“La primera vez que actué sentí una descarga de dopamina en vena brutal”
La actriz murciana Eva Llorach ha recibido el premio Fant de Honor 2025, un festival en el que participa con el corto ‘Ángulo muerto’ y el largometraje ‘El instinto’
Eva Llorach (Murcia, 1970), que trabajaba como administrativa en una empresa familiar, tenía 30 años cuando le propusieron participar en un cortometraje. Con aquel primer papel sintió “una descarga de dopamina en vena brutal” que le hizo estudiar Arte Dramático y plantarse en Madrid para cumplir sus sueños. Diamond Flash le abrió las puertas y su Violeta de Quién te cantará le cambió la vida al ganar en 2019 el premio Goya a actriz revelación y los premios Feroz y José María Forqué a mejor actriz.
Actriz de cine, de teatro, de televisión, escritora...
¿Escritora? No, no, yo no soy escritora. Ojalá, pero me viene muy grande. He escrito un par de cortos. Los móviles nos han quitado mucho tiempo de lectura y estoy intentando leer más. Cuando encuentras un texto bien escrito, tu cerebro explota y piensas ‘¿cómo ha podido decir tantísimo con tan pocas palabras?’. Es algo que me genera una admiración muy grande. En todo caso, amante del cine y actriz.
¿Actriz a secas?
Es una pregunta muy recurrente que me genera muchísima curiosidad: ¿qué te gusta más? ¿Cine, teatro o televisión? Son formas de expresión diferentes pero el trabajo es el mismo.
¿Qué le ocurrió para, con 30 años, dar ese giro tan repentino a su vida para dedicarse a la interpretación?
El trabajo de oficina me hacía profundamente infeliz. Siempre he sido muy cinéfila. Un día me propusieron hacer un corto y mi cuerpo experimentó una descarga de dopamina en vena brutal. Tuve una revelación y me quedé muy enganchada. Hay gente que no lo hace porque es muy duro cambiar de vida por completo pero yo hice caso a lo que estaba sintiendo. Hay que estar un poco loca y tenerlo muy claro porque es muy complicado, pero es un trabajo precioso.
¿Qué le ha dado la interpretación?
Casi todo: una vocación, un reconocimiento a mi trabajo, un objetivo vital... Tiene que ver con una conexión muy íntima con tu ser que no te lo da ninguna otra cosa. Cuando eres actriz de vocación no vas buscando otra cosa más allá de ese momento en el que te pones delante de un texto.
Apostó por una profesión que económicamente no es muy estable cuando tenía la vida resuelta.
Hay algo que está por encima de ti y no piensas todas esas cosas. Si yo hubiera sabido todo lo que sé ahora, la inestabilidad económica, emocional y psicológica que supone, quizás hubiera andado con más pies de plomo. Fui valiente, los tenía bien puestos, pero también había un poco de inconsciencia.
Llegando tan tarde a este mundo, ¿ha sufrido más el edadismo que existe frente a las actrices?
“Hay una creencia de que las mujeres, a partir de los 50, dejamos de ser útiles y el cine no es más que un reflejo de la sociedad”
Muchísimo. Hay una creencia de que las mujeres, a partir de los 50, dejamos de ser útiles y el cine no es más que un reflejo de la sociedad. Tengo amigas que tienen unas vidas interesantísimas que el cine no está reflejando. Sin olvidar que la belleza sigue estando asociada a la juventud: es muy difícil que sintamos que una mujer con arrugas es bella. En el momento en que la expresión artística empiece a reflejar ese otro tipo de físicos podremos ir más allá.
Premio Fant de Honor 2025. ¿Le gusta el cine fantástico?
Estoy muy feliz con el reconocimiento pero también un poco extrañada: nunca he hecho cine fantástico al uso aunque todos mis personajes tienen un terror psicológico muy profundo. No soy público de cine fantástico, de hecho soy muy miedosa y ver una película de terror no es lo que más me apetece, pero ahora mismo hay una generación de directoras que utilizan la fantasía para hablar de temas más profundos y muy interesantes.
¿Cree que se está quitando esa losa de cine de segunda?
Sí, gracias como le decía a esa nueva generación de directoras. Pero el cine palomitero, aunque no gane premios, también es fantástico para disfrutarlo.
¿Cuál es su favorita del género?
La sustancia me gustó muchísimo, Raw, de Julia Ducournau...
¿En cine con palomitas o en casa?
Nunca he hecho palomitas en casa y en el cine creo que tampoco... Intento ir al cine pero también me gusta mucho ver una película en casa. Creo que ambas pueden coexistir.
¿En qué trabaja actualmente?
Ahora mismo estoy en proceso de estrenos. Tengo dos películas por estrenar, una que se llama Islas y otra que es un thriller pero que de momento no tiene nombre. Y estoy, sobre todo, con proyectos personales que tienen que ver con la escritura, como un proceso teatral un poco experimental y performático. El hecho de estar en este festival me ha dado ganas de retomar algunos guiones.
¿Con qué sueña a nivel profesional?
Con hacer personajes que se parezcan a los que veo en el cine y me hacen sentir ‘yo quiero estar ahí’. Nos pasa mucho a los actores. Sueño con hacer personajes que me den la oportunidad de tener un desarrollo emocional, con trabajar en proyectos que me llenen el alma y el corazón.
¿Es mitómana? ¿Hay algún director o directora con los que le gustaría trabajar?
Cuando llegué a Madrid tenía incluso mi lista de directores europeos con los que quería trabajar... No soy una mitómana loca pero hay muchas directoras con las que me gustaría trabajar: Alice Rohrwacher, Coralie Fargeat...
¿Y el teatro?
Ojalá pero es como cuando la vecina de tu madre te dice ‘nena, ¿por qué no te metes en esa serie?’. ‘Claro, cómo no se me había ocurrido... Espera que mañana llamo’. No depende solo de ti: tiene que haber un personaje, hay que pasar una prueba... También hay cosas a las que he dicho que no para ser coherente. Pero tengo plena confianza en que llegarán cosas bonitas.