El Museo de Bellas Artes de Bilbao ha recibido en donación 110 fotografías de la prestigiosa Colección Ordóñez-Falcón, uno de los fondos privados de fotografía y videocreación más importantes de Europa. El conjunto, que se engloba bajo el título Un mundo por ver, comprende una cronología que abarca desde 1850 hasta 2010 y una nómina de 63 autores –algunos representados con más de una obra– y 14 anónimos.

La donación incluye, además de las fotografías, la obra Katamalo (2010), compuesta por 12 dibujos al carboncillo del artista bilbaino Alain Urrutia.

La Colección es el resultado del interés por la cultura visual y la pasión coleccionista del matrimonio donostiarra formado por Enrique Ordóñez e Isabel Falcón.

La colección se inició a finales de los años setenta del pasado siglo con el propósito de ser mostrada públicamente. Llegó a reunir cerca de dos mil imágenes -la gran mayoría originales de época- que configuran un compendio de calidad de la historia de la fotografía y un catálogo de los más diversos temas, estilos y técnicas fotográficas.

Desde 2020 más de un millar de piezas pertenece al Tenerife Espacio de las Artes (TEA), donde en 2009 fueron depositadas y después donadas. La Colección Ordóñez-Falcón llevó a cabo esta práctica de depósitos también en otros museos y centros de arte, como el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), Artium Museoa de Vitoria-Gasteiz, el Centro Galego de Arte Contemporánea de A Coruña (CGAC) y el Museo de

Origen de la donación 

El origen de la actual donación al museo de Bilbao se sitúa, precisamente, en la relación que la colección mantiene con la institución desde 2007, año en que firmó un depósito de 61 fotografías que fueron dadas a conocer en 2008 en una exposición y en un libro. En 2009, un segundo depósito de 47 obras fue, asimismo, expuesto en el museo y recogido en otra publicación análoga.

“Felizmente, y en un nuevo gesto de generosidad de Enrique Ordóñez   Isabel Falcón, una buena parte de las obras que integraron ambos depósitos ha sido ahora donada al museo. Se ha sumado, además, un grupo de imágenes que añade valor a la fotografía histórica, extiende la cronología final del conjunto hasta 2010 e incluye fotógrafos vascos y latinoamericanos”, aseguran desde el museo.

La donación incluye un primer grupo de imágenes que representa la evolución de la fotografía durante el siglo XIX y permite comprender la labor de aquellos fotógrafos que buscaron el desarrollo técnico de la disciplina -papel a la albúmina, gelatinobromuro, cianotipo, daguerrotipo…- y su consideración como lenguaje artístico.

Este corpus documenta, además, la importancia que la fotografía comenzaba a tener en la sociedad burguesa de la segunda mitad del siglo, su desarrollo como industria profesional y afición amateur, y su papel fundamental como instrumento para la percepción del mundo y como repositorio de la memoria.

La gran variedad de temas -paisajes, vistas urbanas, retratos, desnudos, naturalezas muertas, escenas costumbristas y documentales, imágenes científicas, de viajes y monumentos…- muestra la amplia utilidad que, desde sus inicios, se dio a esta invención, al tiempo que constata la continuidad de los géneros a lo largo de su desarrollo.

La importancia de esta donación al museo, según su director, Miguel Zugaza, no solo tiene que ver con el centenar de imágenes legadas, sino con la vía de colaboración que se establece con Tenerife Espacio de las Artes (TEA), donde están más de un millar de las piezas de las cerca de dos mil que el matrimonio donostiarra comenzó a coleccionar a finales de los años setenta del pasado siglo. Un valioso fondo que configura un compendio de calidad de la historia de la fotografía y un catálogo de los más diversos temas, estilos y técnicas fotográficas.