Al bailarín y coreógrafo vasco Jon Ugarriza la pandemia del coronavirus le ha pillado en la localidad sueca de Gotemburgo, donde desde el pasado verano imparte formación en la Swedish National Ballet School. "Seguimos dando clases presenciales, con mucha cautela y precaución, lógicamente", explica este bailarín que hoy, a partir de las 11.00 horas, coincidiendo con el Día Internacional de la Danza, impartirá una clase on line en Dancelife Europe, una plataforma de clases y workshops con los mejores bailarines del mundo.
Desde 1982, cada 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza para conmemorar el nacimiento en 1727 del que está considerado como el creador del ballet moderno, Jean-Georges Noverre. Pero este año será una celebración atípica. La crisis sanitaria del coronavirus ha paralizado la danza en casi todo el mundo. Los profesionales de esta disciplina artística tienen que ensayar confinados desde sus casas. Toca bailar bajo la tormenta.
En Suecia se mantienen abiertas las escuelas en general, incluidas las de danza, donde los alumnos y alumnas pueden seguir formándose. El país mantiene abiertas además las guarderías y los locales públicos, incluidos bares y restaurantes, y no hay restricciones para salir a las calles, pero ha pedido responsabilidad a la población. De momento, teatros, museos y espacios públicos donde se pueden producir aglomeraciones de público permanecen cerrados.
"Se ponen muchas medidas de precaución, por supuesto, se mantienen el distanciamiento físico de metro y medio, la higiene personal En la Swedish National Ballet School, donde imparto clases, se ha elaborado un plan muy estudiado, por tandas. Los alumnos se lavan frecuentemente las manos, a la entrada, a la salida de las clases... Se utilizan geles, se desinfectan constantemente los espacios, las barras de baile, se han eliminado los contactos durante los ensayos... La sociedad sueca está muy concienciada, tiene presente todo el tiempo el covid-19, pero no ha paralizado la vida cotidiana, aunque poniendo todas las medidas de cautela y precaución", explica Ugarriza desde Gotemburgo.
Su vida profesional se divide entre Suecia y Euskadi, donde imparte sus clases on line y crea espectáculos y coreografías para su agencia de Bilbao Más Q Danza. "La mayoría de los profesionales de todo el mundo están en casa. En esta disciplina artística hay que entrenar mucho y es difícil en estas condiciones, pero lo importante es pasar este bache y luego ir poco a poco. Además, bailar viene muy bien para la mente, no estás todo el tiempo pensando en el coronavirus. Para los bailarines puede ser una terapia".
Ugarriza está convencido de que el coronavirus "Va a ser un cambio, un momento transformador... Estamos mucha gente conectada a nivel mundial, bailando, compartiendo ideas, creación; de aquí van a salir proyectos muy interesantes", asegura.
De momento, Ugarriza, que ha llevado a la danza temas de Itoiz y de Mikel Laboa y que ha conseguido con trabajos como The key, en el que aúna música, ballet y danza, proyectar en Hollywood la cultura vasca y la imagen de Bilbao, tiene en su agenda un sinfín de proyectos. Acaba de ser nombrado miembro del jurado para la Swedish National Agency for Education y evaluará a los nuevos talentos del país nórdico. También realiza un trabajo cinematográfico para la escuela de la compañía nacional sueca, donde imparte las clases. "Ayer mismo estuvimos grabando en el teatro de Gotemburgo, que está cerrado, pero lo teníamos reservado para esta grabación en la que participan las dos finalistas del Nordic Baltic Ballet Competition, Laura Persson y Miranda Falt, un proyecto creado junto con el director artístico de la Escuela Sebastian Michanek y Nina Hoglund", explica el coreógrafo.
Ugarriza manda un mensaje de "ánimo y de esperanza" en este día, un día que espera que sea distinto dentro de unos meses cuando, si las circunstancias lo permiten, la danza inundará nuevamente los escenarios de todo el mundo.
"En Suecia las escuelas no han cerrado, siguen abiertas, aunque se toman todas las medidas de cautela y seguridad"
"Bailar viene muy bien para la mente, no estás todo el tiempo pensando en el covid-19; para los bailarines es una terapia"
Bailarín, coreógrafo y profesor