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Anakoz Merikaetxebarria: “Sueño con llevar un musical de mi vida al Arriaga y sé que llegará”

El joven artista bilbaino presenta hoy ‘Soy Anakoz’, su primera canción propia, en una gala con otras 17 estrellas invitadas entre las que están La Otxoa y Serafín

Anakoz Merikaetxebarria: “Sueño con llevar un musical de mi vida al Arriaga y sé que llegará”Cedida

La de hoy no será una actuación más para Anakoz Merikaetxebarria. El joven transformista bilbaino, que en sus espectáculos pone voz en vivo a versiones de temas de música disco, soul y hasta cuplés, presenta en Bilborock (19.00 h.) su primera canción propia: 'Soy Anakoz'. Compuesta por el productor musical Luis Uraga, se trata de una “carta de presentación” de una nueva etapa en la carrera del artista. Ya están agotadas las entradas para una gala en la que estará acompañado de otras 17 estrellas invitadas, entre ellas referentes absolutos del género en el Botxo como José Antonio Nielfa La Otxoa o Serafín.

¿Cuantos años lleva en esto del transformismo?

Empecé con 19 años en el musical Toxic Cabaret que se hizo en Bilbao. Estuve un año, pero lo dejé. Pasé los nueve siguientes trabajando como peluquero y estilista y llevando el equipo de caracterización del Teatro Arriaga. Pero a los 28 regresé y hasta ahora, que tengo 32, estoy sin parar.

¿Le ha costado mucho llegar a una cita como la de esta tarde?

Ha costado, porque creo que si hubiese llegado antes yo no habría estado preparado ni psicológicamente ni como artista para afrontar todo lo del domingo y lo que viene después. No lo habría sabido llevar por mis miedos y mis inseguridades. A día de hoy, conozco tan bien mi versión actual que todo lo que estoy haciendo lo hago con amor, pasión, confianza y fuerza para sacar algo adelante.

Presenta su primera canción de repertorio propio: ‘Soy Anakoz’.

Sí, está producida y compuesta por Luis Uraga. Él se puso en contacto conmigo y me dijo: tengo una canción para ti. Quedamos y cuando me la puso me di cuenta de que representaba a la perfección mi yo de ahora.

El título ya hace intuir que es una especie de desnudo integral a nivel personal.

Sí, en la canción hay una mezcla que se va a ver aún de forma más clara en el videoclip. Se muestra la persona y el artista. La canción va pasando por etapas y contando lo que es mi vida a través de un musical, que es lo que yo quería hacer como carta de presentación. No quería un tema dance o reguetonero, sino una canción de presentación para empezar esta nueva etapa y afrontar lo que viene, que bien puede ser el musical de mi vida, un cabaret que ya está montándose con otras artistas o varias producciones que están en camino, incluida una gira. La canción es muy bailable, muy pegadiza y explica lo que es mi vida.

¿Qué suponen para usted figuras como las de La Otxoa o Serafín, que le acompañarán en la gala?

Para mí son referentes, profesores. Gente que ha luchado de verdad. Porque ellos sí que han sufrido y lo han tenido muy difícil. Nos han abierto un camino para que sus hostias de ayer sean hoy en día nuestros maquillajes y los podamos llevar bien alto. El drag no se ha inventado por un programa de televisión como Drag Race, el transformismo existe desde el año de la polka.

“La Otxoa y Serafín son referentes. Han abierto un camino para que sus hostias de ayer sean hoy en día nuestros maquillajes”

Ya vemos que el transformismo tiene una larga tradición en Bilbao. Pero, ¿tiene el espacio que se merece en la ciudad?

No. Somos artistas que llenamos y a las que nos viene a ver mucha gente, pero no tenemos ayudas ni facilidades a la hora de poder pagarnos el alquiler de un teatro, ni de exhibir proyectos ni de obtener visibilidad. Hay muy pocos bares donde se pueda actuar. He estado encantado de estar actuando un año entero en un bar de Bilbao todos los viernes o en Factory Party, del Hotel Barceló, pero hay muy pocos sitios para todo el talento que hay en Bilbao. Es una pena porque antiguamente estaba el Garden, el Tifanny’s, el Key, La Bola de Cristal, el Heaven… Pero ahora mismo no hay.

Creo que tienen ya una segunda canción entre manos.

Está escrita y grabada, también de la mano de Luis Uraga. Es muy bailable, sigue marcando la carrera de este nuevo Anakoz. Ojalá pueda ver la luz en julio o estrenarla en Aste Nagusia.

¿Habrá algún día un álbum con canciones propias?

Hoy en día, habiendo plataformas on line, me parece complicado. No descarto ampliar el repertorio hasta tener cinco o seis canciones propias, pero lo que a mí me llena es el mundo del teatro y del musical y es por donde me quiero guiar.

¿No le apetece salir al escenario sin transformarse en una diva?

He salido más de una vez, por eso digo que no me considero una drag queen al uso, sino un transformista, un maestro de ceremonias… La canción que a mí me dio visibilidad fue Soy como Soy, una versión de una canción de Donna Summer. Cuando la canté en Aste Nagusia, en la Pérgola, me desnudé encima del escenario, quitándome la ropa, la peluca y mostrando quién se escondía debajo del personaje, la verdadera persona. Es un hit que ha ido girando por todos los teatros y los locales en los que yo he actuado, porque somos personas, no somos ni objetos ni productos.

¿Se imagina cantando algún día en el Arriaga con un espectáculo propio, en aquel teatro en el que trabajo como maquillador y peluquero?

Hace unos años, hubo una persona que me dijo: Te iré a ver algún día cuando estrenes en el Teatro Arriaga y estaré en primera fila aplaudiéndote. Ese fue mi aita antes de fallecer. Y añadió: Te has ido a la parte trasera y has estado allí muchos años, pero te llegará el momento de volver a la parte delantera. Y en cuanto falleció aita, al de dos años sonó el teléfono y volví a la parte delantera. Uno de los sueños por cumplir es llevar un musical de mi vida al Teatro Arriaga y sé que llegará. Todo lo que me propongo, me cueste lo que me cueste, lo consigo, porque soy una persona muy exigente y muy luchadora.

¿Hay nervios de cara a la gala?

Sí, son nervios bonitos, emociones encontradas, ese cosquilleo que nos corre por el cuerpo antes de salir a escena. El día que no sea así será el momento de bajarme de las tablas y volver al cepillo y al secador.