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El aizkolari Mendizabal fallece tras una apuesta

Tras 21 años alejado de los troncos, volvió a coger las hachas con 63 años para jugarse 6.000 euros con Olasagasti No acabó el trabajo y sufrió un infarto cuando se dirigía en coche a un restaurante

El aizkolari Mendizabal fallece tras una apuestaFoto: Ainara García

bilbao. La triste noticia sacudió con violencia los corrillos aizkolaris que se prestaban a comentar ante la mesa el último desafío vivido minutos antes sobre la arena del coso tolosarra. Nadie podía imaginar que la segunda apuesta aizkolari de 2010 acabara en tragedia y menos que tuviera como protagonista a José María Mendizabal, un deportista de 63 años, duro como un roble al que le picó el gusanillo de la competición tras 21 años apartado de las plazas. Fruto del esfuerzo y del cansancio acumulado, Mendizabal tuvo que desistir en su intento por dar caza a Olasagasti en una exigente prueba frente a cuatro troncos de 108 pulgadas dispuestos de manera vertical. Poco le importaban los 12.000 euros de la bolsa. A pesar de que abandonó la plaza por su propio pie, no pudo llegar al restaurante donde tenía previsto celebrar su reencuentro con las hachas. La muerte le sobrevino de manera repentina y su corazón dejó de latir en plena calle.

Mendizabal pretendía poner ayer punto final a 21 años de silencio aizkolari. Los análisis y exámenes médicos a los que se sometió antes del desafío no encontraron ninguna anomalía que pudiera poner en peligro su vida. Era el propio deportista quien debía establecer un límite. Y así lo hizo. Paró voluntariamente la maquinaria antes de afrontar la cuarta pieza, pero no fue suficiente. En torno a las 13.50 horas, los calambres y mareos se apoderaron de su cuerpo, mientras Josemari Olasagasti culminó los trabajos en 1 hora, 44 minutos y 45 segundos.

Pese a su retirada, Mendizabal rehusó abandonar la plaza en camilla e ingresó en la enfermería de la plaza por su propio pie para someterse a los controles rutinarios.

Siempre consciente y en aparente calma, el aizkolari abandonó las dependencias de la plaza de toros de Tolosa pasadas las 14.30 horas. Tras atender a la prensa se dirigió en coche junto a su esposa y su yerno a un restaurante. A pocos metros de emprender la marcha, Mendizabal pidió al conductor que detuviera la marcha. Salió del vehículo y se desplomó en la vía pública, víctima de un infarto de miocardio. Los servicios sanitarios que se desplazaron hasta el lugar de los hechos no pudieron reanimarle y certificaron su muerte instantes después.

el rey de las apuestas Josemari Mendizabal pasará a los anales de la aizkora como un grande de las apuestas. Nació en 1947 en un caserío del valle medio del río Oria, en la localidad de Aduna. Su pasión por los deportes tradicionales se la inculcó su hermano mayor, José Martín Mendizabal. Junto a él se inicio en la modalidad de levantamiento de piedra. Una grave lesión le obligó a abandonar esa especialidad. Con 30 años se centró en el corte con hacha, mientras su hermano optó por el remo y las pruebas de bueyes.

Su trayectoria en competiciones oficiales pasó desapercibida, ya que le tocó competir frente a grandes campeones como Mikel Mindegia, Patxi Astibia o Arria II. No obstante conquistó tres subcampeonatos de Euskadi de Primera Categoría durante la década de los 80. Por encima de todo destacó en el ámbito de las apuestas y en las marcas personales de fondo. En 1983 cortó cinco kanas en 63 minutos. Un año después no pudo cumplimentar una serie de doce piezas del mismo calibre. Pero fue el 23 de enero de ese mismo año cuando escribió el capítulo más glorioso de su carrera y una de las gestas más épicas del deporte rural. En una atestada plaza de toros de Tolosa, Mendizabal y Mindegia se batieron sobre dos lotes de 52 kanaerdikos y 6 kanas con dos millones de pesetas de la época en juego. El triunfo fue fácil para Mendizabal, que paró el reloj en 4 horas, 12 minutos y 9 segundos frente a las 4h29:30 de Mikel Mindegia.

A partir de esa fecha, el nombre y caché del guipuzcoano fueron en aumento. Especialista en pruebas de extrema dureza, su capacidad aeróbica y fortaleza física parecían multiplicarse cuanto mayor era el número de piezas y el tamaño de las mismas. Su fama le llevó a cruzar multitud de apuestas con Mindegia y algunas más con Arria V, Olasagasti, Larretxea o Arrospide. Sus dos últimas apariciones en Tolosa como desafiante fueron precisamente ante Josemari Olasagasti. En 1988 certificó su última victoria sobre cuatro kanas (dos en horizontal y dos en vertical) y en 1989 fue Olasagasti el que se llevó el gato al agua frente a 16 piezas de 80 pulgadas.

Su última profesión, la de transportista, le hizo ganar peso a finales de la década de los 80. Tantas horas al volante de su camión le pasaron factura en la báscula. Su decisión de no volver a coger el hacha se disipó hace un par de años cuando se jubiló y decidió volver a las plazas siguiendo un estricto plan de entrenamiento.

El funeral por su alma se oficiará hoy, a las 19.00, en la parroquia San Miguel de Leitza. Goian Bego.