Los cien años de Kafka, autor de una obra de todos y de nadie
Su muerte temprana, por una tuberculosis, lo libró de vivir el destino de millones de judíos centroeuropeos
El centenario de la muerte de Franz Kafka, que se cumplió ayer lunes, ha suscitado a lo largo de todo el año una serie de publicaciones y actos que reconstruyen la vida y la obra de uno de los escritores más emblemáticos de la lengua alemana y que también vuelve a la pregunta recurrente de a quién pertenece la obra del autor de El proceso.
En Kafka, la serie de televisión de la Primera Cadena de la Televisión Alemana (ARD) con libreto del novelista austriaco Daniel Kehlman y asesoría del biógrafo del escritor Rainer Stach, hay una escena en la que Max Brod, amigo y albacea del escritor, deja precipitadamente la entonces Checoslovaquia después de la invasión nazi. En la frontera su equipaje es registrado y los guardias de fronteras se burlan de unos manuscritos. Brod partía hacia el exilio. La herencia de Kafka también se iba con él hacia el exilio, a Palestina. A la serie se pueden agregar varias exposiciones, una de fotografía en la Staatsbibliotek de Berlín y otra en el Museo Judío sobre sus hermanas, publicaciones como un ensayo biográfico de Rüdiger Safranski y ciclos de artículos sobre el autor de La Metamorfosis en diversos diarios.
Franz Kafka había nacido en Praga el 3 de julio de 1883. Su cuerpo está enterrado en uno de los cementerios judíos de la capital checa pero a lo largo de su vida soñó también con otras patrias imaginadas. Una de ellas fue Palestina, al menos durante el tiempo de su romance con Felice Bauer que lo puso en contacto con el movimiento sionista. Otra de sus patrias imaginadas era Berlín, donde viviría hacia el final de su vida con su último amor Dora Diamant.
Berlín lo atraía como capital de la lengua alemana, en la que escribía, y antes de la Primera Guerra Mundial estuvo cerca de trasladarse, animado por el novelista Robert Musil, y dejar atrás Praga y todo lo que ello significaba, como su trabajo como abogado en una agencia de seguros.
Los personajes de Kafka son gente que también está buscando otra cosa. El secreto de un poder aparentemente omnímodo. Ninguno de ellos encuentra lo que busca.
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