Los paseos por el monte a modo de escape del estresante mundo de la hostelería le hicieron despertar su verdadera pasión por la naturaleza, concretamente por el mundo del bonsái. Años después de hallarse en la encrucijada de seguir con su rutina o buscar un estilo de vida diferente, Richard Diego es el propietario de la Escuela de Cultura Japonesa Bonsái Mágico, en Alameda Rekalde en Bilbao. Desde su estudio que califica de “modesto pero muy curioso”, Richard lleva desde 2015 trasladando su amor por la cultura japonesa a todo el que se acerca.

Cuando hablamos de ocio se tiende a pensar en practicar algún deporte. ¿Por qué asistir a clase de bonsái o caligrafía japonesa?

Detrás de todas las artes japonesas está la filosofía asiática del arte o del do, porque al favorecer la meditación activa puedes llegar a alcanzar la iluminación. Por eso, tanto el shodo o caligrafía japonesa como el bonsái te sumergen en un mundo donde el objetivo no está en acabar la pieza en sí, sino en disfrutar del proceso. De ahí que tratemos siempre de generar una experiencia y una atmósfera oriental en todas las clases a través de poner incienso, música ambiental o servir un té, por ejemplo.

Ofrecéis clases de diferentes disciplinas, pero ¿qué es lo que más éxito está teniendo?

Ahora mismo, diría que sobre todo las clases de japonés porque nos diferenciamos por ser una escuela muy familiar con grupos reducidos, además de bastante asequible a todos los públicos. Luego estaría el bonsái como otra de nuestras grandes apuestas.

¿Ha cambiado el gusto de los bilbainos desde que abrió la escuela?

La cultura japonesa cada vez está más de moda. Debido al manga y al anime hay más gente que se acerca a nuestra escuela. En cuanto al bonsái, no es un mundo muy popular pero a los que nos gusta somos verdaderos apasionados y cada vez hay más gente aficionada a este cultivo aquí.

En cuanto a la caligrafía japonesa, ¿hace falta tener algún conocimiento previo de dibujo?

En realidad no hace falta tener habilidades artísticas. Es una tarea muy delicada, por eso empezamos desde cero a manejar el agua con la tinta y con el pincel para deslizarlo sobre el papel de arroz. Los alumnos llegan a ser capaces de convertir una simple cuartilla de papel de arroz en una obra de arte.

Las personas están más ocupadas que nunca, ¿cómo de necesario es practicar una actividad tan delicada como el cuidado del bonsái?

Muy necesario porque se trata de bajar pulsaciones y ponerte en contacto con la naturaleza. El ser humano ha perdido la perspectiva completamente y la verdadera decadencia ha empezado cuando nos hemos alejado de la naturaleza.

Hay una creencia extendida de que es una práctica muy difícil. ¿Qué opina de este tópico?

El único secreto está en el riego constante y la ubicación porque no existen bonsáis de interior, son un invento comercial para poder meter arbolitos dentro de casa, pero lo cierto es que no sobreviven, por eso tienen fama de delicados. Bonsái significa técnicas de horticultura y de jardinería para transformar en miniatura cualquier especie de árbol, por lo que hay que saber qué especie tienes y lo que necesita en la naturaleza. A unas les gusta el sol porque viven en el altiplano, a otras la humedad porque viven en las riberas de los ríos…

¿Diría que existe un alumno tipo o recibe personas de todas las edades en la escuela?

Se puede decir que la cultura japonesa en general es un arte bastante universal. Al final recibimos a todo tipo de personas. Sí que es cierto que a los cursos de manga suele acudir en mayor medida gente joven. Pero en general en las clases de japonés y de bonsái son grupos muy heterogéneos, desde alumnos de 13 años hasta de 75.

¿Cuánto tiempo puede llevar aprender un idioma tan diferente como el japonés?

Depende mucho de la persona. Nosotros ofrecemos desde cursos de iniciación hasta nivel avanzado porque hay personas que en tres años ya pueden llegar a comunicarse un poco en japonés y otras a las que les lleva más tiempo. Hay mucha gente que al estar acostumbrados a ver anime en versión original les resulta más fácil porque ya están familiarizados con ciertas expresiones y con la pronunciación. De hecho, la presentación de los cursos de manga se suele hacer en japonés para que los alumnos puedan aprender las dos cosas a la vez.

En 2015 abrió el Museo del Bonsái en Güeñes, ¿cómo ha resultado la experiencia durante estos años de trayectoria?

Ahí vamos. El museo solo se abre bajo cita previa. Sin embargo, yo creo que ha conseguido crear bastantes adeptos a esta práctica de horticultura. El arte del bonsái nos obliga a estar en contacto con la naturaleza unos minutos todos los días. Con el estilo de vida tan rápido que llevamos es una forma de recordar a diario la necesidad de poner los pies en el suelo y ser conscientes de que no venimos del asfalto sino de la naturaleza. Se trata de transmitir paz y amor por el medio ambiente.

Ahora que la cultura oriental en general está causando furor gracias al anime, las series de televisión y los videojuegos, ¿cree que todo ello ha repercutido de manera positiva en su escuela?

Sí, de hecho sería muy complicado crear una escuela de cualquier otra cultura. Nosotros vamos adelante con la escuela debido a que Japón se ha puesto muy de moda en los últimos años además de que al tratarse de una cultura tan singular y diferente a la nuestra nos resulta muy atractiva. l