No han sido puntuales. Su debut estaba previsto a las 18.30, pero los Karavana –trío conformado por Gonzalo Boatas (voz y guitarra), Emilio Soriano (bajo) y Jaime Sánchez (batería)– se han subido al escenario Txiki al filo de las siete de la tarde. Noha importado. El centenar de personas allí congregadas ha recibido a la formación indie entre ovaciones. “¡Aupa Bilbao!”, ha vociferado Gonzalo. “Hemos venido aquí a pasarlo de puta madre y a disfrutar, y si os parece una mierda nos da igual”, ha espetado, socarrón, divertido, al público. La declaración de intenciones sintetiza bien lo que ha sido el estreno de la banda en la montaña: un ejercicio de pop-rock espídico, luminoso, vitalista y muy macarra que ha entusiasmado al centenar (largo) de asistentes.

El ascenso de Karavana, que, según ha declarado el propio vocalista, “nació para tocar en el BBK (objetivo cumplido) ha sido meteórico. Formaron la banda en plena pandemia con el único objetivo de divertirse y se nota cuando pisan escenario. Cuatro años después, acumulan millones de escuchas en el streaming Spotify y se han convertido en invitados imprescindibles en el circuito festivalero estatal. De hecho, el próximo jueves recalarán en Benicassim para subirse a uno de los escenarios del Fib y no pararán de girar por toda la península hasta bien entrado el mes de octubre. 

Un concierto ligero, divertido y macarra

Hoy, en la cita de Bilbao, han ofrecido una selección de los temas que conforman su discografía, siempre a caballo entre el rock de garaje y el pop-rock vitamínico y vacilón. Eso sí, en su último capítulo, el EP ¿Quién quiere más?, los Karavana se aventuran en el terreno de la electrónica. Ejemplo de este coqueteo con los sintetizadores es el sencillo homónimo, que encabeza el disco y ha sonado con fuerza en el escenario Txiki. En este nuevo trabajo la banda madrileña –porque se formó en Madrid, aunque sus integrantes son gallegos y andaluces– exhibe una madurez sonora y reflexiona sobre el futuro, la vida y aborda, con algo de sorna, temas como el consumo de drogas.

Con temas como, Qué bien los dos han hecho gala de sus característica guitarra sucia y la distorsión se hizo notar en Resaca pop –con la que el público se ha desgañitado–. ¡Y cómo no! En un bolo es imposible que Karavana no reivindiquen a los Strokes y amenacen con saltar por la ventana “si pones a C Tangana”. El sencillo Strokes, puro pop-rock que puso a bailar a los melómanos de la montaña. Aunque parecen odiar profundamente al autor de El Madrileño, Bad Bunny no les suscita tanta antipatía, ya que le dedican una versión punki de su hitazo Titi me preguntó plagada de guitarras que bien podrían ser parte de cualquier canción de The Vaccines. La marabunta ha gozado de lo lindo. Y los Karavana con ellos. En la hora larga que ha durado la actuación, no han dejado de botar en ningún momento.