Junto a Agustin Ibarrola, Javie Murga o Fidalgo , Ricardo Toja (Gordexola, 1932, Plentzia 2012), formó parte de una generación, si se puede llamar así, un tanto autodidacta que intentaba abrirse camino durante la postguerra en el difícil mundo del arte. “Entonces, no había nada de nada, aprendíamos entre nosotros, yo con el magisterio gratuito de Maidagan y con las visitas que hacíamos los domingos por la manana al Bellas Artes de Bilbao”, confesó en una ocasión este artista, considerado como un de los pintores más interesantes vascos de las últimas décadas.

Cuando se cumplen 10 años de su muerte, la sala Ondare de la Diputación de Bizkaia le rinde homenaje con una exposición geográfica-biográfica, que reúne 40 cuadros entre pinturas y dibujos, en los que se presentan imágenes representativas de su trayectoria artística: sus paisajes de sus primeros años en Gordexola, después Lutxana, Canarias, Bilbao, Madrid, su residencia artística en Oslo, la etapa alavesa de Menagarai y finalmente Plentzia, donde residió desde los años 70 hasta su muerte.

La exposición ha sido presentada por Begoña de Ibarra, directora de Cultura de la Diputación, y está comisariada por Alicia Fernández y Gorka Mayor López y ha contado también con la presencia del hijo del artista, Miguel Toja.  

Las obras proceden de colecciones particulares y colecciones públicas, de instituciones como el Bellas Artes de Bilbao, Gobierno vasco, Cámara de Comercio de Bilbao y BBK. 

Recorrido

El primer conjunto temático de la exposición está dedicado a su pueblo natal, paisajes ribereños junto al río Herrerías, caseríos y montes, el entorno de la ermita de San Juan de Berbikez y el monte Bikirrio. Tras residir durante la Guerra Civil en el barrio de Lutxana, la familia se trasladó a la isla de Gran Canaria donde vivió su adolescencia. A comienzos de los ochenta, cuando regresó a la isla, incorporaría también la temática canaria a su obra.

La familia regresó a Bilbao en 1945 y fue en esta época cuando Toja, junto a otros jóvenes como Ibarrola, entraron en contacto conOteiza, y con la pintura de Juan Gris y el cubismo entre sus referencias. Una de las figuras que más influiría en su pintura fue José María Ucelay. “Es el pintor mas notable, el mejor y el más insólito. Yo fui muy amigo y un gran admirador de su trabajo y de su persona”, confesaría el pintor hace unos años en una entrevista. 

Según han comentado los comisarios, a mediados de los noventa una serie de circunstancias sumieron a Toja en lo que él dominó una “época tenebrosa”, emocionalmente convulsa, de la que surgieron una serie de pinturas y dibujos que muestran desolación y desasosiego. La época en la que residió en Oslo influyó en algunos de sus cuadros, como los retratos que evocan a Edvard Munch, con su aire expresionista. 

Toja mantuvo también con Galicia una relación muy especial, gallegos eran muchos de los tripulantes de los barcos que capitaneaban su padre. Según ha contado su hijo, en 2005 viajó hasta la Costa de la Muerte en busca de los orígenes del apellido Toja. 

A finales de los sesenta, el pintor adquirió y restauró una destartalada casita del siglo XVIII e el casco viejo de Plentzia. Entre los cuadros que se pueden ver en la exposición, está uno de los fondos del Bellas Artes de Bilbao, Casas de Plencia, un lienzo que manifiesta la evolución de Toja, quien avanza hacia una pintura más puntilista. 

La exposición geográfica-biográfica se puede ver hasta febrero en la sala Ondare de la Diputación, situada en María Díaz de Haro, número 11.