? Natalia Dicenta conversa derrochando vitalidad y pasión. Sus ojos brillan cuando habla de Juany, en cuya piel se ha metido, como siempre acostumbra a hacerlo, con entrega y emoción. El "desafío" de encarnar a una mujer de 85 años que se pasa la vida buscando a su madre, fusilada en la guerra civil; que a ratos es niña, a ratos joven, a ratos anciana cansada, se lo propuso hace poco más de un año Miguel Goikoetxandía, de Iluna Producciones. Natalia Dicenta leyó el texto de Vencidos y se emocionó, y supo que debía involucrarse en un proyecto que, tras superar todos los obstáculos que, consecuencia de la pandemia, han hecho retrasar su estreno, por fin llega a las tablas, los próximos días 12 y 13 de noviembre en el Teatro Gayarre.

¿Cuál fue el motor que le impulsó a decir adelante con este proyecto?

?Es que al leerlo me emocionó mucho. Para mí el motor son las emociones, es con lo que trabajo como actriz. Y la historia de Juany me emocionó porque apela a la memoria, toca un tema tan candente y tan flagrante como son las cunetas de este país y la cantidad de desaparecidos y desaparecidas que hay en ellas no encontrados todavía, y apela a que aún está por ponerse en práctica unas políticas y unas dotaciones económicas suficientes para que todas esas cunetas sean levantadas, toda esa tierra sea removida y todos esos huesos sean identificados, y la gente que lleva toda la vida buscando a sus familiares por fin pueda tener paz... A mí eso me parece fundamental.

Juany en esta obra se pasa la vida buscando a su madre, fusilada en Lerín.

?Sí, Miguel ha localizado la historia aquí, pero podrías llevarla a cualquier territorio porque esto ha ocurrido en toda España y en todo el mundo. Juany se pasa la vida buscando a su madre y se va de este mundo sin encontrarla. Me parecía muy importante hablar de esto, que le ha pasado a tanta gente, a tantos de nuestros mayores. Verbalizarlo, encarnarlo... porque las personas tienen derecho a encontrar a sus seres queridos.

El proceso de Vencidos hasta llegar al estreno que ya está cerca ha sido una odisea por la pandemia...

?Y tanto... Es la tercera vez que vengo a Pamplona para intentar estrenar esta obra. El estreno iba a ser el pasado abril en el Gayarre, así que a mediados de febrero vine a Pamplona porque además me había salido un rodaje de televisión, porque arranca de nuevo El internado, una serie en la que me ha salido un personaje maravilloso, Mara, la directora del internado, y se rodaron exteriores en Irache, así que se me juntaron los dos trabajos en Navarra, ensayar la obra de teatro y rodar la serie de televisión. Viví aquí en Pamplona compaginando ambos proyectos, hasta que llegó el confinamiento, todo se cortó, pude volver a Madrid y ya me quedé allí, como todo el mundo, en casa. Entre julio y agosto pudimos retomar el rodaje de El internado en San Sebastián, y con Iluna hubo que recolocar las fechas en el Gayarre: nos programaban el 31 de octubre; y era una pena porque en abril íbamos a haber hecho tres días de funciones, y ya había un montón de entradas vendidas... Volví aquí para ensayar, pero en Pamplona empezaron a subir los contagios y comenzaron las restricciones, y se decidió que el estreno se pasaba a los días 12 y 13 de noviembre, sin sobrepasar las cien personas, lo que supone para el Gayarre menos del 30% de aforo. Y el teatro nos ha propuesto esta vez hacer dos días de estreno, con dos funciones cada día.

Va a ser una maratón.

?Sí, y la primera función además... yo en mi vida he hecho una función a las cuatro y media de la tarde (ríe). Porque, claro, a las nueve hay que cerrar...Pero por lo menos 400 personas podrán ver el estreno de Vencidos. Está siendo como un auto de fe. Una lucha sin cuartel. ¡Hay que estrenar, como sea! Como actriz nunca había sentido nada igual. Nunca había tenido un proyecto delante y había sentido tal frustración, y esta sensación de espera... Me he desesperado mucho...

A la tercera va la vencida, nunca mejor dicho...

?Sí, ahora ya me siento más tranquila, parece que las cosas se mantienen, que el covid se está controlando aquí y no van a cerrar teatros. Pero en otras comunidades está pasando. Mi madre Lola Herrera fue a Barcelona porque tenía 20 funciones y a la segunda función tuvo que volverse porque cerraban los teatros. Eso genera un estado de ansiedad, esa incertidumbre... Cuando se ha demostrado además que en los espacios culturales no ha habido ningún contagio.

La cultura es de lo más seguro en esta pandemia.

