Fito: “Se lo debo todo a Platero y Tú, mi vida empieza ahí”
La revista digital Efe Eme publica el “libro definitivo” sobre el cuarteto vizcaino de rock, firmado por el escritor y periodista Javier M. Alcaraz
Más de dos décadas después de su disolución, siguen igual de añorados y queridos, y su regreso es el sueño húmedo de los aficionados del rock urbano en castellano. Platero y Tú. Yo quiero rock and roll (Efe Eme) es el “libro definitivo” sobre el cuarteto vizcaino de rock, del que surgieron Fito y Fitipaldis, La Gripe e Iñaki Uoho Antón, colíder de Extremoduro. Obra del escritor y periodista Javier M. Alcaraz, repasa su carrera con múltiples datos, anécdotas, análisis de sus discos y declaraciones de sus miembros. “Se lo debo a todo al grupo, mi vida empieza ahí”, explica Fito.
La leyenda de los Platero comenzó a finales de 1989 y se desarrolló durante 12 años, hasta que en octubre de 2001 el grupo ofreció su última actuación. Fue 35 años después de su primer ensayo, en el barrio bilbaino de Zabala, fruto de la unión inicial de Fito, que había tocado en Urbe y había acabado la mili, y su vecino Iñaki. Fito, invitado, tocó un riff de Rory Gallagher en un ensayo. Su amigo, sorprendido por “su agilidad de dedos y habilidad”, escribe Alcaraz, le preguntó si cantaba y si se sabía alguna de Leño. El resto es historia.
Ese día, hace algo más de 35 años, fue “uno de los mejores de mi vida”, cuenta Fito en el libro. “Se lo debo todo a Platero… Mi vida empieza ahí, lo de atrás fue una broma. Fue pasar de la tele en blanco y negro al color. Fue como si me hubiera llamado Pink Floyd”, resume el rockero bilbaino, envuelto ahora en la grabación de un nuevo disco. Narrado de manera cronológica, el volumen revisita el nacimiento del grupo en el contexto gris de la época, en un barrio de trabajadores de la minería acosado por la reconversión, el paro, la heroína, el sida, los crímenes de ETA, la agitación social y el punk.
La obra repasa su carrera con múltiples datos, anécdotas, análisis de sus discos y declaraciones de sus miembros
Sin nada que ver con el Rock Radikal Vasco (RRV), el grupo, que barajó llamarse Los Grifos y Los Filetes pero se decantó, de casualidad, por el nombre modificado del libro de Juan Ramón Jiménez, sí se aprovechó de la infraestructura que surgió con el movimiento –gaztetxes, radios libres, fanzines...– para darse a conocer desde su primer concierto en el Gautxori de Plentzia, el 17 de febrero de 1990, y su segundo en el concurso Villa de Bilbao.
Con el telón de fondo del escenario del Casco Viejo de Bilbao, el Muga, el Umore Ona y colegas como Sedientos o Flying Rebollos, el cuarteto –“cuatro tipos que éramos cuadrilla”– fue teniendo más y más éxito, desde aquella primera maqueta llamada Burrock’n’Roll a su mala experiencia con el sello Welcome Records y su debut, Voy a acabar borracho, del que ni los músicos tienen hoy un ejemplar, y su fichaje con Dro, a instancias del añorado y también bilbaino One Herrera.
Ahí llegó “el salto de calidad”, con Muy deficiente, un disco con mejor sonido que incluyó la colaboración de su admirado Rosendo, y juntó, sin prejuicios, el hard rock, el blues de Cantalojas y el toque pop de El roce de tu cuerpo. El álbum del despegue, definitivo ya con el siguiente, Vamos tirando y sus más de 30.000 copias vendidas, es analizado tan a fondo como el resto, con Alcaraz recuperando anécdotas, datos y críticas de las canciones.
“Éramos muy divertidos, cuatro chalados”, recuerda Fito, que reconoce que sí, que salían más que puestos en los primeros conciertos, que se sucedían sin descanso. “Era necesidad pura, tenía que ver con lo económico. Queda el recuerdo de que llenábamos pabellones, pero fue más tirando hacia el medio final del grupo. Siempre estábamos pidiendo adelantos”, recoge el libro. Y frente a la necesidad económica aparecía la máxima del cuarteto, su visión del rock “como una forma de vida, de cultura y expresión”, ya que los Platero defendían que “no tenemos que mirar lo que se lleve o no, sino hacer lo nuestro y seguir manteniéndolo”.
El final y un deseo
El éxito; los pabellones llenos tras grabar su directo A pelo, con la melena de Juantxu en portada tomada en el Kafe Antzokia; su amistad personal primero y profesional después con Robe y sus Extremoduro, con quienes salieron de gira conjunta y grabaron el disco Extrechinato y Tú; las anécdotas y cambios de sus últimos discos: Hay poco rock and roll, 7 y Correos; la entrada de Iñaki en Extremoduro “sin renunciar a Platero”; la carrera paralela de Fito con Fitipaldis buscando “más libertad creativa y grabar cualquier cosa que se nos pasara por la cabeza”… Todo está en el libro, como su final abrupto, tras un bolo en Aste Nagusia y dos en La Riviera de Madrid.
El ahora líder de Fitipaldis tira de orgullo como integrante del grupo, pero acota claramente la imposibilidad del añorado regreso
“Fito lo dejó (al grupo) como un tren en vía muerta, no lo hizo bien”, lamenta Juantxu, que soñaba con un concierto de despedida. “Tengo mal recuerdo, no se cerró bien la herida”, explica en el libro el bajista. En el otro extremo, el ahora líder de Fitipaldis tira de orgullo como integrante del grupo, pero acota claramente la imposibilidad del añorado regreso. “Por suerte o por desgracia, yo me identifico con lo que soy ahora, no con lo que fui. Sería una gran mentira”, explica Fito sobre un supuesto regreso antes de asegurar que los Platero existen cada vez que alguien escucha Cigarrito, El roce de tu cuerpo, Tras la barra, Juliette, Alucinante… Clásicos guitarreros que “no inventaron nada”, pero que el cuarteto creó y los fans recibieron “con el corazón”.