León Benavente: “La música es terapéutica, tiene el hechizo de lo efímero e inmediato”
El grupo indie actúa este viernes en DalecandELA Fest, gratis en Getxo, junto a Los Zigarros y Gari
“Estamos en nuestro mejor momento como banda, y lo pasamos muy guay tocando”, asegura Eduardo Baos, bajista y sintetizadores en León Benavente, un grupo liderado por el compositor y cantante Abraham Boba que completan Luis Rodríguez (guitarra) y César Verdú (batería). Esa pasión kamikaze que el cuarteto, en alza cualitativa y cuantitativa constante, despliega sobre los escenarios se advierte en esta conversación, que tiene como excusa su paso por el DalecandELA Fest, este viernes 19 de septiembre, en el Puerto Viejo de Algorta. Presentarán su último disco, Nueva sinfonía sobre el caos, en el que esta banda rockera mejor ha integrado la electrónica.
La gira va como un tiro ¿no?
Nos está dando muchas satisfacciones, como siempre. Empezaron cuando hicimos el grupo y no podemos estar más agradecidos al público y a la manera de entendernos entre los cuatro, que cada vez es más bonita.
Esa complicidad se advierte en los directos de manera especial.
No es algo obligatorio en los grupos aunque resulta básica para conseguir resultados. Eso sí, hay gente que se lleva mal en lo personal y logra buenos resultados también. Yo prefiero la opción de querernos con locura los cuatro y divertirnos juntos porque sé de grupos que no se llevan bien del todo. Pero no voy a decir nombres (risas). Es una pena, porque esto va de conocerse y respetarse cada vez más, es como una relación de pareja aunque seamos cuatro.
El poliamor de León Benavente.
(Risas). La verdad es que somos muy monógamos, pero tenemos claro que el proyecto principal es el grupo, lo que nos da más satisfacciones.
En la gira del 10º aniversario, en 2023, pareció que se producía un salto cuantitativo en la banda en exposición, notoriedad, contrataciones... ¿Lo ve así?
Pues sí. Después de la pandemia tuvimos un bajón, pero la situación se equilibró con salas llenas y una respuesta del público que hace que olvides que el domingo estás reventado. El martes quieres volver a salir a tocar.
Este año han tocado en muchos festivales, pero antes no les fue mal en salas.
Defendemos que ambos espacios pueden convivir si se les presta la misma atención. El tejido de las salas es imprescindible para que todo se plasme después en los festivales; no es al revés. El festival es limitado, las salas todo el año excepto en verano. Nos gusta tocar en cualquier sitio, pero en la sala es como cuando se va a misa, vienen a escuchar nuestro sermón.
Se aprecia una comunión especial ¿verdad?
Ahí ves esa catarsis general que no es habitual si no eres Lady Gaga, ya que la audiencia acude al festival a ver a diferentes grupos. En la sala no, va a verte a ti, y esa comunión es difícil lograr en festivales aunque ahí sacas toda la artillería y ese gran sonido que para nosotros siempre es importante.
Ahora llegan a DalecandELA Fest, un festival no tan grande pero con un componente especial y solidario.
Sí, lo sabía. Tengo amigos con la enfermedad y todo lo que se pueda hacer está bien. Agradecer que nos hayan tenido en cuenta. Te cuento algo… Tuve una semana muy mala en lo personal y con el concierto del fin de semana me he dado cuenta de lo terapéutica que es la música, de su hechizo; y lo tiene tanto para el ejecutante como para quien la recibe. Es una experiencia que pocas artes consiguen, creo que por lo efímero del instante. Cuando alguien toca para ti, sientes que es la única vez que se hará ahí, en ese momento concreto.
Recuerdo conciertos recientes en Bilbao, en el Kafe Antzokia, en Santana 27… Y ahora, en Getxo.
Encantados de ir a Bizkaia (risas). Ahí se está muy bien, es una alegría tocar.
En su caso, en cualquier lugar. ¿Hay algo más gozoso para ustedes que estar en un escenario?
