El porcentaje de accesos a páginas webs ilícitas de contenido editorial ha aumentado en el Estado español en un 59,14% en el año 2022, según se desprende del Observatorio de la Sostenibilidad de la Cultura Escrita, una iniciativa del sector editorial representado por Cedro. En un acto con representantes del mundo editorial, Cedro presentó este análisis del sector editorial para “tomar el pulso de la situación de la propiedad intelectual de la cultura escrita y compararla con la situación en Europa”, tal y como ha remarcó la presidenta de esta asociación, Carme Riera.

No obstante, el informe se publica justo días después de que la revista Hola haya sufrido el mayor caso de pirateo a través de la plataforma Whatsapp y haya avanzado que tomará medidas legales. Javier Díaz, director jurídico de Cedro, calificó este caso como un “ejemplo claro de ilicitud y robo de contenidos”.

“El tema de las grandes plataformas plantea problemas técnicos indudables, porque ellas históricamente han mantenido una postura en la que la responsabilidad es del particular que intercambia estos contenidos, no suya”, ha alertado el experto. Sin embargo, aseguró que en Europa ya se ha “dado un paso adelante” para cambiar esta situación legal.

“Hay que intentar utilizar los mecanismos que tenemos en cada caso para terminar con este robo de contenidos y con la impunidad con la que estas plataformas han actuado en el pasado. Hay una tendencia social y legislativa para acabar con el avasallamiento que estas plataformas realizan y hay instrumentos legales”, añadió.

En lo que respecta al informe, Héctor Jiménez, de Qbo, expuso que el desarrollo tecnológico ha supuesto un incremento de la piratería de contenidos editoriales, “que no ha parado de crecer desde el año 2017”. Así, el 27,5% de los accesos a páginas web ilícitas son de contenido editorial. Además, otro de los datos que ha destacado es que los internautas hispanohablantes acceden un 15% más a páginas ilícitas de contenidos editoriales que el resto de los usuarios de otros países.

Asimismo, Jiménez expuso que el robo de contenidos editoriales está motivado por un factor cultural y que no está condicionado por razones económicas, ya que los países con mayor índice de desarrollo cultural “registran mayor robo de contenidos editoriales”. “Los factores de comportamiento que explican esto son que los usuarios no saben identificar que los contenidos que están adquiriendo son ilícitos y, por otro lado, que se produce una disonancia cognitiva, puesto que los usuarios saben que el robo de contenidos está mal, pero lo hacen por una cuestión práctica”, añadió.

Como se desprende del informe de Qbo, el robo de contenidos editoriales tiene implicaciones para la sostenibilidad de esta industria, teniendo un impacto en la huella de carbono y comprometen la seguridad jurídica de aquellas empresas o entidades que no cuenten con la autorización necesaria para reutilizar contenidos de forma legal.