Hace unos meses, cuando publicaron su último trabajo y anunciaron la gira de salas, ya tenían pensada esta gira por teatros. ¿De dónde viene la idea?
Al plantear la gira general de 2024 ya teníamos la idea de terminar de forma distinta. Empezamos en salas, que pasamos por la Tótem, y luego hicimos conciertos en abierto, que estuvimos en Alsasua. Normalmente hubiésemos vuelto a salas para acabar, pero esta vez hemos querido que fuese diferente. Vamos a hacer unos conciertos por teatros bajo el título Suavemente me mata con su canción, en los que vamos a retomar los temas más lentos, más teatrales, más cabareteros de Doctor Deseo.
Entonces no es una gira como tal, sino un final de gira, ¿no?
Es un final de gira, sí. Terminaremos con dos fechas en el Teatro Arriaga de Bilbao, que ya está todo vendido, y ahí acabará la gira de este año. Hemos hecho un trabajo muy especial de luces, de escena, cambios de imágenes, proyecciones, humos… Es algo radicalmente distinto a la gira normal, que es más cañera, mientras que aquí prima la intensidad y la teatralidad del grupo. Los conciertos al aire libre están muy bien, pero hay canciones que suelen quedar fuera de los repertorios y que ahora vamos a recuperar. Hay alguna que llevábamos quince años sin tocar en directo.
Doctor Deseo es un grupo poliédrico: tiene la cara de las canciones cañeras, la de las canciones en euskera, la de las canciones más dramáticas…
Eso pretendemos, la verdad. Llevamos un tiempo sobre el escenario y eso nos permite tantear muchos territorios. En este caso, va a ser algo muy especial. Hace como dieciséis años hicimos un proyecto similar, Metamorfosis (básicamente lento), que se grabó. Ahora cogemos parte de aquello y queremos elevarlo a otra categoría, porque actualmente hay otros medios, trabajamos de otra manera. Planteamos una visión muy onírica de las canciones. Hasta ahora hemos hecho un par de conciertos, este domingo estuvimos en el Victoria Eugenia, que también se llenó, y la respuesta del público fue muy buena. Queda feo que lo diga yo, pero estamos haciendo algo único y de mucho nivel.
¿El público que acude a los teatros es el mismo que el de las salas?
En general, creo que es el mismo. Tenemos un público muy variopinto, de generaciones distintas. Puede haber algún marciano que sea seguidor de los teatros y que aparezca porque le llame la atención esta propuesta, pero en general es el público de Doctor Deseo.
Imagino que la preparación de los conciertos sí habrá sido totalmente distinta.
Sí. Estos conciertos nos han supuesto muchos más ensayos que la gira de salas y exteriores. Nos lo hemos currado mucho para transformar las canciones, que tengan una coherencia general. Trabajamos con tres mujeres: la actriz navarra Maitane Goñi, que hace de maestra de ceremonias y lo borda; está también Aiora Rentería, la cantante de Zea Mays, que está haciendo toda la gira con nosotros; y está Itziar Sánchez, una trapecista, que es la bailarina de aéreos y hace unas cosas increíbles.
En realidad, Doctor Deseo siempre ha cuidado mucho el elemento escénico, siguiendo esa tradición del rock de Bowie, la Velvet…
Siempre hemos pensado que en nuestros conciertos se pueden utilizar todos los sentidos, no solo el oído. Esto siempre ha sido así, y más en los teatros. Siempre nos ha gustado esta parte escénica; si haces algo, hazlo bien. No es solo música, hay un elemento visual; es un ritual contemporáneo sonde se generan emociones muy intensas.
Otra cosa que les ha gustado siempre es romper la cuarta pared.
Sí, está claro. No habrá pared. Da gusto en los teatros, porque tenemos preparada la iluminación para que en un momento dado se ilumine al público. Yo estaré arriba y abajo. Eso está muy bien, he descubierto lo bien que se ve todo desde abajo. A veces, desde arriba no te enteras bien de cómo queda el espectáculo. Me encanta bajar, no solo por estar cerca del público, sino también para ver el concierto desde abajo.
Claro, es que usted nunca ha visto un concierto de Doctor Deseo desde abajo…
(Risas) Es verdad… Está muy bien, sí. Además, así no veo al cantante, que no lo aguanto (risas).
Y hablando del cantante: ¿cuánto hay de persona y cuánto de personaje en el Francis que sube al escenario?
A mí me gusta mucho transformarme antes de la actuación, como un travesti o un actor. Me pinto, me maquillo, me tomo un tiempo para respirar, me doy un abrazo con el grupo… Dejo mi ego en el camerino y así, cuando estoy en el escenario, pueden suceder cosas que ni yo mismo imagino. Hay veces que veo imágenes y no me reconozco, y eso me encanta: que el personaje desborde a la persona, que en el escenario puedan ocurrir cosas inesperadas, superiores a lo que soy yo como persona. Un concierto es la suma de muchas cosas: música, luces, sonido, público… Una energía que mueve emociones y hace que salgas distinto de allí.
El otro día le expliqué a una amiga la historia de su canción ‘Abrázame’, que fueron las últimas palabras que le dijo Eskroto la noche que se quitó la vida, y se quedó impresionada, la canción tomó otra dimensión para ella. Tocar en teatros permite también explicar ese tipo de cosas, no sé si suelen hacerlo.
Sí, sí que lo hacemos. No en todas, pero en algunas, sí. En concreto, Abrázame no tiene solo esa relación con Navarra por medio de Eskroto, que es como surgió; nos ha llegado a través de nuestra página un mensaje de un psicólogo que trabaja en una asociación allí, en Iruñea, que apoya a familias que han tenido algún miembro que se ha suicidado, y precisamente para ellos y para Eskroto estará dedicada esta canción. Hacemos una especie de prólogo, no para que la gente se ponga triste… Nunca hemos hecho canciones para que la gente se ponga triste, sino para tener cauces por donde exorcizar la tristeza. Esta es la base de las grandes músicas: el flamenco, el blues… Hacemos canciones para sacar la tristeza fuera.
Es curioso cómo nos gusta regodearnos en las canciones tristes y cómo estas acaban curándonos.
Exactamente, esa es la idea. Que la tristeza no se nos quede dentro, esa es una de las funciones de la música. La música puede servir para muchas cosas: para acompañarte, para divertirte, para rebelarte, para gritar… y para sacar fuera la tristeza, por supuesto.
Decíamos que estos conciertos recuerdan al proyecto ‘Metamorfosis’, de dónde salió un disco. ¿Hay planes para grabar estos conciertos y publicarlo posteriormente?
Los vamos a grabar, pero va a ser para utilizar las imágenes, que son preciosas, en el siguiente disco. Un disco como el Metamorfosis, no, eso ya lo hicimos. Será algo distinto.
Y después, como acostumbran, volverán a desaparecer de la vida pública hasta que regresen con nuevos proyectos.
Sí, tendremos que almacenar fuerzas. En 2026 cumplimos cuarenta años como grupo y queremos preparar algo diferente, una celebración como Dios manda.