BILBAO. A la tercera fue la vencida para el brasileño Adriano de Souza. No le hicieron falta grandes olas, ya que apenas levantaban un metro. No le hizo falta subirse a la barra de Mundaka, ya que la organización trasladó la competición a Sopelana. Sólo tuvo que demostrar que tiene ambición y ganas. Las mismas que le hicieron acreedor al sobrenombre con que se le conoce en el circuito: El Mineirinho. Porque el trabajo siempre ha sido su base para destacar en el mundo del surf. Porque no es uno de esos riders que basen su éxito en la potencia. Lo suyo es la habilidad sobre las olas. Ayer aprovechó su ocasión ante el australiano Chris Davidson al que derrotó con absoluta superioridad en la final del Billabong Pro Mundaka antes de llevar la algarabía a la arena de Atxabiribil.
No era para menos. Adriano de Souza completó una jornada en la que encadenó sorpresa tras sorpresa. Era su tercera final de la temporada, saldadas con sendos segundos puestos, y el brasileño hizo que fuera la vencida.
El estadounidense Taylor Knox fue su primer contrincante del día. Uno de los hombres más en forma del circuito. Noveno en la clasificación mundial, llegaba a la prueba vizcaina tras haber completado tres citas de las series mundiales alcanzando al menos la tercera ronda. No hubo color. 14.16 contra 11.44. Una diferencia abismal.
El brasileño, de 22 años, iba a mostrar su habilidad y su gran estado de forma en los cuartos de final. El hawaiano Fredrick Patacchia tuvo que rendirse a la evidencia. De Souza no surfeaba, parecía volar ingrávido sobre las pequeñas olas que se encadenaban en la playa sopeloztarra. 16.33 frente a 10.67. La exhibición continuaba in crescendo.
La prueba de fuego para el suramericano llegó en semifinales. Frente a él, uno de sus ídolos: el nueve veces campeón del mundo y actual defensor del título. El estadounidense Kelly Slater. Fue el enfrentamiento cara a cara más emocionante del día. Ninguno de los dos quiso dar su brazo a torcer. De Souza exhibía toda el descaro de la juventud. Slater apostaba por su sabiduría y respondía a los ataques de su rival con las mismas armas. Los jueces tuvieron que medir cada una de las maniobras de los dos riders al milímetro. Siete milésimas marcaron la distancia. 16.00 puntos frente a 15.93 dieron a la juventud el pase a la final.
En el otro lado del cuadro también saltó la sorpresa. El australiano Chris Davidson, que ocupa el puesto vigésimo en la clasificación mundial, superó al estadounidense CJ Hobgood, cuarto en el circuito gracias a la regularidad que ha mostrado a lo largo de las nueve pruebas del campeonato en las que nunca ha bajado del noveno puesto.
sin color Adriano de Souza vio que estaba ante la oportunidad que no debía dejar escapar. Era su día. Su ahora o nunca. Lo tenía todo a su favor. Y no lo desaprovechó. Sus maniobras le catapultaron hasta el 16.40. Davidson se quedó en 11.83.
La locura se desató en Atxabiribil. El Mineirinho fue sacado a hombros enarbolando una ikurriña. Sus seguidores de Pukas, la firma guipuzcoana que le patrocina, estaban allí para aclamarle. El ritmo de la samba comenzó a sonar. Adriano de Souza sonreía.