Absolutamente, no. Ya lo he dicho antes, estás concentrado durante todo el concierto en vivir el momento y disfrutando, pero si la cosa va muy bien hay unos segundos, que parecen una eternidad, en los que te trasladas a otro lado. Ahí, te sientes sobre todas las cosas.
Y es recíproco debajo.
Joder, eso espero (risas). A mí me ha pasado como público. Es difícil describir lo que sientes al tocar y ves participar a la gente. Es una comunidad, se produce una gran comunicación. Y a mí no me pasa, solo ocurre encima de un escenario. La gente es necesaria, debe implicarse en ese mundo loco.
¿Ese salto del que hablábamos puede deberse a la propuesta más directa y reciente ligada al uso más notorio de la electrónica en sus canciones?
Nosotros somos una banda de rock aunque desde el principio usamos un bajo sintetizado; no había bajo como tal. Ya desde el tercero metimos algo más de electrónica porque nos gustan muchos tipos de música, pero confluimos todos en la ella. Luego, conforme vas haciendo discos te va saliendo algo mejor.
En el último es más evidente que en ninguno.
Claro, nos ha producido Martí Perarnau (Mucho, Zahara, Juno), que proviene de ese mundo. Él ha conseguido centrar e integrar esa electrónica con el rock mejor que nunca en el grupo. Veremos qué pasa en el siguiente disco. No nos vamos a quedar en este sonido, nos conocemos todos…
¿Hay esbozos de canciones ya?
Estamos empezando a trabajar en ellas, claro. Si el grupo funciona y estás a gusto, es lo que quieres hacer, más y mejores canciones cada vez. Lo que no nos gusta es hacer canciones de un palo solo. No somos los Ramones (risas).
¿La inquietud y el atrevimiento son los combustibles de la banda?
Sí, oímos mucha música y el disparador puede presentarse en cualquier momento y con cualquier estilo. Luego nos sale otra cosa diferente, la verdad.
¿Las suyas son canciones para una era de cambio, con todos sin saber a qué agarrarnos, entre las ganas de fiesta y baile, y la oscuridad total?
“El país que nos merecemos”, que canta Abraham, sí. No sé qué decirte, la verdad, es que el mundo está más loco cada vez. Todo dependerá de la reacción de la juventud ante los nuevos retos que se nos plantean. Nosotros, que ya empezamos a tener una edad, luchamos desde nuestro ámbito, que es la música. Pero sí están pasando cosas muy graves y no sé dónde va a parar esto. La respuesta está en la juventud de izquierdas, la encargada de parar esta ola conservadora, que siempre es cíclica. La historia de repite.
Veo sus canciones como un medio para entendernos y comprender el contexto en el que vivimos. ¿Lo comparte?
Totalmente. Una de las cosas que más me gusta de los Benavente es que tenemos la fortuna de contar con uno de los mejores letristas del país. Eso te hace tocar las canciones desde otro punto de vista, te implicas mucho más al sentirte partícipe de sus letras. Otros compositores le cantan mucho al amor desde la misma visión, lo que me resulta muy cansino. Abraham nos hace pensar en un montón de cosas cada vez que trae una canción nueva.
Una vez escribí que las letras del grupo eran como películas musicales que reflejaban nuestra existencia cotidiana.
Sí, a los cuatro nos gusta mucho el cine, lo que influye en las composiciones. Esas imágenes vienen a la cabeza, sí.
Trabajan desde su propio sello, ‘Laventura’. ¿Cómo va?
Hay que estar pendiente de muchísimas más cosas, pero se puede. Nosotros volveríamos a hacerlo, el balance es todo lo positivo que se puede decir al referirse a la venta de discos. La industria ha cambiado mucho desde que tenía 16 años. No nos importa tener que vivir de los conciertos porque nos gustan mucho; también nos apasiona el estudio de grabación y meter horas allí. Tenemos nuestra propia infraestructura y, en ese sentido, somos muy independientes.
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