La Fiesta del Cine continúa invitando al público vizcaino a llenar las salas. Ya sean acérrimos amantes del séptimo arte o de una buena tarde con palomitas y sonrisas, las salas de cine buscan llenar sus butacas. Esta cita arrancó el lunes y hasta mañana jueves permitirá ver una película a un precio de 3,5 euros. Dicha iniciativa, fomentada por la Federación española de Distribuidores Cinematográficos Fedicine, la Federación de Cines de España FECE y el Instituto español de la Cinematografía y de las Artes audiovisuales, invita a que los ciudadanos disfruten a un precio moderado de una variada cartelera de películas.

El Golem Alhóndiga, en sus horas más concurridas.

Es un reto, claro está. Pero, para muchos esa sensación de una cómoda butaca en la espalda, un inmenso panel blanco a la vista y un sonido envolvente en todos los sentidos es incomparable.

El Golem Alhóndiga, en sus horas más concurridas. Maider Goikoetxea

Las tardes en el Golem Alhóndiga son la viva prueba de ello. Las primeras horas son flojas, pero poco a poco el Azkuna Zentroa se va colmando tanto de un público nuevo como de sus más leales asistentes.

Un ejemplo de esto es un grupo de seis amigas que se encontraban charlando minutos antes de que empezara la función. “Hemos estado un poco alejadas del cine”, dice Ana, una de ellas. Pero afirma que “ya han vuelto”. “La pantalla grande, el volumen, la música y la acción” no es lo mismo que verlo en casa. Insiste en que “el sector de cine se está quejando de esto”. “Los implicados en el negocio del cine piden que la gente regrese”, concuerdan las seis.

Y, aunque la falta significativa de espectadores se le atribuye en gran medida al coronavirus, este no ha sido la única amenaza del sector, de hecho una de las más grandes se encuentra en casi todos los dispositivos electrónicos del mundo: las plataformas streaming. Una gran carta de contenidos disponibles en todo momento para consumir en cualquier lugar. Suena bien, pero no todo es color de rosa. El consumismo desenfrenado de la sociedad actual no solo está en grandes comercios, también ha metido sus garras en la industria cinematográfica. Poder tener una compilación de películas sin medida en múltiples portales digitales ha hecho que las salas de cine se desocupen con una alarmante rapidez.

Sustitutas

El problema parece tener su raíz en la disponibilidad. Las plataformas, más que ser una herramienta, se convierten en una necesidad y sobre todo, en sustitutas. “Se ha notado vacío en la sala”, dice Nina, una periodista cinéfila constante del Golem. Al igual que sus dos amigas, Inma y Maribel, responde claramente a la pregunta: ¿Sala de cine o plataformas streaming? Para ellas no hay ninguna duda. “Salas de cine. Cine siempre”. Maribel no deja de resaltar que, en una ocasión, ha llegado a “estar completamente sola en la sala”. “Podemos presumir de que hemos ayudado a levantar al cine”, agrega Inma mirando a Nina, quien incide en que “insiste mucho” con la idea de que “el cine hay que verlo en las salas”.

Minutos después, saliendo de la función de las 16.45 de Moonage Daydream estaba John. Al igual que otros asistentes confiesa que va al cine “menos de lo que le gustaría”. “Al final, las películas son productos diseñados para consumir en una sala de cine. La experiencia de apagar el móvil y estar con tus cinco sentidos es muy diferente a vivirlo desde casa”.

Los organizadores de la Fiesta del Cine esperan que las butacas nunca vuelvan a quedar vacías.

Frente a las pantallas

Pepi, Ana, Emilia, Carmen, María y Maribel Maider Goikoetxea

Volviendo a las salas. Pepi, Ana, Emilia, Carmen, María y Maribel quedaron ayer en Bilbao para ver La vida padre protagonizada por Karra Elejalde. Aprovecharon la Fiesta del Cine con precios reducidos.

Ángela, Alicia y Elena Maider Goikoetxea

El tirón de ‘la vida padre’. Ángela, Alicia y Elena estuvieron dudando entre La vida padre y Modelo 77, pero al final se decantaron por la primera, que se rodó en la capital vizcaina.

John y su hermano Maider Goikoetxea

Nada igual al cine. John y su hermano optaron por Moonage Daydream. John dejó en claro que verla en casa no es nada comparable a “vivirla en una sala de cine”.

Nina e Inma Maider Goikoetxea

Llenando salas vacías. Nina e Inma tenían muchas ganas de ver La consagración de la primavera. Ella son grandes cinéfilas y están convencidas de que las salas de cine no pueden desaparecer.