RAS la declaración del estado de alarma y el inicio del confinamiento de la población, no son pocos los dibujantes que han venido a expresar algo así como “bienvenidos”. Acostumbrados a una vida parca en relaciones sociales y sobrada en cuanto a horas de trabajo frente al tablero de dibujo, los autores de cómic han visto cómo este modo de vida se ha generalizado, aunque sea como consecuencia de una situación inédita y dolorosa. Sin embargo, el artista que más lejos había llevado la dramatización de este modo de vida con pocas horas de exposición a la luz del sol es Paco Roca, el estandarte de la novela gráfica en castellano, con su obra Memorias de un hombre en pijama Nacida hace ahora diez años en la prensa escrita, en plena resaca de la crisis económica, esta serie está viviendo una segunda juventud a la luz de los acontecimientos en curso, demostrando un músculo y vigencia tales que su factótum asegura, categórico, que “está teniendo mucha más repercusión ahora que cuando salía en prensa”.

El pijama como metáfora del desarrollo vital entre cuatro paredes, patrimonio hasta ahora de una minoría, se ha impuesto de un día para otro de una forma inimaginable: ahora todos somos hombres y mujeres en pijama. ¿Se considera por ello un visionario? “En cierta forma sí, me veo dando consejos y compartiendo una experiencia que yo pensaba que era totalmente inútil, pero que ahora me doy cuenta de que sirve para algo”, asegura.

Esta serie, recopilada en tres tomos por Astiberri, adquiere por tanto una nueva perspectiva como guía de campo de la actual situación de reclusión. Más todavía después de la iniciativa emprendida por el autor valenciano, publicar una página del primer álbum de forma diaria en su cuenta de Twitter, mientras que la editorial vasca ofrece en descarga gratuita en su página web las 136 páginas de ese trabajo. Preguntado por si lleva este confinamiento mejor que la mayoría gracias a su entrenamiento, Roca lo relativiza. “Esta situación nos sobrepasa, pero es verdad que nos resulta más cercana porque estamos acostumbrados a pasar tiempo en casa. También a la anarquía, es decir, a no tener nadie que nos diga lo que tenemos que hacer”, afirma a DEIA. Sin necesidad de plantearle la cuestión, expone unos rápidos consejos para sobrellevar el encierro. “Es importante tener una disciplina y unos horarios, unas rutinas y obligaciones desde que te levantas hasta que te acuestas para no caer en la angustia de la monotonía o de que no haya diferencias entre horas y días”.

En una de las primeras historietas del Hombre en pijama, el protagonista, evidente alter ego de Paco Roca, compite con otros compañeros de trabajo de forma telemática por ver quién permanece un día completo en pijama. ¿Es éste un fin en sí mismo, un placer cotidiano hasta ahora oculto para muchos? “Para mí el pijama suponía haber conseguido un estatus de libertad, es decir, el sueño infantil de que algún día no me tendré que quitar el pijama y podré estar con él todo el día. Lo he conseguido y al mismo tiempo significa poder vivir de lo que quiero, hacer cómics y no tener que hacer ninguna concesión”, explica. Resume por ello que “el pijama supone la total libertad de hacer lo que quiera y como quiera”.

Sin embargo, entre los primeros consejos que se difundieron para sobrellevar la rutina diaria se encontraba vestirse para dar una apariencia de normalidad, aunque sea dentro de casa. A la pregunta de si ve esto como una traición, o si supone una aparente contradicción, Paco Roca lanza primero una carcajada y luego asegura que “las dos cosas están bien. Cada uno debe encontrar la mejor forma de llevarlo, hay quien prefiere el chandal y yo soy más de pijama. Yo tengo mi pijama de dormir y mi pijama de diario, entonces me quito el de la mañana, me ducho y me pongo el de trabajar”. En conversación telefónica, concluye que “lo importante es tener en cuenta que no es una situación pasajera sino larga, y que debes encontrar de nuevo tu rutina y tus objetivos”.

Uno de los innumerables memes que se han difundido en las últimas semanas es que esperábamos un futuro a lo Mad Max y nos hemos topado con uno de Ken Loach, con gente encerrada en su cuarto. Paco Roca se reconoce inmune a esta auténtica neolengua y a la actual explosión de comunicaciones, sobre todo por WhatsApp. “Intento no estar demasiado pendiente del móvil ni de las redes sociales, solo lo enciendo por la mañana, al mediodía y por la noche”.

Roca lo es todo en el mundo del cómic. Arrugas (2007), la obra sobre el alzhéimer con la que ganó el Premio Nacional de Cómic, supuso el catalizador de la actual época dorada de la novela gráfica en España, influencia directa de innumerables autores y obras, al tiempo que abrió este medio a un público más amplio. Desde este éxito de ventas no ha parado de producir, y ahora se encuentra inmerso en su nuevo trabajo, en principio previsto para finales de año. Su inspiración es “la única fotografía que tiene mi madre con su madre, porque su madre murió cuando era muy joven”. “Si algo bueno ha tenido esta crisis es que hacía mucho que no podía estar tan centrado en mi trabajo”, zanja.