Junto con David Bowie, Bryan Ferry, quien fuera líder de Roxy Music, ha sido uno de los dandies e iconos del pop y el rock más elegante, el de corbata, pajarita y traje en lugar de vaqueros, camiseta y chupa de cuero. El recopilatorio Retrospective: Selected Recordings 1973–2023 (BMG) agrupa 50 años de su carrera en solitario en varios formatos, incluida una caja de lujo en la que se agrupa una obra dispar, entre el jazz, la disco music, el pop, el r&b, el soul y el art rock, que se nutre de temas propios, versiones, rarezas y algún inédito.
Hasta 81 canciones, en torno a cinco horas y media de duración, incluye este lanzamiento de lujo que ofrece también la posibilidad de disfrutar en formato reducido, en CD y doble vinilo, con una selección de la obra de un artista que personificó el art rock, el glamour, el glam y la elegancia a través de su impresionante presencia física y su voz desde que se diera a conocer al frente del grupo Roxy Music.
Estudió Bellas Artes, trabajó en una sastrería en su juventud y siempre se interesó por la moda y la imagen, así que no debería extrañar que Ferry sea el dueño de un guardarropa personal que puede competir con el fondo de armario de cualquier franquicia de venta que busques en Euskadi.
Nadie como él proyecta la palabra gentleman en el mundo del pop y del rock, al que accedió en 1972 al fundar Roxy Music.
Avalon, Do the strand, More than this, Virginia plain o Editions of you son solo algunos de los clásicos grabados por los Roxy en apenas una década de vida, entre inicios de los 70 y los 80. Con solo ocho discos de estudio se convirtió en una de las bandas más influyentes y estimulantes que ha dado la música popular en el último medio siglo. Junto a Ferry, Comendador de la Orden del Imperio Británico desde 2011, aparecía el teclista Brian Eno. Su colisión de personalidades, gustos y genio ofreció unos primeros discos repletos de art–rock, pop y glam hasta su deriva posterior al pop.
En solitario
La antología agrupa los 50 años en solitario de Ferry, desde que debutó en 1973, todavía en el seno de los Roxy, hasta 2023, cuando firmó Star, un tema de electrónica oscura en colaboración con Trent Reznor, de Nine Inch Nails, perfecta para una discoteca post apocalíptica. La caja se divide en cinco etapas, siendo la primera la de 20 de sus éxitos, de su versiones de venerado Dylan a ritmo de rock country y soul a sus querencias por estándares como As Time Goes By, sin olvidar sus guiños al r&b, en el caso de Smoke Gets in your Eyes, la new wave en Sign of the Times, la elegancia disco en Don’t Stop the Dance y la sexy Slave to love o a curiosidades como su ralentizada versión de Johnny & Mary, de Robert Palmer.
El segundo disco incluye el período 1977–2014 y muestra cómo evolucionó su oficio como compositor a través de temas propios exclusivamente, del conocido Boys and Girls al orquestal Tokyo Joe y el soul lujoso y etéreo Chain Reaction, pasando por el precioso I Thought, a ritmo de vals compartido con Brian Eno o el baile con percusión étnica de Limbo. La tercera pieza se centra en sus seductoras versiones, que van de Dylan de nuevo a Otis Redding, la Velvet, Everly Brothers, Ike & Tina Turner, algún estándar y el mítico Song to the Siren, de Jeff Buckley, popularizado en los 80 a través de This Mortal Coin.
El cuarto álbum se denomina The Bryan Ferry Orchestra y explora proyecto conceptual que el protagonista comenzó con el disco The Jazz Age, en 2012, reinventando la música de su propio repertorio como si hubiera sido grabada nueve décadas antes por uno de los grandes combos del jazz pionero.
Su contenido, totalmente instrumental, sin la voz del británico, resulta muy curioso y alterna revisiones en clave swing de temas propios o de Roxy como Love is the Drug, Virginia Plain o Avalon, junto a clásicos recientes como Back To Black, de Amy Winehouse.
Y el cierre lo marcan sus caras B, extras, tomas descartadas y piezas sacadas de antologías y discos tributo. De su visión de Mother Of Pearl de Roxy, con coros de Ronnie Spector, a Don’t Be Cruel, de Elvis, con su guitarrista original, Scotty Moore, o el Whatever Gets You Thru The Night, de Lennon. Destacan también su visión de Crazy Love, de Van Morrison; el guiño a Shakespeare de Sonnet 18 y la canción marinera tradicional Lowlands Low, del disco de piratas Rogue’s Gallery, con coros de Anonhni y el violín del Bad Seed Warren Ellis.
En definitiva, una retrospectiva necesaria y prolija en contenido y estilos que confirma la versatilidad de un compositor e intérprete voraz y con el marchamo de la elegancia como bandera.