Bilbao. Llega Beñat Intxausti (Amorebieta, 20-III-1986) al aula pedagógica de la Fundación Euskadi escoltado por Miguel Madariaga, el mánager, e Igor González de Galdeano, su adjunto. Es su estreno como corredor naranja, "por fin", coinciden todos. Es la puesta de largo del zornotzarra ante los micrófonos, las cámaras y las grabadoras. Su debut, de corto, con el maillot de la escuadra vasca, deberá aguardar, "la ilusión y la motivación" que "ahora mismo me sobran" deberán perpetuarse. La ambición, su plusmarca, que refleja con un "me gustaría probar en el Tour", también.
"Esperemos que la imagen desagradable que tenía Beñat de mí y del equipo quede limpia", soltó Madariaga. Y es que la "perla" que alumbraba en Seguros Bilbao no llegó nunca, hasta ahora, a Euskaltel-Euskadi. "Beñat tuvo todas las cartas en la mano para venir a este equipo. Yo ya le quise para cuando subiera a segundo año de amateur. Por unas circunstancias no vino, prefiero callármelas y no entrar en el calentón", prosiguió el mánager del equipo naranja. El pasado, enterrado ya, deja paso, entonces al porvenir. "Soy un corredor al que le gusta dar la cara, creo que se me dan bien las vueltas por etapas. Me gustaría probar en el Tour, aunque quizá sea demasiado", proclamó Intxausti. "Hemos hablado por encima, él es ambicioso y quiere aspirar a lo máximo. Tenemos que hablar y programar el calendario. Yo quiero sacar el máximo rendimiento del corredor, todavía tiene mucho recorrido, pero hay que ir paso a paso", interceptó González de Galdeano. Además de catar la ronda gala, al zornotzarra le gustaría "mojar el champán, como se dice, y si es en una carrera de casa, mejor". Habla por él, escapa de su boca, el afán más natural, el primitivo, el competitivo: "Me gustaría debutar como un ganador, vencer una carrera sería algo bueno para mí y para el equipo. Pero me conformaría con ir progresando".
El prometedor corredor ya ha saboreado una de las grandes. Ya ha disfrutado de las carreteras de la Vuelta, ya ha gozado, incluso, de la pelea por una etapa. Su impronta quedó en uno de los capítulos de la ronda estatal. Pero un pinchazo, en Murcia, en la décima etapa de este verano, aguó la contienda. "Tuve mala suerte, en ese momento le das mil vueltas a la cabeza, te da mucha rabia", se sinceró. A pesar de ello, "me salió bastante bien, terminé contento con la actuación".
Intxausti aterriza en el "equipo de casa" después de dos temporadas con Josean Fernández, Matxín. De ese periplo extrae sabiduría: "He aprendido el oficio, poco a poco he ido mejorando y he ido aprendiendo de la gente veterana del equipo y ya tengo una cierta experiencia aun siendo joven".
La senda de Beñat y la de Euskaltel se han juntado, pero una vez más, a punto han estado de repelerse. La incertidumbre de si el Fuji-Servetto le concedería la carta de libertad ha condicionado este fichaje. "Tenía ganas de que terminara este culebrón. He estado muy a gusto en mi anterior equipo. Con Matxín he terminado bien, hablé por teléfono con él y me dijo que adelante, que él se alegraba". Madariaga empleó el mismo término y sentenció: "Se terminó el famoso culebrón". Y recala Intxausti en la escuadra vasca por un año "porque ahora mismo lo que tenemos asegurado de patrocinio es ese periodo. Pero yo siempre he sido optimista; empezamos las cosas casi por un año en 1994, han pasado 16 y aquí seguimos. Este equipo tiene más dureza en seguir que otros. Este equipo no tiene fecha de caducidad", explicó el mánager de Euskaltel.