“Cada vez soy más militante en el combate contra el mal trato al inmigrante”
Un hombre huye de unos neonazis que intentan darle caza y que le hieren con un cuchillo. Esto le pasó a Malcom Treviño, protagonista de la serie ‘Touré’, y es el inicio del nuevo libro de Jon Arretxe
Jon Arretxe (Basauri, 1973) atiende a este periódico tras una intensa mañana dedicada a encuentros en colegios de Galdakao y Usansolo. “No es que me vaya mucho lo de escribir literatura infantil, pero me da bastante de comer”, confiesa al tiempo que reconoce que lo pasa “bien” en estas sesiones. También en las de Bachillerato, donde le suelen citar más por sus novelas sobre Touré, el personaje al que dio vida hace unos 13 años y que tanto le ha dado. “Si sirve a los profesores para sacar temas relacionados con la inmigración y la injusticia social, yo encantado de la vida”, comenta. Hace unos días presentaba en Iruñea Números rojos, la decimoprimera entrega de las peripecias de este detective, chamán, camello, extorsionador y lo que haga falta para sobrevivir.
¿Qué le aportan los encuentros con estudiantes?
No me sorprenden porque ya son muchos años rulando por ahí, pero últimamente soy más militante que nunca en los temas relacionados con la justicia social y contra las ideas de extrema derecha que se están extendiendo. Se maltrata a la gente que está peor y más sufre y estoy muy concienciado con todo esto. Antes escribía más para divertir y vender libros, no era tan consciente de lo que sucedía, pero ahora me doy cuenta de lo importante que es esta labor. Cuando voy a centros de enseñanza les pregunto por las personas que vienen a trabajar y a buscarse la vida y, en un momento dado, siempre les pregunto si creen que vienen a robar. Casi todas las veces hay uno que dice que sí, y ahí es cuando te das cuenta de que estas ideas ultras van calando.
Y alcanzando a gente muy joven.
Cuando salen algunos de estos con esa respuesta, intento meterles en la cabeza el mensaje de que todos hemos sido inmigrantes; que miles de personas de aquí se fueron a Argentina, a Venezuela, a Estados Unidos.... Porque ¿quién tiene hoy ocho apellidos vascos? Casi nadie. Intento hablar de estos temas para que se conciencien, y más en estos tiempos.
Tiempos oscuros.
Y la guinda ha sido la llegada al poder de Trump con el subnormal de Elon Musk. Están expulsando a miles de personas. Que el presidente de Hungría sea un asqueroso es malo, pero ese país no pinta nada. Sin embargo, que esas ideas se extiendan y consigan muchos votos en Italia, España, Francia, Israel... y en Estados Unidos, que es el país más poderoso del mundo, ya es otra cosa. Qué panorama, qué tiempo más difícil, sobre todo para cierta gente.
Publica la decimoprimera entrega de la saga protagonizada por Touré, ¿cuántos años ya?
Son once novelas y metí dos de por medio –La banda de Arruti y la reedición de 7 colores–, así que 13 años.
Ya son viejos amigos.
Sí. He intentado hacer evolucionar al personaje, pero para mal... Al principio era un pobre inocentón, se aprovechaban de él y se dejaba mientras hubiese pasta de por medio. Luego, la vida le ha ido maltratando, se ha ido encabronando, pero mantiene ciertos principios. Creo que eso es lo que le hace tener ese encanto y que los lectores y yo mismo sintamos empatía hacia él. Pero la verdad es que ya no tiene nada que ver con lo que era. Ahora puede ser ladrón, incluso asesino de cierta gente que más o menos se lo merece, pero tiene mucha más malicia y es vengativo. Le ha ido bien a ratos, pero, normalmente, le ha ido mal. Y ahora, en Barcelona, es cuando peor ha estado en su vida. Está más solo y sufre más que nunca. Duerme en la calle... Soy un sádico con el pobre personaje (ríe).
¿Por qué Barcelona?
Casi todas las novelas de Touré se sitúan en grandes ciudades o, por lo menos, ciudades con barrios marginales. Conozco bien Vitoria y Pamplona, pero son más bien pueblos grandes, con sus bolsas de pobreza, pero no tienen un barrio como el de San Francisco de Bilbao. Ya ubiqué una novela en Madrid, otra en París y me quedaba Barcelona, que tiene el Raval y otras zonas tremendas.
‘Mañas de lagarto’, la anterior, la ubicó en Las Palmas como homenaje a Alexis Ravelo. De hecho, Touré se cruza con Eladio Monroy, su personaje fetiche.
Toda la novela es un homenaje a Alexis. De hecho, hay un personaje, Lagarto de Escaleritas, que es el que mete a Touré en el espectáculo de lucha canaria, coreana, senegalesa..., y es él físicamente y en su manera de ver las cosas.
¿Se instaló en el Raval para escribir ‘Números rojos’?
Hice unas cuatro visitas, estaba una semanita cada vez y me alojaba en una pensión de mala muerte del Raval, San Ramón, que aparece en la novela. De casualidad está situada encima de una plazoleta en la que se ven todo tipo de personajes, junto al ambulatorio de Urgencias. También he metido a uno de ellos en la historia, un yonki pasadísimo, con sus rastas. Acostumbraba a tocarle los huevos a la gente, y un día se acercó a una familia gitana y le dieron unas hostias que yo pensaba que lo habían matado. Luego, unos camareros pakistanís lo arrastraron por las patas y lo dejaron ahí tirado, al solazo. De verdad que creía que estaba muerto, pero no, resucitó y se fue.
En esta peripecia, se nota a Touré muy solo y cansado, como sin esperanza.
Lo está. No puede volver a África. Su mujer y sus hijos no quieren saber nada de él. Su amiga Sakené está en la cárcel y sus amigos han huido. Está más hecho polvo que nunca.
¿Habrá novela número 12?
Pues ya veremos. Nunca se sabe.
Este personaje le ha dado mucho.
Muchísimo. Y le he cogido mucho cariño a él y a lo que representa. No sé cómo le hago sufrir tanto...
También aprovecha esta novela para reírse de sí mismo y de los egos del mundo de la literatura.
Sí, siempre había querido hablar de este tema, y criticarlo. Los escritores somos la leche, súper vanidosos, egoístas... Yo, yo, yo y mi libro....
Hay otros homenajes, como a Negra y Criminal, por ejemplo.
Sí, todo el mundo que se dedica a esto sabe que la librería Negra y Criminal estaba en la calle de la Sal, número 5. También he querido homenajear a las ONG y voluntarios que curran ayudando a la gente más necesitada.
Pasado un tiempo ya del estreno de la serie ‘Detective Touré’, ¿qué diría que ha significado esta experiencia?
Ha sido una experiencia inigualable. Aquí mis novelas ya eran conocidas, pero la repercusión que te da el audiovisual es impresionante. Hay gente que ha visto la serie y luego ha leído alguna de las novelas, y eso a mí me va muy bien. Es que la vieron un millón de personas de media en TVE. Y en Netflix también. Aparte de eso, me gusta que le ha hecho un poco de justicia al barrio de San Francisco. Se ha filmado toda allí y eso ha sido importante para mí. Es un barrio estigmatizado y no estaría mal que ahora haya gente para conocerlo.