Gego “medirá el infinito” en el Guggenheim Bilbao
El museo expondrá a partir del 7 de noviembre 150 obras de la creadora germano-venezolana, una de las artistas más significativas de la escena latinoamericana
Gertrud Goldschmidt (Hamburgo, Alemania, de 1912 - Caracas, 1994), seudónimo formado con la contracción de las cuatro primeras letras de su nombre y apellido, nació en una familia judía en Alemania, país del que emigró poco después de graduarse en arquitectura e ingeniería, en 1939, a la llegada del nazismo. Su familia ya había emigrado a Inglaterra y le correspondió a ella terminar de liquidar las pertenencias, cerrar el hogar “y lanzar la llave al río Alster” para después viajar a Venezuela, donde se integró, asentó y pasó toda su vida. Aunque al principio trabajó como arquitecta, cerca de la década de 1950 se entregó a la experimentación en el arte con los conceptos de línea, volumen y espacio a través de diferentes medios, dejando todo un legado de esculturas, dibujos, litografías, textiles, libros y obras públicas en el paisaje urbano de Caracas.
El Museo Guggenheim Bilbao acogerá del 7 de noviembre al 4 de febrero de 2024 la retrospectiva Gego. Midiendo el infinito, que reunirá más de 150 obras de la artista, cuya trayectoria artística traza un camino marcadamente individual que “se resiste a cualquier categorización”, según explican desde el museo bilbaino. Porque su obra mezcla, amplía, difumina e incluso borra los límites entre disciplinas, ofreciendo una mirada diferente sobre nuestro entorno.
Comisariada por Geaninne Gutiérrez-Guimarães y patrocinada por Seguros Bilbao, la exposición está organizada de forma cronológica y temática, analiza las aportaciones formales y conceptuales de la artista germano-venezolana a través de su obra de formas orgánicas, estructuras lineales y abstracciones modulares. Las piezas reunidas están fechadas desde principios de los años cincuenta hasta inicios de los noventa.
Aunque su obra es prácticamente desconocida para la mayor parte de la comunidad norteamericana y europea, Gego es una de las creadoras más significativas de la escena latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX. Su primera exposición individual fue a sus 43 años, coincidiendo con un cambio también a nivel personal. Se había divorciado y vuelto a emparejar con el artista lituano Gerd Leufert. Juntos se habían mudado de la capital venezolana a vivir a El Tambo, una casa en el pueblo de Tarmas, donde ella se enfocó en la experimentación de distintos medios y técnicas expresivas, como la acuarela y el dibujo.
Experiencia sensorial
En los años 60 se relacionó con el arte cinético –una corriente de arte en el que las obras tiene movimiento perceptible por el espectador– y con el concretismo latinoamericano, pero realmente su obra no encaja bajo el epígrafe de ningún movimiento. Fue autónoma y dio un sentido muy personal a la abstracción. Ella rechazó expresamente cualquier clasificación, incluso la que le definía como escultora. “Escultura: formas de tres dimensiones de material sólido. NUNCA lo he hecho”, explicó ella misma en una nota.
Sus obras tridimensionales están caracterizadas por la utilización singular y poética del espacio y la línea, que sitúan al espectador en el centro de una experiencia física y sensorial.
Entre las piezas que se podrán ver en el Guggenheim están algunas de sus emblemáticas Reticuláreas, estructuras etéreas y laberínticas de hilos de hierro suspendidas en el espacio, de sus Troncos, Cuerdas, Chorros y Esferas, y también de sus dibujos sin papel y sus posteriores Tejeduras.