Xabier Salaberria (Donostia, 1969) se acerca a Oteiza y su polifacético universo creador en Frisoa, un proyecto desarrollado por el artista donostiarra que toma como punto de partida la obra Homenaje al Padre Donosti, un relieve mural de piedra realizado en 1959 por el escultor de Orio para su ubicación en el Banco Guipuzcoano de San Sebastián.

La intervención expositiva Frisoa, inaugurada en el Museo Oteiza de Alzuza en el marco de las actividades por el 20º aniversario de la muerte del escultor, despliega un conjunto de siete piezas elaboradas por Salaberria los últimos años; entre ellas, esculturas, obras fotográficas, una pieza audiovisual y un gran friso de 470 x 130 centímetros que supone una aproximación libre y contemporánea al relieve original creado por Oteiza a finales de los años 50 del pasado siglo.

Años antes de su creación, el arquitecto Luis Vallet y Oteiza habían recibido, por parte de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el encargo de rendir homenaje al compositor José Gonzalo Zulaika y Arregi Aita Donostia. Para dar respuesta a este encargo, crearon una capilla y una estela ubicadas en Agiña, la estación megalítica homónima situada en Lesaka y que acoge elementos prehistóricos como cromlechs, dólmenes y túmulos. Vinculado a este proyecto surgió el friso que hoy luce en el Banco Sabadell Guipuzcoano de Donostia y que contiene algunas características formales del complejo monumental de Agiña.

Escultura que reinterpreta la fuente de Alzuza y fotografías de Agiña. Paula Etxeberria Cayuela

El proyecto Frisoa, que se presentó en Tabakalera a finales de 2022, llega a Alzuza con nuevas piezas, creadas expresamente para este Museo. Xabier Salaberria ha realizado una relectura de la pieza original de Oteiza manteniendo las mismas proporciones. El fondo verde del mural, junto con la composición de objetos superpuestos, se asemejan a los juegos de billar de Ben Nicholson, artista con el que Oteiza compartió el palmarés de la IV Bienal de São Paulo de 1957. Sus composiciones espaciales y geométricas se encuentran cercanas a las preocupaciones escultóricas abordadas por Oteiza en esos años. “Me impuse como una restricción el formato apaisado”, cuenta Salaberria sobre esta pieza realizada en acero, aluminio y madera, que “hace una alusión a las herramientas y tiene que ver con esa idea de ese Oteiza que en algún momento dedicó tiempo a pensar la pedagogía dentro del arte y el arte como herramienta social”.

“Me metí en ese mundo y las formas geométricas se asemejan a la abstracción del friso de Oteiza, en una pieza que en este caso está a medio camino entre lo abstracto y lo figurativo porque se pueden intuir en ella herramientas”, añade el artista donostiarra, quien desveló ayer que de todas las esculturas de Oteiza, la intervención de Agiña en homenaje a Aita Donostia es su “favorita”. Y a ella miró cuando le propusieron reinterpretar el mural del Banco Guipuzcoano. “Vi que a través del friso me podía aproximar a Agiña, así que fui al lugar, tomé fotografías y fui trabajando con la idea de hacer algo con este monumento”. El resultado es una serie de 5 fotografías que detallan las agresiones que tuvo esta escultura en los 80.

‘Aska’, arte y funcionalidad

La muestra también incluye ASKA, una escultura en hierro que es una aproximación y relectura de la fuente que Oteiza construyó para el Concejo de Alzuza en el año 1986 y que hoy se puede contemplar en el exterior del Museo. Una pieza muy especial cuya restauración está activando la Fundación Museo Oteiza. “Cuando fui a fotografiarla y tomar medidas, vi que había varias piezas que estaban desplazadas, y eso provocaba que la fuente tuviera pérdidas, que no pudiese ser funcional. Parece que alguien movió esas piezas con intencionalidad. Cuando hice la maqueta, desplacé las piezas exagerando ese gesto”, cuenta Salaberria, cuya obra se caracteriza por una tensión entre lo funcional, lo estructural y lo propio del arte.

Frisoa incluye otras piezas, como una singular mesa de ping-pong a través de la cual el autor habla sobre el juego, que se vuelve imposible en esta obra; un vídeo grabado en una escuela de mecánica y que, partiendo del Calder artista y fabricante de juguetes, se aproxima al modo en que la técnica moderna permite construir la forma, poniendo de relevancia la consideración de que los procesos escultóricos han dependiendo del material y la tecnología disponibles en cada época; un par de fotografías tomadas en el almacén del Museo Oteiza que muestran unas piezas del escultor de Orio que no son tan conocidas por sus composiciones cromáticas –del amarillo al naranja–; y una sugerente escultura antropomorfa en acero y madera que alude a las series de Oteiza de los bustos y las caras.

En su reinterpretación de Oteiza, Salaberria se interesa en especial por la vertiente pedagógica del polifacético creador. “Él apostaba por incluir el arte como asignatura en los programas de las escuelas, pero no como algo menor, no como entretenimiento, sino al nivel de cualquier otra materia. Como algo que pueda servirnos para crecer y proyectarnos como personas”, dice el artista donostiarra.

Actividades paralelas

Visita a Agiña. Este sábado 1 de julio se realizará una visita al ‘Homenaje al Padre Donosti’ en Agiña, a las 12.00 horas. Inscripción en recepcion@museooteiza.org o en el teléfono 948 33 20 74.

Campamento de verano. El campamento ‘Entre esculturas anda el juego’, que se desarrollará del 21 al 25 de agosto, se orientará a la intervención artística Frisoa y propondrá a niños y niñas de 5 a 11 años ensayar y desarrollar propuestas desde lenguajes artísticos como el dibujo, la expresión sonora o la construcción escultórica. El campamento será bilingüe (euskara-castellano), para un grupo máximo de 10 participantes, y tiene un precio de 90 euros por semana. La inscripción puede realizarse en recepcion@museooteiza.org.