Euskaltel-Euskadi, mucho más que un equipo

HACE ya 17 años y dando forma a las inquietudes de miles de aficionados, con el impulso del diputado general de entonces, Jose Alberto Pradera, y un grupo de colaboradores, se creaba la Fundación Ciclista Euskadi.

Con Miguel Madariaga a la cabeza, se pretendía alumbrar un equipo ciclista profesional que llevara como estandarte la ikurriña, el nombre de nuestro país, Euskadi, y que compitiera al máximo nivel en las pruebas más destacadas del calendario internacional.

Era un sueño, tener una selección de facto en el deporte de élite. Una selección respaldada por una afición, por un pueblo que, de manera entusiasta siempre había tenido en la bicicleta una alternativa deportiva y de ocio. Han pasado ya muchas temporadas. Arranques impulsivos, transiciones amargas, duras supervivencias, recuperaciones ilusionantes y actuaciones brillantes que nos han hecho vivir el ciclismo como algo personal y colectivo que va más allá de un simple deporte.

El primer Tour de Francia, al que acudimos como invitados. Las primeras victorias - un recuerdo entrañable para Agustín Sagasti, recientemente fallecido-. Las pájaras. Los tragos amargos. El renacer de un equipo. Las victorias. La medalla olímpica.

Y todo con el nombre de Euskadi en el maillot y la ikurriña (aún un poco pequeña en imagen) en la parte trasera, donde el tiro de cámara está garantizado.

A este equipo le quedan todavía muchos kilómetros por recorrer. Aunque Miguel Madariaga diga que se ha jubilado. Aunque el mercado, el loco mercado de la élite, descapitalice de figuras la escuadra. Siempre habrá otras que den relevo, que sientan los colores de una camiseta que significa más que un patrocinador o un equipo.

El equipo ciclista Euskaltel-Euskadi tiene cuerda para rato. Porque es nuestra selección. Y en este proyecto, la Diputación Foral de Bizkaia va a estar a su lado como siempre lo ha estado. Desde su origen hasta mañana. Porque algún día, no muy lejano, la ikurriña ondeará en los Campos Elíseos. Seguro.