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Escritor

Unai Elorriaga: “Busco que al acabar el lector diga ‘¡qué cabrón!’, removerle”

Orgulloso de entrar en el club de solera del euskera, conecta con el tema de la migración a través de la historia de Francesco: “Todos fuimos, somos y seremos migrantes”

Unai Elorriaga: “Busco que al acabar el lector diga ‘¡qué cabrón!’, removerle”Borja Guerrero

“Despliega una gran variedad de recursos narrativos de forma eficaz y deja en manos del lector tejer los hilos y completar la elipsis”. Así razona el jurado del premio Euskadi de Literatura en euskera la distinción al getxoztarra Unai Elorriaga con un relato, Francesco Pasqualeren bosgarren arima, que traza un recorrido desde el sur de Italia hasta Euskadi, sumando experiencias e historias diversas de personajes intensos “sin eludir la crudeza”. Una apuesta literaria “sólida”, situada entre la novela y el libro de relatos, donde alrededor del protagonista se entrelazan diversas narraciones, al estilo de algunos escritores de la Europa del Este del siglo XX.

Dice sentir orgullo por entrar en el club de referencia del euskera.

—Yo lo veo como un equipo. Los chavales siempre han querido ser Indurain, Lejarreta... Mis ídolos estaban en el mundo de la cultura en euskera, los Atxaga, Lertxundi, Laboa, Ordorika... Era algo impensable y ahora te ves ya parte de eso y estás jugando, debutando, con ellos.

¿Cómo germina esta obra?

—Es un pariente nuestro, Francesco, que llegó del sur de Italia a Bermeo no se sabe muy bien por qué. He cogido las hipótesis que había y las he convertido en literatura. Me he inventado el viaje que hizo desde que salió de su pueblo, desde que era niño, hasta que llegó aquí. Todo sale de mi imaginación pero puede ser real. Nadie sabe por qué vino, lo que pasó, cómo lo hizo... He recreado a través de mi alma lo que creo que pudo suceder.

Pone sobre la mesa un asunto tan candente en el escenario internacional como el de la migración.

—Es que de hecho si este italiano no hubiera venido a Bizkaia hace alrededor de 200 años, nuestra familia no estaría aquí. No en vano, todos somos migrantes o hijos de migrantes; fuimos, somos y seremos migrantes. ¿Quién te dice que dentro de cinco años no haya una guerra y te tengas que marchar a vivir a Argentina? Por decir un sitio al que muchos vascos tuvimos que ir en su momento. Hay que respetar a todo el mundo, acogerles lo mejor posible y darles el cariño que podían darles en su casa.

Con este trabajo implica al lector hasta el punto de llevarle a hacer un viaje particular para entenderlo. ¿Era un objetivo intencionado?

—Sí. Es más, no se sabe muy bien si es una novela o un libro de relatos. Bueno, es una novela pero lo que he hecho es que cada capítulo sean como narraciones independientes. Es el lector el que tiene que ir poco a poco hilando las narraciones para conseguir ver el hilo narrativo que te lleva al final. Muchas veces no estamos ante el mismo protagonista, sino que el protagonista va cambiando. En ocasiones pasa a ser segundo actor, uno totalmente secundario o incluso un figurante. Tú tienes que ir siguiendo su hilo y no perderte, por lo que tienes que trabajarlo, pero cuando logras concentrar lo que es todo el puzzle, culminas con el placer de la lectura.

¿Qué le gustaría que sintiera el lector en esa última página?

—Que dijese... ¡Vaya con este escritor, vaya vueltas me ha hecho dar! (sonríe) Pero que haya disfrutado. Cuando yo leo una novela y digo ¡qué cabrón! por cómo me ha enganchado, cómo ha removido mis tripas, mi espíritu y mi cerebro, es cuando estoy a gusto. Es lo que busco que sientan también mis lectores.

Finalista del premio Euskadi de Literatura en ocasiones precedentes, al fin es suyo. ¿Eso lo hace más especial?

—Lo es. Es verdad que había estado finalista siempre con todos mis libros y nunca había alcanzado el galardón. Es como llegar a varias finales... ¡Y por fin he metido el penalti en el último minuto! Lo agradezco mucho porque es un gran reconocimiento si tenemos en cuenta que hay muy buenos escritores en euskera. Y un paso más para empujar a la gente a leer en euskera. Pero para quien no pueda hacerlo, hay que recordar que el libro sale en castellano ya en noviembre.