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Arqueólogo y Divulgador Cultural
Néstor M. MárquesArqueólogo y Divulgador Cultural

Néstor M. Marqués: “No hay que entender la civilización romana como una invasión, sino como un contacto cultural”

En ‘Momentos de la antigua Roma que cambiaron el mundo’, el autor esclarece algunas de las ‘fake news’ más sonadas que han trascendido de la civilización romana

Néstor M. Marqués: “No hay que entender la civilización romana como una invasión, sino como un contacto cultural”

Cada mañana, cuando era pequeño, Néstor F. Marqués cruzaba los arcos del imponente acueducto de Segovia con la inconsciencia de que este hecho, entre otros, determinaría su futuro profesional. Su fascinación por la antigua Roma le ha llevado a profundizar en gladiadores, Rómulo y Remo, emperadores, señores con toga, esclavos, orgías, termas, Herculano, Augusto o Julio César. En su último libro, el divulgador reconstruye el imperio romano poniendo no solo cada piedra en su sitio, sino poniendo en su sitio a los historiadores que hicieron que ciertas falsedades y exageraciones llegaran al siglo XXI.

Ha reconocido en más de una ocasión que no viviría en la antigua Roma.

Me gusta que lo entendamos desde un punto de vista real. Me encantaría poder viajar en el tiempo y ver cómo era aquello, pero no viviría ahí por muchísimos motivos. Las condiciones de vida que tenemos hoy en día no se puede comparar con las de entonces. Aún así tenían una calidad de vida para la época especialmente alta. Incluso las fuentes nos lo dicen: los más ricos huían de la capital, de Roma en verano, porque el calor era insoportable. Si los que podían huían, nosotros estaríamos horrorizados.

¿Porque vivimos mejor que un emperador romano...?

En algunos casos sí y en otros, no tanto. Me imagino al emperador Tiberio, en su palacio de la isla de Capri. Vivía con unos lujos alucinantes sobre todo porque a 500 metros sobre el mar tenía la posibilidad de tener un sistema de agua corriente y baños para lavarse. Cuando quería bajar a la playa contaba con esclavos que le transportaban en una litera.

Han trascendido muchos nombres de personajes de la época. ¿Había buenos historiadores entonces?

Nos han llegado los nombres de muchas personas importantes a nivel político y social porque a través de esas fuentes nos han transmitido lo que ellos querían. No tenían el rigor histórico que tenemos hoy en día. Cuando leemos una fuente no tenemos que creernos todo sin más, hay que ser críticos. Además, nos han llegado decenas de miles de nombres de personas de la antigua Roma por las inscripciones funerarias de todo el imperio. La vida cotidiana de esas personas también cambió el mundo aunque no fuera a través de momentos cruciales.

“Cayo Julio César fue emperador de Roma porque ese era el nombre que tomó el Augusto, tras la muerte de Julio César, el militar”

Nos han llegado algunos nombres con mayúsculas, como el de Julio César, que sin embargo, nunca fue un emperador.

Efectivamente. Julio César fue un comandante militar muy destacado de la república romana. Pero es cierto que Cayo Julio César fue emperador de Roma porque ese era el nombre que tomó el emperador Augusto, tras la muerte de Julio César, el militar. Luego lo volvió a cambiar a Augusto.

Los historiadores contaban lo que querían y así es como han llegado un montón de cosas que no son ciertas, como que Nerón quemó Roma. ¿Las ‘fake news’ estaban ya a la orden del día entonces?

Efectivamente. Eso es especialmente peligroso en el estudio de la historia. Hay personajes como Calígula, Nerón, Domiciano o Cómodo a los que la historia ha tratado muy mal porque quienes escribieron sobre ellos, después de que los hubieran asesinado, eran sus enemigos políticos. ¿Cómo no los van a presentar como unos tiranos y locos despiadados? Muchos historiadores no quieren cargar con la culpa de haberse inventado todo y hablan de rumores, como en el caso del incendio de Roma del año 64, que se atribuyó a Nerón. En realidad fue totalmente fortuito, como otros tantos que hubo en Roma. No veo a ningún autor clásico acusar al emperador Tito del gran incendio que hubo en el 80, porque Tito está considerado un buen emperador. 

“Como Roma sucedió hace dos mil años creemos que hemos avanzado muchísimo. Y en algunos aspectos puede que sí, pero en otros no tanto”

Una de las preguntas que lanza en su libro es si Roma se adelantó a la revolución industrial.

Pensamos que como la antigua Roma sucedió hace dos mil años hemos avanzado muchísimo y en algunos aspectos es así, pero en otros puede que no tanto. Sabemos que en la antigua Roma ya existía un aparato, aeolipile, que era una máquina de vapor. El concepto ya estaba ahí, pero no servía para nada. Roma no llegó a la revolución industrial porque su sistema económico no tenía la necesidad. Era más un truco de magia, no tenía una funcionalidad desarrollada. 

¿Es verdad que todos los caminos llevan a Roma?

