"Ana María, Isabela, Lucía, Alexa, Alicia, Sra. Rius... Nos acercamos a las realidades de las prostitutas y les damos voz. Intentamos quitar esa palabra que estigmatiza y escuchamos sus testimonios, lo que ellas tienen que decir". Así define la actriz Nathalie Poza la obra Prostitución que interpreta junto a Carmen Machi y Carolina Yuste.

Desde el viernes y hasta el domingo las actrices se subirán a "los tacones de esas mujeres" en el Teatro Arriaga bajo la dirección de Andrés Lima, y sacarán a la luz las realidades de las prostitutas que ejercen en el Estado. Y es que como explica, "no sabemos ni la mitad de lo que deberíamos sobre la prostitución".

Para dar forma a este cabaret documental, el equipo teatral se ha basado en textos y testimonios reales. Así, Prostitución es el resultado del trabajo de investigación "sobre un tema que atraviesa a la sociedad en lo humano, político, social y económico", y en el que como subraya Poza, han participado el equipo artístico y técnico, profesionales del teatro, expertos en el tema y diversas asociaciones junto a las protagonistas de este mundo. Un proceso donde las actrices realizaron las entrevistas a las prostitutas "que prestaron cuerpo, voz y alma".

Para ello, las actrices han recabado información y testimonios en diversos lugares como clubs, hoteles o el polígono Marconi de Madrid que es el más grande de Europa. Salen a la luz testimonios tanto de mujeres "que estaban de acuerdo con lo que hacían" como de prostitutas "que no podían mostrar su cara". Se entremezclan testimonios con datos oficiales sobre la prostitución, el tráfico de personas, la esclavitud y la violencia sexual o el proxenetismo. Sin embargo, el de la prostitución es, en palabras de Poza, "un tema inabarcable", por lo que destaca que en la función "no está todo".

Darles voz

El objetivo es claro: darles voz. "Creo que cada vez es más importante poder usar el teatro como un instrumento de denuncia, o al menos contar las historias". Ya que, como incide, "la prostitución es un tema transversal que nos afecta a todos".

Entre los testimonios recogidos en la obra, la nominada al Goya por La boda de Rosa destaca la historia de una mujer que tenía familia, un trabajo y luego tenía doble vida. "Me contó que lo único que quería era que su hija cuando creciera no tuviera que verse en las mismas circunstancias que ella". Y subraya el deseo de esa mujer de trasladar un mensaje y darlo a conocer: "Decía que le gustaría que en la obra se defendiera su dignidad y su libertad de decisión". Y es que, por un lado no quieren hacer lo que están haciendo, pero por el otro es una decisión libre, al menos en su caso. "Mi frase favorita de la obra, y la que me gustaría destacar es esta: ¿Quiénes somos nosotros para decidir quién es digno y quién no lo es? Cada una decide cómo llevar el alimento a su casa y cómo sobrevivir".

Prostitución saca a la luz un tema que hoy en día "todavía es tabú", asegura Poza. Es una oportunidad para que la gente se sensibilice y tenga más empatía, "para desestigmatizar la prostitución", añade.

¿Ejemplo de algunas realidades que reflejan sobre el escenario? La situación que se vive en el polígono de Marconi, a pocos kilómetros de la Gran Vía madrileña. Es el sitio más visitado los lunes antes de ir a la oficina. "Debería ser ilegal", defiende la actriz, que destaca cómo está lleno de "niñas pasando frío y explotadas durante horas. Es esclavismo, el esclavismo del siglo XXI". Por eso, subraya la necesidad de contarlo, "y esta, a través del teatro, es una de ellas", expone Poza, que añade que "el peor enemigo que tenemos siempre es la ignorancia".

Regulación o abolición

A pesar de la dureza de los testimonios, la obra no se posiciona. "El espectador vive en un conflicto permanente", asegura Poza. Y es que más allá del candente debate que hay hoy en día sobre la regulación o abolición, la actriz insiste en la necesidad de poner el tema sobre la mesa y remover al público.

Muestra de la controversia generada en la propia función, como cuenta la actriz madrileña, es una ocasión en la que militantes del abolicionismo acudieron a ver la obra y se enfadaron precisamente porque la obra no se posicionaba, lo cual creó momentos de tensión. Sin embargo, Amelia Tiganus, activista abolicionista cuyos testimonios forman parte de la obra, defendió "que el teatro tiene que ir más allá, y que lo importante es escuchar esas voces en un espacio libre, donde no hay política". Y es que Poza subraya que "el teatro tiene que ser un espacio de reflexión e incluso de emoción. No podemos entrar a posicionarnos, o por lo menos ese no era nuestro objetivo".

Por eso, aunque admite que "fueron momentos violentos", se muestra satisfecha del debate generado, ya que según la actriz "de alguna manera levanta el polvo de debajo de la alfombra. Lo interesante es eso; todas las mujeres que hablaban tenían su espacio".

E insiste en animar sobre todo a las mujeres a acudir a verla. ¿El motivo? "Nos vemos retratadas por la historia de la mujer. No solo por ser prostituta". Según explica Poza, se plantean muchos temas de la condición femenina y masculina. Sobre qué pasa con nuestra sociedad, por qué vivimos en una sociedad patriarcal donde tantas mujeres tienen la necesidad de vender su cuerpo, o "qué se nos ha torcido para que lleguemos a esas cifras tan espeluznantes". Sobre todo con el tema de la trata, que como incide Poza mueve cada día cinco millones de euros en el Estado. "Pero no solo eso, hay mucho más", zanja la actriz.

Los datos

La sociedad. La obra aborda el tema de la prostitución desde distintos puntos, como por ejemplo qué pasa con la sociedad actual, por qué se vive en una sociedad patriarcal donde tantas mujeres tienen la necesidad de vender su cuerpo, o "qué se nos ha torcido para que lleguemos a esas cifras tan espeluznantes"..

Desestigmatizar. 'Prostitución' saca a la luz un tema que hoy en día "todavía es tabú", asegura Nathalie Poza. Es una oportunidad para que la gente se sensibilice y tenga más empatía, "para desestigmatizar la prostitución".

Testimonios. Las actrices han recabado testimonios en diversos lugares como clubes, hoteles o el polígono Marconi de Madrid que es el más grande de Europa. Salen a la luz testimonios tanto de mujeres "que estaban de acuerdo con lo que hacían" como de prostitutas "que no podían mostrar su cara".

"La obra no se posiciona sobre la abolición", dice la actriz madrileña. Esto ha llevado la controversia hasta la propia función: es una ocasión en la que militantes del abolicionismo acudieron a ver la obra, se enfadaron.

"¿Cómo hemos llegado a que problemas como la trata de personas mueva al día en el Estado cinco millones de euros?".