?Por supuesto. A las gentes de la cultura nos tiene francamente cabreados el hecho de que se junte lo que significa entretenimiento y desparrame con un hecho cultural. Cuando se asustan mucho, lo meten todo en un mismo saco, y es un hecho que la cultura es segura, y es tan necesaria como el pan. Las tres veces que he ido al teatro en Madrid y la vez que he ido al cine en este tiempo, el aforo permitido estaba completo. La gente necesita que le contemos historias. Todos como espectadores necesitamos que nos cuenten historias. La cultura es fundamental para la vida. Y la cultura no es estar en casa con una tableta conectado a HBO o Netflix, la cultura es un hecho vivo, vibrante y nutricio. Necesitamos la palabra hecha vida en un escenario. Y eso no nos lo pueden quitar.

¿Cuál ha sido el mayor reto de encarnar a la Juany de Vencidos?

?Como actriz, para mí era un pequeño desafío que me hacía gracia encarnar a Juany, porque Juany es muy mayor, tiene 85 años, pero cuando recuerda muy vívidamente lo de hace muchísimos años, cuando era niña, cuando fue enviada a Núremberg a trabajar, eso ocurre en escena. Entonces Juany vive cuando era una niña, vive cuando tenía 30 años y estaba en Núremberg, con lo cual pasa por diferentes edades. Y todos esos momentos vitales los encarno yo. Claro, cuando me encontré por primera vez con Miguel (Goikoetxandía) en Madrid, le dije: oye, Miguel, ¿y esto no sería más fácil hacerlo con una actriz mayor mayor de verdad, que las hay maravillosas en este país?No, no, no, no, yo quiero que lo hagas tú, me decía. Y eso ha sido un desafío.

¿Ha buceado en la memoria de sus antepasados para dar vida a esta mujer?

?Sí, yo tengo memoria muy vívida de las mujeres de mi familia por parte de madre: de mi bisabuela Jacinta, de mi yaya Lola, la madre de mi madre, de su hermana y tía abuela mía, la tía María, y de mi propia madre. Tengo una línea de mujeres por parte materna que he podido conocer y que vivieron todo eso. He podido hablar mucho con mi yaya Lola y con mi tía María, y a ellas les pasaba eso, eran mujeres muy mayores que recordaban lo de entonces, la guerra, los bombardeos, todo. Y tantas cosas he oído... Dos hermanos de estas dos mujeres fueron fusilados en la guerra. Había historias muy vívidas, y yo recordaba cómo sus ojos se iluminaban cuando hablaban de todas aquellas cosas; recordaba su miedo cuando se hablaba de política en casa, cerrad las ventanas, decían... Porque ese miedo nunca se les fue. Vivieron el infierno, y entonces dije: bueno, voy a apelar a la memoria de las mujeres de mi familia. Voy a seguir hablando con mi madre. Voy a ver cómo apelo a mi niña interior.

Hay un trabajo físico importante.

?Sí, porque no es lo mismo ser yo que tengo cincuenta y tantos y estoy muy sanota y muy bien, que ser una niña que pega botes, que ser una mujer mayor de casi 90 años que está muy mermada, muy cansada físicamente... Ha sido un reto cómo cansar mi cuerpo, como encorvarlo, cómo hablar de otra manera, mucho más despacio, cómo perderme cuando hablo, porque a Juany le pasa, que tiene lapsus de memoria importantes y desordena los recuerdos... Todo eso me intrigaba y me parecía muy interesante.

Aquella fue una generación de mujeres "sin ombligo", que se dieron a los demás.

?Sí, fueron mujeres educadas para los otros.

No fueron libres.

?Hemos empezado a ser libres hace un ratito, como quien dice. Son mujeres educadas para el servicio a los demás, para cuidar a los demás, y ellas olvidadas de sí mismas.

Y mujeres de una fortaleza...

?Claro, de una fortaleza y de una generosidad bárbaras, porque lo daban todo. No tuvieron por supuesto acceso a la educación, a la cultural, su trabajo era su esclavitud. El trabajo familiar, el trabajo de entrega a los demás y de cuidado y nutrición de los demás. Era la cultura del patriarcado.

Que aquí sigue.

?Sí, ahí estamos todavía. Los cuidados siguen asumiéndolos las mujeres, en el siglo XXI. La lucha contra el patriarcado sigue siendo un auténtico desafío, una pelea sin cuartel. Todavía tenemos que decir que queremos ser iguales y tener las mismas oportunidades que los hombres, porque por encima de todo somos personas, seres humanos, y esto es una cuestión de derechos humanos.

Ahora es cuando tenemos la oportunidad de crear nuevos modelos de mujeres para que en un futuro haya otros referentes.

?Exacto. Y sobre todo porque los referentes de mujeres, que las ha habido muchas, pioneras y fantásticas, fueron borrados de la Historia. Recién se empieza a visibilizar y sacar de las catacumbas a mujeres fabulosas y pioneras que hicieron un trabajo impresionante. Mujeres feministas, muy potentes, que se enfrentaron a lo establecido, a un patriarcado pétreo, y lucharon y dieron muchas la vida por conseguir que tú y yo estemos hoy hablando sobre esto. Hoy desde luego queremos que nuestras hijas tengan modelos de mujeres independientes, autónomas, libres, para elegir lo que quieran hacer con su vida, con su cuerpo, etcétera.

