Todos sabemos que hay obras de teatro y obras. Y Las guerras de nuestros antepasados, que el Arriaga presenta desde este jueves 25 de mayo hasta este domingo, es teatro con mayúsculas. Por un lado, se trata de la versión teatral de una de las obras más complejas y conmovedoras de Miguel Delibes, y por otro, porque en el escenario los espectadores pueden disfrutar del talento de dos actores de amplia trayectoria: el leonés Carmelo Gómez, que vuelve a Bilbao tras interpretar A vueltas con Lorca en septiembre, y el madrileño Miguel Hermoso.

El conflicto se ambienta en 1961, en el Sanatorio Penitenciario de Navafría. Pacífico Pérez (Carmelo Gómez) enfermo de tuberculosis, está en prisión por haber cometido un asesinato y va a ser juzgado, y presuntamente condenado, por otro crimen a garrote vil. El Dr. Burgueño (Miguel Hermoso), que ha descubierto que se trata de un recluso de características muy específicas, hará un intento desesperado por salvarle. Todo quedará registrado durante las muchas horas de entrevistas que ambos mantienen en ese centro de reclusión especial.

El texto antibelicista de Delibes, publicado en 1975, está adaptado para el teatro por Eduardo Galán, y cuenta con la dirección del argentino Claudio Tolcachir, y la producción de Jesús Cimarro. 

Carmelo Gómez y Miguel Hermoso llevan 'Las guerras de nuestros antepasados' al Teatro Arriaga de Bilbao

Carmelo Gómez y Miguel Hermoso llevan 'Las guerras de nuestros antepasados' al Teatro Arriaga de Bilbao

Teatro, en la sangre

Las primeras incursiones de Carmelo Gómez fueron en el teatro pero su popularidad le llegó de la mano del cine. Fue una presencia potente y carismática en pantalla y uno de los rostros clave de los 90 en títulos como Días contados, de Imanol Uribe; Tierra, de Julio Medem; El perro del hortelano, de Pilar Miró, o Entre las piernas, de Manuel Gómez Pereira.

En 2015, cortó por lo sano, se desvinculó de los pocos contactos que mantenía con el cine y se refugió en el teatro y en su compañía teatral. Porque del escenario no se ha retirado, lo lleva en la sangre. Acaba de obtener además el Premio Talía al Mejor Actor Protagonista por su interpretación de Pacífico, el protagonista de Las guerras de nuestros antepasados.

“El mayor reto que asumimos a la hora de adaptar la novela de Delibes al teatro fue resistir la tentación de hacer el ‘corta/pega’ de los siete cuentos (uno por cada entrevista), e irnos al relato no sólo de las violencias y las anécdotas, sino de contar el drama de un hombre que vive en un entorno determinado y que recibe mandatos que le conforman un carácter que va contra él mismo”, ha explicado este mañana en la presentación en el teatro Arriaga.

Para el actor, “la violencia tiene que ver con tantísimos aspectos de nuestra existencia y la existencia incluso más cercana. Esto ocurre en un espacio que podía parecer pretérito, que no pertenece a nuestro imaginario. Y, en realidad, hay un imaginario social que se hereda a través de los años, del que nosotros somos parte de eso queramos o no. Ese es el drama de esta obra: la fuerza del destino, el poder de los ancestros, lo cual nos lleva a una reflexión sobre nuestro pasado”, “Las herencias que tiene Pacífico, el personaje que interpreto, son las que conforman su personalidad, más que las vivencias que construye él mismo. Seamos lo que queremos ser, no lo que nos quieran obligar a ser, porque este es el primer acto de libertad que tiene el hombre y también el primer acto de lucha y, de ahí, se derivan las violencias, las violencias de los atavismos, de las costumbres, de los mandatos familiares, de tantas violencias que se ejercen sobre un chaval joven y vulnerable, al que se obliga a ir hacia un terreno que no desea”, ha añadido.

Miguel Hermoso, el coprotagonista de la obra, ha explicado que la obra tiene una escenografía muy simple para que no distraiga la atención del espectador de los diálogos “El conflicto en la obra de Galán y Toltachir está en el personaje de Pacífico, que resignado a su destino, parece asumir la prisión e incluso la pena de muerte, y en el mío (el doctor Burgueño), que intenta salvarle de sí mismo y de su resignación”. 

Por su parte, Carmelo Gómez ha explicado que “se ha dicho que esta obra es una tragedia, pero se parece más a un drama, aquí lo que hay es sobre todo ironía y yo diría que farsa. Creo que Delibes, como muchos de nuestros autores, no podían despreciar esa costumbre que tenemos, de decir muchas cosas diciendo una y eso, por un lado, al público le gusta”. 

El Teatro Arriaga ofrecerá cuatro funciones de esta obra desde este jueves hasta el domingo, 28 de mayo.