jokin Etxaniz comparte opinión con Eugi y apunta al gen competitivo de Juan como una de sus grandes virtudes, tal vez la mayor. "Se habla mucho del carácter de Juan, pero tengo claro que le ha ayudado mucho en su carrera, y sobre todo en situaciones límite. No le ha perjudicado tanto como se dice. Fueron sus ganas de ganar las que le hicieron vencer. Tal vez otro hubiera bajado los brazos, pero Juan no es de esos". No se lo podía permitir el de Ibero y por eso Patxi Eugi le atornilló a la esperanza porque "llegó un momento en el que se le veía nervioso, sobre todo, cuando Asier le metió tres tantos seguidos con el saque. No es que Juan estuviera jugando mal sino que Asier estaba jugando una barbaridad. Le estaba sacando a pelotazos del frontón".

Alimentó su moral Patxi recordándole que le llegaría una oportunidad, que el viento es muy cambiante en el Manomanista. "Una vez cambia el partido hay que sacarle provecho y en eso el saque es básico", destaca el agoitztarra. "Para mandar en el mano a mano, el saque es la principal arma y Juan empezó a sacar bien. A Asier le costaba más restar. A partir de ahí el partido cambia para Juan. Cuando llegó al tanto 12 el partido era otro. Las inercias en el mano a mano lo son todo", enfatiza Etxaniz sobre el de Ibero "que siempre ve posibilidades por muy cruda que esté la cosa".

en dos direcciones El alzamiento de Martínez de Irujo se cruzó con el desplome de Asier. "Las remontadas de este tipo siempre tienen eso, uno de repente va para arriba y el otro cae. El que viene por detrás aprieta y al que va por delante le entran las dudas y el miedo. Se juntaron varios factores, entre ellos que Juan empezó a gozar y que Asier bajó su rendimiento porque antes había dado el 200%", disecciona Eugi. "Cambiaron los papeles. El que viene de abajo a arriba va cada vez a más, con más confianza, mientras que el que ve perder la renta se va poniendo nervioso y lo que antes le parecía sencillo se le va complicando", radiografía el técnico de Bergara, que cree que una de los detalles más importantes es que "Juan no se relajó ni al empatar. A veces, el que va por debajo empata y luego se atasca y acaba perdiendo. Él no lo hizo y eso tiene mucho valor". "Cuando se coge carrerilla, como le sucedió a Juan y ves que el rival empieza a flaquear lo importante es no parar porque el partido, teniendo tan poco margen, se te puede complicar de nuevo. Jugó muy serio y no cometió errores porque en esa situación no se los podía permitir", expone Juan Ángel, que no dio el partido por ganado hasta que vio el cartón veintidós, - "estuvo al límite y no se puede vivir de las remontadas", abunda Patxi Eugi- pero tampoco perdido cuando a Asier solo le faltaban cinco tantos para entronizarse. "Juan siempre dice que los partidos no acaban hasta que uno u otro llegan a 22".