Bruce Springsteen se ha tomado un descanso de los escenarios, pero celebra el lunes 23 de septiembre su 75 cumpleaños inmerso en una gira que se reanudará a finales de octubre en varias localidades de Canadá y que pasará también por Nueva York. Además, ya tiene fechas cerradas para 2025, concretamente en Marsella y Milán, para cumplir con tres citas que problemas de salud le obligaron a cancelar hace unos meses, y no olvidemos que el veterano rockero ha confirmado recientemente que no se retira, lo que algunos han querido ligar a la posibilidad de extender los conciertos a Europa, con posible visita a Euskadi el mes de mayo.

Con la muerte sobrevolando desde hace tiempo a amigos y familiares, y con problemas de salud que afectan al último gran exponente vivo del rock en las últimas décadas y a su propia pareja, Patti Scialfa, vamos a celebrar el cumpleaños del de New Jersey con algunas de sus canciones menos conocidas, esas que han opacado himnos para varias generaciones como Dancing in the Dark, Born to Run, Jungleland, Because the Night, Born in the USA o Hungry Heart.

1. MEETING ACROSS THE RIVER

Es el tema menos popular del disco de su consagración, Born to Run (1975). Particular mezcla de jazz y ese cine negro que tanto gusta a Bruce, cuenta con la participación especial y protagonista de dos instrumentistas ajenos a su banda: el trompetista Randy Brecker, cuyo sonido evoca a Miles Davies en la banda sonora compuesta para una película de Louis Malle, y el contrabajista Richard Davis, quien había trabajado con Van Morrison en un disco adorado por Sprinsgteen, Astral Weeks.

El tema cuenta la historia de unos gángteres de medio medio pelo que se trasladan de Nueva Jersey a Nueva York para cerrar una operación delictiva, presumiblemente relacionada con las drogas. El final lo deja claro. Si la cosa sale bien, le va a tirar la pasta sobre la cama para que ella –la mujer que no aparece en la canción– vea que el tipo va en serio. Solo la interpretado 71 veces en vivo en 49 años, la última el pasado día 15 en Asbury Park.

2. Factory

Es un tema escondido de Darkness on the Edge of Town (1978), pero uno de los más autobiográficos de toda su obra, además de uno de los muchos donde aparece la figura paterna, con la que peleó durante toda su adolescencia y juventud. Aunque en su primera letra se refería a la muerte de Elvis, Factory es una incursión en la vida del Bruce juvenil y la de su aita, que tuvo múltiples empleos y fue operario en varias fábricas y cadenas de montaje.

La canción habla de los sacrificios de los trabajadores que madrugan, viven al son de una sirena y entierran sus vidas en fábricas que acaban provocando que “lleven la muerte en la mirada”. Por cierto, Lucinda Williams ha realizado una sobria pero fantástica versión del tema.

3. My Father´s House

Está incluida en Nebraska, el disco acústico que grabó en su por entonces estudio casero y portátil con apenas un micrófono, voz y poco más que una guitarra acústica en 1982. Fue su primer disco sin su magnífica The E Street Band. Surgió de una indagación en su infancia, de la lectura de novelas negras, de los relatos góticos de Flannery O´Coonor, de su conocimiento de varios veteranos de la guerra de Vietnam y de su pasión por los músicos folk, del padre de todos, Woody Guthrie, a Hank Williams y Bob Dylan.

En el descarnado Nebraska, se encuentra My Father´s House, otro regreso a su infancia y a los problemas con su progenitor. El protagonista de la canción narra un sueño en el que regresa a la casa de su padre, para reconciliarse con él, pero él ya no vive allí. Por lo tanto, no queda otra que vivir con sus pecados y expiar la culpa compartida de la incomprensión familiar. Por suerte, en la vida real y al final de la existencia de su padre, Springsteen pudo arreglar las cosas con él.

4. Where the Bands Are

Es una de las decenas de sus canciones que han permanecido inéditas durante muchos años, esta desde que se grabara en las sesiones de estudio de The River (1980). Finalmente, se publicó en el recopilatorio de inéditos Tracks, que salió a la venta en 1998, y es un rock´n´roll frenético, directo y vigoroso. Una canción dejada en un cajón casi 20 años y por la que muchos músicos matarían.

Solo con parte de su banda –Steve Van Zandt a la guitarra, Clarence Clemons al saxofón, Gary Tallent al bajo y Max Weinberg a la batería–, Springsteen grabó esta oda al rock y a sus bandas. “Quiero estar donde están ellas”, aúlla el músico entre la electricidad desbordante, dos imparables solos de saxo y guitarra, y unos coros contagiosos. La ha tocado poquísimo en vivo, solo en la primera década de este siglo XXI, pero resulta arrebatadora. Loquillo solía pincharla como calentamiento antes de salir al escenario.

5. New York City Serenade

Cerramos con la obra maestra que daba carpetazo a su segundo disco, The Wild, The Innocent & The E Street Shuffle, de 1973, y que era fruto de la unión de dos temas previos: Vibes Man y New York City Song. Cuenta con una impresionante introducción de ambiente jazzístico donde se cruzaban la guitarra de Bruce con el maravilloso piano de David Sancious en la grabación original (Roy Bittan no estaba en la banda aún). Cuenta la historia de un pequeño maleante y su novia, una prostituta con la que intenta dar un golpe en Manhattan. Una canción, una elegía, una sinfonía callejera sobre las escapadas románticas, las ilusiones y los sueños.