“Por encima de todo soy dibujante, soy el eterno dibujante bilbaino, nacido en San Sebastián”, se definía Juan Carlos Eguillor. El dibujante que mejor retrató Bilbao fallecía en 2011 en Madrid a la edad de 64 años. Entre el gran público era conocido por sus ilustraciones y tiras cómicas en diferentes publicaciones, pero además cultivó otras facetas como historietista, humorista gráfico y portadista.

Eguillor siempre fue un artista inquieto, pionero en casi todas las disciplinas que cultivó. Cuando se pensaba que los cómics estaban solo reservados para niños y adolescentes, él los elevó a la categoría de arte para adultos. En 1980 comenzó a trabajar con fotocopiadoras y a fijarse en las posibilidades del videoarte. Su primera obra de este tipo fue Bilbao la Muerte aunque la más conocida fue Menina, exhibida en el Museo Reina Sofía en 1986. Esta obra, generada exclusivamente por ordenador, está considerada como la primera de este tipo en el Estado.

Su fascinación por Bilbao le acompañó toda su vida. “Bilbao es la ciudad que más me gusta en el mundo”, solía decir. “Mi capacidad de asombro con Bilbao no se ha sentido nunca colmada. Paseo mucho por sus calles, y siempre me producen sensaciones nuevas, lo que es muy estimulante para un artista”.

Una fascinación que también ha sido recíproca. Bilbao ahora le recuerda con una gran exposición que inaugura la programación artística de la reformada Sala Rekalde. Más de 1.000 obras permiten al espectador realizar un recorrido por la obra de este polifacético artista, lo que la convierte en una de las muestras más completas realizadas hasta la fecha de Eguillor en una sala de arte.

Laberinto

“Bajo el título de Laberinto, la exposición rinde homenaje a este artista vasco, cuya obra ha sido clave en el desarrollo del arte contemporáneo. La muestra ha sido posible gracias al trabajo de investigación realizado por Garikoitz Fraga, que ha conseguido reunir además algunas piezas que no se habían mostrado antes”, ha explicado esta mañana en la presentación la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Leixuri Arrizabalaga. La diputada ha estado acompañada también por Alicia Fernández, directora de la Sala Rekalde, dependiente de la Diputación.

Garikoitz Fraga ha buscado el material en las muchas publicaciones en las que colaboró Juan Carlos Eguillor, recabando vídeos perdidos y en especial ha clasificado los miles de dibujos y numerosos cuadernos recogidos en su casa, muchos de los cuales habían sido custodiados por la familia Gaztanbide y después por el Koldo Mitxelena de Donostia.

Según ha explicado el comisario, a los 16 años Eguillor ya sorprendía a sus compañeros del colegio Marianistas de Gasteiz con sus dibujos y cuentos de viejas borrachas. Allí editó con sus amigos el fanzine Oscar y montaron una obra de teatro para vampiros. El 1966, el diario Hierro ya publicaba sus dibujos humorísticos.

Personajes de la cultura bilbaina

Durante los años 70 continuó haciendo historietas para revistas y periódicos. De su irónico sentido de entender la vida nacieron personajes tan bilbainos como Miss Martiartu o Mari Aguirre, El hombre del paraguas, La Abuelita o Los Potolos. que protagonizaron viñetas “botxeras”, convertidos ya en elementos indiscutibles de la cultura bilbaina. A él le debemos también el cartel de aquella primera Aste Nagusia de 1978. Su capacidad de invención jamás tuvo límite. En cierta ocasión convirtió la fuente de la plaza Elíptica en un ovni que acudía en auxilio de… ¡los P a s a j e ros de la felicidad, programa radiofónico de José Antonio Cayón.

En la exposición también se exponen los libros infantiles que ilustró en los 80 en colaboración con autores como Bernardo Atxaga y Carmen Martín Gaite, además de cómics como Cuentos de la Abuelita y Potolos.

Se ha incluido también una sección dedicada a Euskadi, con asuntos de la época como la construcción del Guggenheim y del Metro de Bilbao, la reindustrialización de la Margen Izquierda o el crispado ambiente político que se vivía en puertas de las elecciones generales de 1996.

En su vídeo Bilbao, la muerte recrea mediante maquetas y dibujos los distintos estados de ánimo que le inspiraba la ciudad de Bilbao. En los años 90, surgió su personaje Max Bilbao, su alter ego. 

Esta interesante exposición se puede visitar hasta el 28 de septiembre.