Bilbao
le duele aún la eliminación del Campeonato de Parejas a Martínez de Irujo porque la herida, reciente, profunda e inopinada debido a su trayectoria por la liguilla de cuartos, en la que resolvieron favorablemente siete de los ocho encuentros, no ha tenido tiempo de supurar. Después de pedir perdón a su zaguero -"Mikel ha pasado con nota el examen del torneo", puntualiza- a la conclusión del duelo del pasado sábado en el Labrit, donde se quedaron en la cuneta, el delantero de Ibero analiza las tripas del partido que les hizo volcar desde la razón, desde la perspectiva y el sosiego que ofrece la distancia. Asume el campeón del Manomanista que en el tramo definitivo, tomada la responsabilidad que se les supone a las luminarias, falló, pero no comparte sin embargo, la idea, extendida, de que se saliera del partido. "Siempre se dice lo mismo cuando pierdo. Es un tópico que creo que la gente ha interiorizado de tanto que lo ha oído. El sábado no me salí del partido", clarifica Martínez de Irujo, al que le persigue una etiqueta que camina hacia la posteridad, vía leyenda, cuando cae inesperadamente.
"Cuando perdí la final del Cuatro y Medio también se comentó lo mismo. Parece que nadie tiene en cuenta que aquí los rivales juegan y juegan mucho, un montón, que no siempre todo pasa por mis manos", reivindica el delantero navarro, que atribuye su derrota a varios factores, a un cúmulo de variables que traman el espinazo del juego. "Es verdad que fallé pelotas claras, que les metieron en el partido, pero no siempre se acierta. También se tiene que ver lo que jugó Pascual. Estuvimos calentando mucho a la zaga, pero no fallaba ni una pelota. Lo llevaba todo a buena y llegó un momento en el que no encontrábamos huecos para hacer el tanto. Titín también defendió muchísimo. Además esto es pelota y la suerte también cuenta. Recuerdo que hubo una pelota que enganché en el uno y fui a romperla y resulta que se fue al techo. Cuando ganas y cuando pierdes, todo cuenta, todo tiene importancia, pero es más fácil decir que me salí del partido".
Admite, no obstante, el delantero de Ibero que durante el campeonato les ha costado colosales esfuerzos cerrar los debates a pesar de que en la mayoría de ocasiones gobernaban los duelos con suficiencia, y el del pasado sábado en la cancha iruindarra no fue una excepción, puesto que mandaban por un nítido 15-7 que no auguraba semejante desenlace. "En general nos ha costado acabar los partidos y creo que tal vez ese haya sido nuestro punto débil en el último. Tuvimos muchas opciones de ganarlo, no como en el primer partido de la liguilla de semifinales cuando Gonzalez y Lasku nos pasaron por encima. No tuvimos nada que hacer aquel día".
Circunscribe Martínez de Irujo lo árido y áspero en la resolución de los finales "en que en los campeonatos la gente defiende mucho, se va a no fallar y yo fallé más de la cuenta el otro día. Eso nos condenó, pero mi juego es siempre el mismo, para lo bueno y para lo malo. Lo que pasa es que siempre se habla de que arriesgo y de que me salgo del partido cuando pierdo, pero perdimos 22-21, así que tampoco creo que me saliera tanto del partido".
tanto a tanto Con un marcador, el de la primera jornada de las semifinales, demoledor, (22-13 en contra) apostaron Irujo y Beroiz por una resolución contundente cuando reinaban por 15-7 el Labrit y el de Ibero hilaba éxito tras éxito. "Estaba claro que queríamos ganar con el mejor marcador posible, pero creo que no hubo prisas porque con prisas no se va a ningún lado". Apretado el luminoso, se convirtió el duelo en un asunto de supervivencia. "No miramos al marcador, íbamos tanto a tanto. Lo que queríamos era ganar para seguir vivos en el campeonato, pero al final no pudo ser", argumenta el de Ibero, laminado mentalmente por el peso de la competición, y es que desde que se proclamara campeón del Parejas en 2009, trenzó la txapela del Manomanista, y alcanzó la final del Cuatro y Medio.
"No es sencillo rendir a tope en todas las competiciones y el desgaste mental es muy alto", concreta Irujo, convencido de que el cansancio del Parejas es más psicológico que físico porque "es un campeonato muy largo, posiblemente el más duro que hay desde el punto de vista mental". De hecho, Irujo asegura que su musculatura, la carrocería, ha alcanzado más entera el Parejas que la jaula. "Hicimos unas pruebas físicas y los resultados eran mejores que los que daba en el Cuatro y Medio". Aunque su cuerpo continua instalado en el Parejas del que se quiere despedir con una victoria "es una espina que tengo clavada", su espíritu vuela hacia el nuevo Manomanista.