Es una de las grandes verdades geográficas de la antigüedad. Hay estudios que lo han comprobado empíricamente. Tenemos una red de carreteras espectacular, con más de 80.000 kilómetros de vías que unían todas las provincias. Arqueológicamente tenemos muchos restos de esas carreteras que servían para transportar personas y mercancías en un comercio globalizado. Y también la Tabula Peutingeriana, que es el mapa de carreteras de la antigua Roma, creado en el año 12 antes de cristo por orden del emperador Augusto. 

Los romanos fueron precursores con un sistema de alcantarillado muy bien estructurado.

Tenían un sistema muy depurado, incluso en ciudades más pequeñas como puede ser Herculano, con un sistema de alcantarillas en las calles principales. En otras, simplemente, el agua pasaba por la carretera y desaguaba en el mar. Los depósitos y las cisternas era muy importante para la acumulación de ese agua que luego utilizaban. Tenían capacidad de hacer sistemas que favorecían el acceso al agua de todas las personas porque en muchas ciudades tenían exclusas que aseguraban que si había caudal las fuentes públicas tuvieran agua. 

En cuanto a las gestas heroicas de los romanos, ¿eran realmente tan impresionantes?

Hay de todo. Es verdad que a las fuentes clásicas les gusta mucho exagerar cuántos enemigos habían matado en la batalla, cuántas tropas tenía cada bando... De hecho, los romanos exageraban la potencia y capacidad de sus enemigos porque vencer a un enemigo más poderoso siempre tiene más prestigio. 

“En la batalla del puente Milvio, en 312, Majencio murió ahogado y Constantino venció. Fue el primer paso para dominar el imperio”

¿Hubo alguna más remarcable?

Me gusta destacar la batalla del puente Milvio, del 312. Momento en el que se enfrentaron Majencio y Constantino. Majencio murió ahogado en las aguas del Tíber y Constantino venció. Fue el primer paso para dominar todo el imperio. Aunque las fuentes dicen que Constantino se cristianizó ese día, ocurrió en 324. Esa primera batalla, que luego Constantino reinterpretó siendo cristiano, fue el germen de la cristianización de la civilización romana. Es un momento crucial para la historia universal.

¿El papel de la mujer era tan intrascendente como parece?

En las épocas más arcaicas la mujer estuvo relegada al hogar. Los hombres tenían tres nombres para poder moverse en sociedad y distinguirse. Las mujeres, como mucho, tenían dos nombres, que las diferenciaban dentro de su familia. Con la llegada del imperio, la mujer empieza a tomar nuevos papeles sociales, especialmente las ricas. La emperatriz Livia fue muy querida por el pueblo porque quería su bienestar. La otra cara es la que vemos a través de los textos. Tácito, que era muy misógino, transmitió la imagen de mujer horrible que nos ha llegado de Livia.

¿Qué momento crucial destacarías?

Cuando la república romana murió y comenzó el imperio romano. Hubo muchos detonantes, especialmente el asesinato de Julio César. Pero algo tan fortuito como la aparición de un cometa propició que Augusto fuera emperador. Se dijo que el alma de Julio César había subido a los cielos como los dioses, transfigurada en esa estrella que surcaba los cielos. Eso le permitió hablar de Julio César como Dius, como un divino, y a Augusto ser el hijo de un divino, lo que le dio una legitimidad tremenda para enfrentarse a Marco Antonio en la guerra civil y conseguir lo que César no consiguió: llevar a Roma a un imperio unipersonal en el que él tenía todo el poder. 

En cuanto a la repercusión que tuvo el paso de los romanos por la península ibérica, en algunos territorios se percibe menos su influjo.

La península ibérica para ellos era un territorio estratégico. Había muchos recursos que les interesaban: oro, plata, plomo, vino, aceite... Y fue un punto de transferencia comercial, por ejemplo desde la costa Atlántica, desde Britania, la Galia... 

¿Y qué hay de su paso por Euskadi?

Aunque tradicionalmente se ha dicho que al País Vasco prácticamente no llegaron, no es cierto. Una de las ciudades romanas más importantes de toda la cordillera cantábrica es Oiasso, Irun. Fue una ciudad espectacularmente importante como un punto comercial. Había una vía que llevaba a Pompelo, Pamplona, y desde ahí se distribuía a toda la península ibérica, a Francia o al norte de África. 

¿Por qué se reniega tanto de la romanización?

Tenemos muy mal vista la idea de romanización, para mí es un término que no debería existir. Roma no pretendía imponer absolutamente nada, sino que se trató de un contacto cultural, hay zonas en las que se adaptaron más las formas romanas y en otras, un poco menos. Hubo diferencias entre el ámbito urbano y el rural. Oiasso era una ciudad romana plenamente desarrollada en sus formas, los restos están ahí. Tenemos espacios rurales que no tomaron esas formas tan monumentales pero que se vieron beneficiados de algunos de los aspectos que trajeron los romanos. No hay que entender Roma como una invasora, sino como un contacto cultural. Ellos también adoptaron muchos elementos que encontraron en la península ibérica.