Sábado 26 de noviembre. A eso de las seis de la tarde, la oscuridad que requiere el equipo de rodaje ya está garantizada. Virtudes del otoño alavés. Intérpretes, técnicos, productores... se despliegan en una carretera cercana a Legutio. No hay frío que valga. De hecho, ayuda. Es el momento de dar vida al nuevo cortometraje del realizador y guionista Rubi Rock, Hado y en ello se afanan las casi 30 personas implicadas, de una forma u otra, en que todo esto sea posible.

El trabajo no es sencillo. Se aprovechan todas las horas posibles de noche, tanto las del sábado como las del domingo 27, cuando además la lluvia también se suma a la escenografía natural. “Menos mal que fuimos previsores en ese sentido”, recuerda multifacético director, un creador que también se mueve por otras facetas como la musical. “Han sido dos jornadas muy intensas” para poder rodar esta “historia de suspense, un thriller en el que jugamos con el ritmo, la intriga, la sorpresa y en el que utilizamos la naturaleza del personaje para hacer una crítica social y del comportamiento humano”.

Miguel Garcés (20.000 especies de abejas, Maixabel, Cuerdas, Vitoria 3 de Marzo, Intimidad, El apagón), Haizea Carneros (Ilargi Guztiak) y Gonzalo Vega Sánchez (todo un habitual de la escena alavesa con diferentes producciones teatrales) son los encargados de dar vida a una trama de la que, como explica el propio realizador, poco se puede avanzar. El misterio es necesario. “Es una historia muy corta pero muy directa. Un pasaje en la vida de nuestro protagonista, Javier, un alto ejecutivo de moral cuestionable, que, claramente, marcará un antes y un después para él y los que le rodean”. Así se define un cortometraje que está coproducido por Ikusgarri Film (productora de Paul Urkijo Alijo, que ha estado presente en el rodaje de la propuesta), Sonora Estudios, CSC Films y ECPV, y que cuenta con ayuda de Fundación Vital.

Amor por el género

“Ante todo, busco el disfrute del público porque, aunque suene a tópico muy repetido, estoy haciendo lo que me gustaría ver como espectador”, define Rock en torno a una obra que tendrá “unas cuantas sorpresas y puede que algún sustito”, ríe. “Al igual que cualquier película o cortometraje, este proyecto nace del amor y la pasión por el cine y, más concretamente, al género thriller. Ya desde pequeño me dejaron marcado películas como El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991) o Ciudadano X (Chris Gerolmo, 1995), aunque fue Seven (David Fincher, 1995), la que marcó para mí un antes y un después e hizo que me enamorara irremediablemente del género. Con Hado me gustaría provocar en el espectador o espectadora esa sensación de suspense, de intriga por lo que está ocurriendo o va a ocurrir en la historia y conseguir sorprenderle, que es lo que me fascina a mí cuando veo cine. También emocionarle”.

De momento, finalizado el rodaje de este fin de semana, ahora llegan las labores de postproducción, antes de empezar el recorrido por festivales. Bueno, y también es la hora de recuperar un poco el calor en el cuerpo tras estas dos jornadas trabajando bajo el cielo.