¿Cómo ve ahora mismo la salud del teatro? En cuanto a público, se está demostrando que hay ganas de cultura en vivo. ¿Pero la posibilidad de programar en este momento?

?Hombre, estamos muy muy tocados porque claro, programar ahora... Es que ahora mismo la incertidumbre es la palabra mayúscula. De un día para otro no sabes lo que va a ocurrir. Es una locura. Yo lo que pediría, y creo que todas las gentes de la cultura en general, una vez más que demostrado que la cultura es segura, es que a la cultura hay que protegerla y dotarla de los medios económicos necesarios para que siga existiendo. Porque la cultura es necesaria para la gente.

Se ha demostrado en el confinamiento.

?¿Qué habría sido de la gente en el confinamiento sin la cultura, sin las historias de ficción en la tele o en los libros? ¿Sin la música? La gente practicaba la cultura desde su casa; sin ese desahogo nos habríamos vuelto locos. La covid está aún sin resolver. Esto está siendo muy muy muy duro a todos los niveles. A pesar de eso, y por eso precisamente, una de las espitas, uno de los escapes, uno de los hechos importantes que nos puede salvar y serenar un poco afectiva y psicológicamente es la cultura, que nos cuenten historias, que nos saquen de lo que estamos viviendo las 24 horas del día y nos cuenten historias en las que podamos meternos. Es fundamental, la cultura es la tabla de salvación del pueblo, es nuestro pan. Y eso arriba, a los que mandan, les está costando entenderlo.

La cultura nos da criterio, apertura de miras, empatía, memoria..., todo lo necesario para vivir. ¿No se apoya quizá porque quienes quieren manejarnos la ven como un peligro?

?¿Que tengamos criterio, eh? Que podamos reflexionar por nosotros mismos... Esto siempre ha sido un peligro para los gobernantes. Desde el momento en que se crea un teléfono móvil, un smartphone que es inteligente y es capaz de hacer por ti todo, pues esa es para mí el arma de destrucción masiva real, porque ha conseguido que la población mundial esté mirando para abajo y tecleando en un teléfono, y ya no levante la cabeza y no mire lo que hay alrededor ni pueda tomar decisiones ni reflexionar sobre lo que ocurre y las políticas que se están haciendo de todo tipo.

En nuestra mano está cambiar eso.

?En parte sí. Yo por ejemplo no tengo plataformas de éstas, HBO, Netflix... A lo mejor como profesional tendría que verlas, pero yo no me puedo pasar el día viendo series completas, vitalmente sé que me volvería tarumba. Yo necesito vivir, pasear, que me dé el sol, ver a una amiga, leer un libro, vivir el exterior. Vivir a través de una pantalla no es natural, no es intrínseco al ser humano.

Volviendo a la cultura en vivo, después de lo que ha costado llegar a escena, el estreno de Vencidos va a ser una auténtica celebración.

?Sí, pero sin poder celebrarlo, perdona (ríe). Del teatro hay que salir a las nueve y todos para casa, en esta tierra tan ducha en chistorras y vinos y celebraciones y pinchos... pues no, pues nos hemos quedado sin esa parte. La fiesta va a ser hacer la función. Volver a sentir ese hecho teatral, alguien que cuenta una historia y alguien que escucha y se emociona.

¿Qué cree que se va a llevar el público de Vencidos?

?Mucha emoción. Y memoria colectiva. Se trata de restañar esa memoria, de resolverla, y de contar que la vida es muy hermosa, y con que solo unos tomates, un poco de sal y el sol brillando... eso es un tesoro.

Estreno con cuatro funciones en dos días. 12 y 13 de noviembre, ambos días a las 16.30 y a las 19.00 horas. En el Teatro Gayarre. Todavía quedan entradas a la venta, a precios de 12,75 a 15 euros.

Compañía. Iluna Producciones.

Autor y director. Miguel Goikoetxandía.

Intérpretes. Natalia Dicenta, Ana Berrade, David Larrea, Miguel Goikoetxandía.

Duración. 80 minutos aprox.

La historia. Es la noche del 18 de julio de 1936, estalla la guerra y Juany nunca pudo volver a jugar. Juany es una niña de Lerín que pierde a su madre en los primeros días de la guerra civil. A partir de ese momento recorre los campos con su padre, vendiendo comida, para tratar de sobrevivir. Estraperlo, exilio, hambre, emigración, lucha y búsqueda de reparación en una historia pequeña que representa a muchas historias pequeñas. Las de los vencidos.

Debut con Iluna. Es la primera vez que Natalia Dicenta trabaja con la compañía navarra Iluna Producciones, y dice haberse encontrado con "un equipo estupendo, de gente encantadora, generosa y honesta, muy profesional y perserverante. La máquina de Iluna Producciones está muy bien engrasada", afirma.