"Esta es una fiesta de toda la sociedad en la que ponemos de manifiesto que la cultura es algo esencial para todos", manifestó al recoger su galardón el dramaturgo Alfredo Sanzol (Iruñea, 1972), uno de los grandes protagonistas de la noche como director de El bar que se tragó a todos los españoles La obra, con la que debuta como director del Centro Dramático Nacional, fue estrenada el 12 de febrero, cuando los teatros estaban al 66%. Por ello, agradeció especialmente la confianza depositada por el público, que a pesar de las restricciones siguió llenando los teatros permitiendo que ellos puedan "contar historias que nos cuentan como sociedad". Después de una pequeña gira por otras cinco ciudades estarán en Madrid hasta el 17 de octubre, donde tienen todas las entradas agotadas en el Teatro Valle- Inclán. ¿Habrá oportunidad de verla en otros teatros? "En el futuro, ya veremos", avanzó, dejando la puerta abierta.

Tras bajar del escenario, mientras sostenía el primero de sus premios Max, correspondiente a mejor espectáculo de teatro -después llegaría mejor autoría teatral-, Sanzol aseguró que la obra es "un homenaje a una generación, la de los años 60, que tuvo que luchar muchísimo para construir la libertad que nosotros disfrutamos ahora". En esta comedia parte de la historia de Jorge Arizmendi, un cura que a mediados de los 60 dio un vuelco en su vida amparándose en las secularizaciones que comenzó a realizar el Papa Juan XIII, para narrar las vivencias de los sacerdotes navarros y vascos que eligieron ese camino. "Es un canto y una manera de devolver la dignidad al silencio que ellos llevaban en su vida sobre este tema, porque socialmente no era algo que estaba aceptado, como puede estarlo ahora. Había mucha gente que no estaba de acuerdo en que los curas pudieran salirse", aseveró el dramaturgo, quien relató que su propio padre fue sacerdote en Tolosa.

Las imágenes de la gala de entrega de los Premios MAX. Fotos: José Mari MartínezEn la categoría que Sanzol no pudo alzar la escultura diseñada por Joan Brossa fue en mejor dirección de escena. Nao Albet y Marcel Borràs, muy ilusionados por el premio, quisieron saber si eran los más jóvenes en ganarlo. "La estrenamos en Catalunya hace siete años y después la llevamos a Madrid, donde ha funcionado muy bien", explicaron los catalanes de 30 y 31 años sobre la obra producida, igual que la de Sanzol, por el Centro Nacional Dramático. "Hemos seguido produciendo, tenemos otras dos obras: una girando y otra en preproducción", aclararon.Como en la mayoría de galas en lo referente a premios culturales, hubo lugar para la reivindicación. Concretamente, muchos de los asistentes portaban una X como símbolo de apoyo a la Plataforma de Técnicos. "Los telones no se suben sin los equipos artísticos cualificados", aseguró al recoger su premio por el mejor diseño de vestuario Deborah Macías. Fue una proclama a la que se sumó Juanjo Llorens, ganador del mejor diseño de iluminación por la triplemente premiada La mort y la Donzella."Es una manera de devolver la dignidad al silencio que llevaban -los curas- en su vida"Alfredo SanzolDirector y dramaturgo

21

Las imágenes de la gala de entrega de los Premios MAX

en mejor dirección de escenaNao Albet y Marcel Borràs lugar para la reivindicación los asistentes portaban una X como símbolo de apoyo a la Plataforma de TécnicoLa mort y la Donzella