El domingo perfecto de Iban Zaldua (nacido en el año 1966, en Donostia-San Sebastián) sería “uno en el que no hubiera guerras, la justicia social prevaleciera y el sistema capitalista dejara de ser el modo de producción dominante”. No obstante, el escritor guipuzcoano, que reside desde hace años en Vitoria-Gasteiz, añade un fino toque de humor asegurando que un lunes así también le parecería igualmente perfecto. Licenciado en Geografía e Historia por la Euskal Herriko Unibertsitatea, la Universidad del País Vasco, actualmente es profesor de Historia Económica en la Facultad de Letras. Un trabajo que compagina con su mayor afición, la literatura. Acaba de lanzar un nuevo libro de relatos, A escondidas (Editorial Páginas de Espuma).

¿Le gusta madrugar o aprovecha para descansaren la jornada dominical?

-No me gusta madrugar, pero lo hago por una pura cuestión de metabolismo. Duermo poquísimo, aunque querría hacerlo más. Supongo que es por la edad. En todo caso, no puedo descansar mucho en domingo. Los lunes suelo tener clase y la preparo el domingo a la tarde.

Y cómo es su desayuno este día?

-Como el de todos los días: un cancarro de té con una nube de leche. No suelo levantarme con hambre; eso sí, a media mañana arramplo con todo lo que encuentro. Hago una excepción si hay panettone, algo que, por desgracia, no puede encontrarse a un precio razonable durante todo el año. Aunque vamos progresando, dado lo mucho que se está ampliando, hacia atrás y hacia adelante, el período comercial navideño.

¿Adicto al trabajo también en domingo o es capaz / tiene la posibilidad de desconectar?

-Poseo una capacidad infinita de desconectar. Pero no siempre es posible...

¿Prefiere un domingo activo o de relax?

-Preferiría de relax, pero lo tengo difícil, al menos durante el curso. Mis mejores domingos, en ese sentido, son los que me pillan, por alguna circunstancia, fuera de casa.

¿Aprovecha para hacer deporte los domingos?

-¿Deporte? ¿Qué es eso? [risas]

¿Es más de monte o de playa?

-En principio, yo era más de monte, al menos si no exige mucho esfuerzo. La playa siempre me ha parecido un engorro, con esa arena que se te pega todo el rato y, sobre todo, con el agua tan fresca que tenemos, o teníamos por aquí, incluso en verano, pues soy muy friolero. Pero últimamente me estoy aficionando más a la playa, lo que es mala señal, desde el punto de vista climático porque ya no me parece que esté tan fría.

¿Reserva tiempo los domingos para familiares y amigos?

-Más que reservarlo, es algo que suele ocurrir, porque ninguno tenemos que ir a nuestro puesto de trabajo o a nuestro centro educativo ese día. Otra cosa es que ellos tengan ganas siempre de estar contigo. Habría que preguntárselo a ellos también...

Su look de domingo.

-Suele ser el pijama. Normalmente desparejado, porque, por alguna misteriosa razón, y como suele ocurrir con los calcetines, tengo pocos en los que coincidan la parte superior y la inferior.

Una story para subir a Instagram en domingo.

-Como he comentado ya, la mañana del domingo me toca hacer limpieza general, así que en Twitter suelo consignar la banda sonora que me estoy poniendo para limpiar la casa. Supongo que es una manera de animarme a seguir limpiando y de dejar la tarea por unos instantes.

¿Un placer de domingo?

-Ponerme unos buenos discos mientras hago la limpieza de la casa. De hecho, es lo único placentero del asunto, porque limpiar la casa es el horror, en general.

Un plan que disfrute haciendo el domingo en Vitoria-Gasteiz, su ciudad.

-Salir a comer por ahí, porque me da mucha pereza, después de hacer la limpieza general, ponerme también a cocinar, que es otra de las tareas que tengo asignadas en el soviet. Pero no siempre se puede, por desgracia.