bilbao - Burning aparca su maquinaria roquera y la pone en vía de descanso tras 45 años de magisterio y clásicos con la gira No va más, que hoy recala en la Herriko Plaza de Barakaldo en una cita gratuita en la que actuarán también The Mani-Las y Lemy River, La Nevera Vacía, Sara Zozaya y Lanbroa, ganadores del concurso Hiriko Soinuak. “El parón del grupo no duele porque estamos disfrutando mucho”, explica Johnny, cantante, teclista y único miembro fundador superviviente, que ya trabaja en su debut en solitario.

‘No va más’. ¿Están las apuestas cerradas y la ruleta presta a girar?

-El grupo se ha dado este año para que la gente venga a vernos. Y no sabemos lo que vendrá después porque nos damos un respiro tras 45 años. Dejamos el tren en vía de descanso, aunque no podremos dejar la música porque ya hay proyectos en solitario encauzados. Dejamos descansar a la madre Burning.

Vamos, que habrá disco en solitario suyo ¿no?

-(Risas). Creo que sí. Me tienta hacer canciones más personales con todo lo que he mamado en este casi medio siglo. Está muy avanzado ya, pero no doy fechas para no pillarme los dedos.

¿Ha costado decidir el parón del grupo?

-De momento no duele ni desgarra porque estamos disfrutando mucho y rescatando canciones escondidas que no tocábamos hace años. Hay mucho donde elegir y vamos cambiando en los conciertos.

Le imaginaba como a Chuck Berry con Burning y al final se van a retirar ustedes antes que los Stones.

-(Carcajada). Richards y Jagger vieron que por separado no tenían la magia del grupo y ahí siguen los Stones. ¡Quién sabe si eso puede ser un ejemplo para Burning! De momento, me quiero dar un capricho.

Burning, hace unos meses Rosendo... ¿Qué está pasando, nos hacemos viejos?

-Habla por ti (risas). Yo sigo ahí. La gente que estamos con ese perfume del rock tenemos una edad, una mente y un rollo especial. Los años no casan muy bien con esto, pero parecemos perennes hasta que llega el zas... y a tomar por culo. Nadie se retira del rock así, para siempre. ¡Y de dolores no hablemos!

Hablemos de Josele, el líder de Enemigos. Dijo que con Burning se iría una manera de entender la vida y la libertad.

-¿Eso dijo? Es un colega con el que he colaborado, qué puedo decir. Que no se preocupe y él siga haciendo discos. Tiraré de rollo sentimental para decir que Burning nunca morirá porque siempre quedarán los 18 discos grabados. Ni Berry ni los Doors se han ido y no lo harán.

¿Qué imagen o sentimiento le vienen al echar la vista atrás?

-Me llegan las canciones, los chous y la gente cantando, saltando, abrazándose y disfrutando. Y hasta llorando. Es espectacular que las canciones se metan en la vida y el corazón de la gente. ¡La hostia!

Eso no se paga con dinero.

-El dinero paga las facturas y que no falte de nada a la familia, pero no tiene ese valor emocional.

¿Dónde quedan Pepe Risi, Toño y otros que le acompañaron?

-A nada que gire la cabeza los veo. No se olvida uno de la cuadrilla, aunque la cuneta se haya ido llenando de cadáveres. Canto sus canciones y los recuerdo cuando toco, sin pudor. Les doy las gracias.

¿Ha cambiado mucho su visión de la música en estos 45 años?

-En esencia, no. El objetivo es hacer buenas canciones y chous. Hay adelantos y tecnología, sí, pero lo importante es lo otro.

¿Y la de la sociedad, el rock sigue siendo una forma de vida?

-La gente dice que ya no es lo mismo, pero yo sigo metido en la misma marmita (risas). Me ilusiona igual y lo doy todo. Sigo viendo el concierto de Woodstock y en aquella época se cambiaron muchas cosas. Y aquí seguimos, aunque es lógico que haya golpes de timón. La gente tiene derecho a estar equivocada y escuchar otras músicas, pero al final todos oímos y bailamos rock’n’roll.

El Loco dice que no se tienen en cuenta las trayectorias, que eres lo que vendes en el último concierto.

-Este es un país trágico para la gente que cumple años. Y no me gusta llorar, ya que creo que hay ganárselo con nuevas grabaciones y conciertos. Eres lo que vendes en la última gira, al contrario que en otros países, donde estrellas de carrera dilatada llenan siempre. Aquí hay que ganárselo, tirarse a la trinchera.

Tocan en Barakaldo, en un espacio abierto y gratis. Nada que ver con los fans de las salas, a los que se les ve la cara.

-Me gustan ambos formatos, pero ver la cara a la gente y cómo disfruta y suda... eso es genial. Si te descuidas, te quitan la cerveza del piano por la cercanía (risas). Y lo otro gusta, ver a ese mogollón de peña. Todavía me pone cachondo y es un gustazo.

¿Qué epitafio le gustaría leer sobre Burning?

-¡Joder, qué pregunta! ¿Qué tal Solamente rock’n’roll? Estaría bien, y me recuerda a los Stones.