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Empeño de ajedrecista

El campeón, eficaz, asoma con triunfo ante Barriola, que despejó cualquier duda

Empeño de ajedrecistaFoto: Javi Colmenero

Duración 42 minutos; 9, de juego real.

Saques 4 y una falta de saque de Irujo por 3 y una falta de saque de Barriola.

Pelotazos Se cruzaron un total de 164 pelotazos a buena.

Tantos en juego 13 de Irujo por 4 de Barriola.

Errores 4 de Irujo por 4 de Barriola.

Marcador 5-0, 5-2, 9-2, 9-3, 9-5, 10-5, 10-7, 11-7, 11-11, 19-11, 19-12 y 22-12.

Botilleros Patxi Eugi con Juan Martínez de Irujo y Joxton Olaetxea con Abel Barriola.

Incidencias Cerca de tres cuartos de entrada en el Astelena de Eibar. El dinero salió doble a sencillo por Irujo. El graderío ovacionó con profusión a Abel Barriola por su retorno al Manomanista tras una dura lesión de rodilla derecha.

bilbao. El exceso de táctica, el peso de la estrategia, desnaturalizó el fútbol de tal modo que es complicado distraerse dichoso con él porque perdió su espíritu arrabalero, rebelde, superviviente, divertido. Mutó el juego en pizarra, las gambetas en cadenas y la imaginación en previsión. Asomaron los músculos, los velocistas, los mediofondistas, los culturistas y se achicó el fútbol de tal manera que acabó por acularse hacia la perfección defensiva cavando trincheras. Tan desplazado quedó el fútbol de su origen, de sus tripas, de su corazón, huérfano de su genética, ésa que se conmovía con el ataque a golpe de corneta, que la anarquía derivó en un asunto esquemático, parcelado cada trozo de césped, cada movimiento, como si fuera un tablero de ajedrez, un juego en blanco y negro, en el que mandan el rigor, la estratagema y los resultados. El ajedrez, tan encorsetado en movimientos, pero tan brillante en su elaboración -el mayor de los combates cerebrales- requiere un ímprobo trabajo previo de análisis. Bajo semejante influjo, el del empeño del ajedrecista, actuó ayer Irujo para salir airoso ante Barriola en su presentación en el Manomanista en el Astelena de Eibar, que recibió con entusiasmo el retorno de Abel a la gran competición.

El delantero de Ibero, probablemente el manista más visceral, instintivo e intuitivo, se sacudió el entusiasmo de Abel desde el método, desde la mirada del científico, desde el microscopio, conocedor de las limitaciones que aún persiguen al leitzarra en sus desplazamientos. Le falta a Abel "esa pizca de rapidez", según reconoció, para sobrevivir a duelos tan verdaderos y Martínez de Irujo insistió en el flanco más débil del zaguero, en los movimientos laterales y los esprints hacia el txoko, donde la rodilla derecha, abollada, aún le recuerda que no es la que era, no tanto en lo físico "porque responde perfectamente", como en lo psicológico. "Él ha llegado con la táctica clara. Me ha movido con la dejada y el saque-remate. Le ha dado mucho ritmo al partido y he estado incómodo", argumentó Barriola, que sin embargo mostró oficio y su maravilloso afán competitivo, que le ha convertido en una luminaria de la especialidad, para soportar la salida en estampida de Irujo, salvaje como un búfalo, en el arranque.

Se situó el delantero de Ibero con un 9-2 a su favor apenas amanecido el choque, a pesar de que Abel le discutió varios tantos con ímpetu y perseverancia. Sucedía que al leitzarra -que se cosió al resto de aire para estar más cerca del saque-remate que proponía Juan- no le alcanzaba con el andamiaje del fajador para desactivar al de Ibero, firme en el achique, fresco de pegada y con la suficiente nitidez para alumbrar su visión periférica en el filo.

reacciona barriola No se venció Abel a pesar de la desventaja y se corrigió tras un gran tanto -un voleón extraordinario que trituró la pelota- que le encaminó hacia el remonte. Atascado en el resto Juan, Abel levantó el vuelo y propuso su partido, más pausado, de trazo largo, que se le atragantó al de Ibero, menos fluido, sobre todo, cuando el partido exigía concretar tantos para contrarrestar a Barriola, cada vez más enérgico y, ante todo, convencido de sus posibilidades, del horizonte que se le abría. Se abrazó al de Ibero justo en el meridiano, 11-11, tras rentar un saque-remate y un error defensivo del campeón, aferrado a la defensa de aire. Estaba Abel al alza, aunque le faltaban incisivos, cuando tropezó con una falta de saque: "Intenté sacar más largo porque no le estaba sacando rendimiento a la jugada y cometí falta". Ese contratiempo, apenas un tanto, impulsó al de Ibero, "que te hace pagar caros los errores". Afiló Juan su saque -obtuvo tres tantos consecutivos- y caminó firme, sin mácula (explosivo besagain mediante) hacia un triunfo que alumbró desde el tablero, desde el empeño del ajedrecista.