Javier Camarena es uno de los tenores más aclamados del momento, sin embargo, en las distancias cortas es el antidivo. Tras un intenso ensayo general de Romeo y Julieta, en el que compartirá escenario con la soprano estadounidense Nadine Sierra, al tenor todavía le quedan ganas de cantar en su camerino durante esta entrevista.

“Romeo es un rol tremendo, muy demandante, pero es que es tan hermoso, está tan bellamente escrito, que es una gozada. Se ha convertido ya en mi obra y en mi personaje favoritos”, confiesa el cantante.

¿Había soñado en alguna ocasión con interpretar al heredero de los Montesco?

—Estaba en mis planes, aparte de la de la evolución vocal, estoy muy contento de que me llegue este rol ahora porque ya el año que entra son 20 años de carrera, sin contar todos los que llevaba de estudio. Cumpliré el año que viene 48 años y mi voz, obviamente, ha tenido una evolución y se presenta ahora este rol cuando siento que tengo las posibilidades vocales de enfrentarlo y darle el carácter que requiere en toda la gama de emociones que se desencadenan a lo largo de la ópera, que van desde la inocencia y la felicidad de conocer a Julieta, hasta esa parte iracunda, tan temperamental a la hora de querer vengar a su amigo Mercucio. Tiene un poco de todo y hay que alcanzar a cubrir todas las partes como requiere.

La ABAO programa cuatro funciones Pablo Viñas

Ha comentado que es un rol muy demandante. ¿Ha necesitado mucho tiempo para prepararlo?

—Con la agenda apretada que he tenido, ha sido más difícil buscar espacios para prepararlo. Pero se puede decir que llevo un año y dos meses, más o menos, estudiándolo y en el último medio año, he ido encontrando los espacios para ir practicándolo y cantando poco a poco. Estoy muy contento con el resultado y con muchas expectativas para las funciones que van a tener lugar en Euskalduna, que tiene una acústica maravillosa. Se siente que la voz va y no tiene un retorno.

Decía Kraus que los cantantes no se pueden emocionar mientras cantan en el escenario. Pero me ha dado la impresión de que, en determinadas escenas, usted lo ha hecho.

—Es parte del entrenamiento porque cuando uno se deja llevar por la emoción, como a todo ser humano, la garganta se nos cierra cuando lloramos. Cantar de esa manera es muy raro, ¿no? (se ríe) Pero es complicado, hay escenas muy emotivas, sobre todo, durante los finales del segundo acto y del drama, cuando Romeo canta esa poesía en la despedida de su amada con tanta ternura... Son momentos en los que cuesta mucho trabajo dominarse y cantar sin emocionarse. La obra de Shakespeare, que retrata el amor por encima de todo y ha sido bellamente plasmada en música y adaptada a guión operístico por Charles Gounod, es una ópera maestra del repertorio operístico francés. Además, esta producción de ABAO y del teatro de Oviedo realizada por Giorgina Guerra es maravillosa, por lo que repito, es un lujo y un gran reto interpretar a un personaje como éste.

En una obra como ‘Romeo y Julieta’ será necesario que entre el tenor y la soprano haya mucha química en el escenario.

—Es superimportante en una ópera como esta de tanta intimidad. Y eso se logra con el respeto que hay entre colegas, de otra manera no creo que se proyecte la misma sinceridad en las emociones. Con Nadine he tenido una gran fortuna, porque la considero una gran soprano, una gran artista, su voz es bellísima y su entrega en el escenario también es absoluta. Hemos tenido ya la posibilidad de colaborar en diferentes proyectos y yo creo que está química realmente viene de ese respeto nos tenemos personal y profesionalmente. Somos muy conscientes de lo que hacemos en el escenario como actores, pues es nuestro trabajo, y luego tenemos nuestras vidas personales y somos muy buenos amigos. Es muy fácil trabajar así.

La última vez que le vimos en Bilbao fue en 2019 con ‘Los pescadores de Perlas’. Según ha confesado, ese fue el año más intenso e importante de su carrera.

—Cantaba de México a Madrid, de Nueva York a Viena, de Londres a Barcelona... Fue tremendo, acabé muy cansado y poco después llegó la pandemia, ya había hecho El Pirata, de Bellini, en el Real. Había realizado además una gira de conciertos por España, me había ido a México para interpretar La hija del Regimiento, de Donizetti, coincidiendo con mis 15 años de carrera, y luego a Nueva York para hacer La Cenicienta. Y cuando llegué a ese punto estaba tremendamente cansado, agotado en lo vocal, pero sobre todo anímicamente. Era un burnout, como se dice. Y, entonces, me relajé los primeros meses de la pandemia, pensé: tengo que ir a mi casa, pues me voy. Cerré completamente la parte profesional, dejé totalmente de trabajar pero pasa exactamente lo mismo que a un deportista de elite, que deja de entrenar y, obviamente, pierde toda la condición física. Retomé el trabajo en agosto, sin haber hecho nada prácticamente durante medio año y me lastimé un poquitito, tuve algunos problemas vocales. Fue una etapa complicada.

No tuvo problemas para contar su problema vocal en Instagram.

—No tengo miedo de hablar de estas cosas. Fue un error que me pasó y si con lo que yo comenté, otras personas pueden evitarlo, mejor. Ojalá que esa experiencia les sirva a otros para que no les pase lo mismo que a mí. Regresé a grabar El pirata, a estudiar otra ópera que tenía que hacer en Bérgamo, aunque al final se canceló, además estaba haciendo La hija del Regimiento en Viena... Fue una burrada como decimos en México, tenía que haberlo pensado antes y evitarlo. Fue un capítulo que ya pasó, pero a raíz de esa pequeña lesioncita, me vino una tremenda ansiedad, que todavía estoy controlando. Antes de empezar el ensayo venía yo caminando hacia Euskalduna y me tuve que sentar un poco y controlar la respiración. Creo que es lo más complicada de sanar. Es mucho tiempo de preparación, de concentración...

En este momento, ¿hacia dónde va la carrera de Javier Camarena?

—Esta temporada está siendo muy intensa, de despedida de roles y de bienvenida de otros, como este de Romeo. Cuando acabe aquí, saldré corriendo para un concierto en Acapulco, tengo varios en mi país, luego Madrid, porque hago Rigoletto, gira por España, voy a ir a cantar a Japón... 2024 va a ser un año muy intenso. l

Cuatro funciones

La ABAO pondrá en escena cuatro funciones de este título, que se representa por cuarta vez en una temporada en Bilbao, los días 21, 24, 27 y 30 de este mes. Una coproducción de ABAO y el Teatro de Ópera de Oviedo, que cuenta con la puesta en escena de Giorgina Guerra. Al frente de la Euskadiko Orkestra, Lorenzo Passerini.