Miguel de Cervantes era negociante, al igual que sus abuelos y padres, un “bróker aficionado a escribir”, según afirma el investigador Javier Escudero, porque dejó de ser soldado en 1581, lo que quiere decir que la mayor parte de su vida no lo fue, sino que intentó, primero, alcanzar “el sueño americano” y ser corregidor, y desde 1599 hasta su muerte fue hombre de negocios. Coincidiendo con la publicación de su último libro, Eso no estaba en mi libro de Miguel de Cervantes (Almuzara), Escudero, doctor en Humanidades, archivero de profesión y experto cervantino explica que sobre Miguel de Cervantes se han escrito muchas biografías pero casi todas cuentan “los mismos mantras” relacionados con su cautiverio o su etapa de soldado, cuando lo importante es saber si su vida influyó en su literatura.

“Yo creo que sí, que la familia, y sus amigos, sobre todo, y enemigos, y también el lugar geográfico influyen muchísimo en su narrativa, más de lo que se ha dicho hasta ahora”, subraya. Escudero enfoca la biografía del escritor no cronológicamente, como suele hacerse, sino temáticamente con un objetivo claro: “Lo interesante es qué hay de Cervantes en su narrativa, qué se puede encontrar, documentalmente, de él que esté en su obra”.

Uno de los retratos existentes de Cervantes.

Uno de los retratos existentes de Cervantes.

En su libro, coteja todo lo que se conoce sobre Cervantes ya que “lo que más sorprende es lo mucho que se sabe de Cervantes pero, en verdad, lo poco que se sabe, porque realmente casi todo está mitificado y gran cantidad de cosas sobre él que creemos que son ciertas no están documentadas”, agrega. “Lo que yo defiendo es que Cervantes es lo que llamo bróker que escribe”, señala, porque dejó de ser soldado en 1581 y después intentó ser corregidor, o sea, alcanzar “el sueño americano”, y desde 1599 hasta su muerte (1616) fue un hombre de negocios.

Apoyado en miles de documentos del siglo XVI que ha localizado en decenas de archivos revisados en estas dos últimas décadas, Escudero propone en su libro acercarse a Cervantes y reentenderle para ser más fiel a la realidad de un hombre del que se ha estudiado mucho a sus enemigos (en especial Lope de Vega y su entorno) pero “no tanto” la influencia de sus amigos. Estos amigos variaron según cambiaba de lugar de residencia y de trabajo, como suele ocurrir, pero tienen tres características: son mercaderes y banqueros genoveses, vinculados al teatro y la poesía y “casi todos” nobles venidos a menos que tenían negocios.

De hecho, el investigador ha comprobado que “la mayor parte de las novelas de Cervantes están plagadas de personajes de su entorno. Son amigos, conocidos, vecinos, familiares o enemigos”; en resumen, personajes anónimos que Javier Escudero ya ha rescatado en libros anteriores. Otras cuestiones que aborda en el libro son si Cervantes era judeoconverso, erasmista o hereje, respecto a lo cual Escudero subraya que lo realmente cierto es su interés por “los personajes de frontera”, los que cambian de religión ya sea de cristiano a musulmán o de judío a gentil o de católico a hereje o viceversa.