Injustamente oscurecido por la merecida fama de su hermano, el escultor Eduardo, Gonzalo Chillida (Donostia 1926-2008) no tuvo tanta proyección pública. Sin embargo, fue uno de las mejores pintores de la segunda mitad del siglo XX.

Su hija Alicia Chillida heredó la afición por el arte de su aita y es, en la actualidad, una destacada historiadora del arte y comisaria. Ha sido ella la que ha recopilado las treinta y cuatro pinturas, once litografías y unas ciento ochenta fotografías y fotocollages de su padre que se exponen desde este martes en el Instituto Cervantes de París, que ha coorganizado una exposición junto con Etxepare Euskal Institutua, el Museo de Bellas Artes de Bilbao y Acción Cultural Española (AC/E).

Una exposición que permanecerá en el Cervantes de París hasta el próximo 28 de febrero. Posteriormente, viajará a los centros de Roma, donde estará abierta al público entre marzo y junio de 2022, y de Tokio, de julio a octubre, para concluir su itinerancia, ya en 2023, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Gabriel Celaya le definió como "ese hombre secreto" porque el pintor se mantuvo en la sombra, alejado de corrillos artísticos. "Mi padre era un hombre muy afable, muy amigo de sus amigos, pero muy humilde. Le interesaba mucho su trabajo, pero no tanto la parte social que esto suele conllevar", explica Alicia Chillida.

Quizás por ello hizo pocas exposiciones individuales en su vida, aunque el Bellas Artes

Eduardo y Gonzalo tenían dos caracteres muy definidos y muy diferentes, cuyo trabajo artístico era muy independiente entre ellos, "aunque coincidían en la envergadura del reto que cada uno se propuso en aportar algo al arte; en eso hay similitud", explica Alicia Chillida.Exposición

La exposición que ahora se presenta en París permitirá que alguien que no haya conocido nunca el trabajo de Gonzalo Chillida se pueda acercar a él, explica su hija. "Hemos hecho una selección muy significativa, arranca en los 50 en la época de Castilla, pasa por París y comprende también su regreso al País vasco".

El artista donostiarra es conocido por sus paisajes de abstracciones líricas de la bahía de La Concha, sus marinas, sus arenas y también sus paisajes de Castilla. Menos conocida es su época geométrica de París, a la que la galería madrileña José de la Mano acaba de dedicarle una exposición. "Todavía hay muchos aspectos inéditos en la obra de mi aita", asegura su hija.

Ahora, su obra ha regresado a París con "esta exposición en el Instituto Cervantes que tiene ambición de retrospectiva y cuenta bien su vida. Es una pequeña gran exposición, su primera retrospectiva fuera del País vasco".

Alicia Chillida señala asimismo que su padre dejó una obra muy abierta, "porque no aceptó explicarla, sino que la obra se explique a sí misma. Deja un camino abierto a la historiografía. Esta exposición exporta a un artista en su contexto historiográfico, poético, de tal modo que se abran las interpretaciones en su obra".

En la muestra se incluye, además, la proyección de La idea del Norte (2016), dirigida por Alicia Chillida y Benito Macías. La película, de 40 minutos de duración, profundiza en el proceso creativo del pintor y en su capacidad de observación de aquellos motivos extraídos del paisaje -cielo, mar, arena, bosques- que recurrentemente le ocuparon a lo largo de toda su trayectoria.

A su vez, se ha editado una publicación -en euskera, castellano, francés, italiano y japonés- que incluye una presentación de Alicia Chillida y un epílogo del museógrafo Miguel Zugaza, y recupera escritos de los poetas José Ángel Irigaray y Gabriel Celaya, del pintor Antonio Saura y del historiador y crítico de arte Francisco Calvo Serraller.