Bilbao - Txirene, socarrón, botxero... querido por todos. Así es como definen sus amigos a K-Toño, caricaturista, ilustrador pero, sobre todo, botxero, que tras fallecer el lunes a los 73 años, quedará siempre en el recuerdo de los bilbainos. “Era muy generoso, abierto, y divertido. Lo que más vamos a echar de menos va a ser su forma de ser txirene, su forma de ser de tan buen bilbaino. Eso es lo que más vamos a echar de menos”, subrayó a DEIA Marino Montero, agitador cultural que coincidió con él en multitud de ocasiones.
Además, sus dibujos han hecho una crónica del Bilbao que va cambiando. “Todos los dibujos de K-Toño son un documento histórico de Bilbao. Habría que hacer una recopilación, un exposición o un museo pequeño de K-Toño”, señaló Montero. “Sus dibujos costumbristas son la imagen de la ciudad. Por encima de cronista del acontecer de la villa y sus símbolos y tradiciones como persona era absolutamente entrañable. Su dibujo es un legado que habría que recoger y exponer”.
El dibujante Asier Sanz también comparte la opinión de Marino Montero, ya que aseguró que “es el big-data de Bilbao, tenía una memoria de gigante que recordaba todo lo que había sucedido hace 70 años. Todo ese acerbo cultural que contaba en el Periódico Bilbao se va a perder. Por eso, es como el último eslabón. Es una persona necesaria para conocer el Bilbao de siempre. Si queremos conocer la historia de Bilbao es necesario echar un vistazo a sus escritos y a sus dibujos. Es una ficha del puzle esencial para conocer lo que ha sido el Bilbao de toda la vida”. Además, el dibujante también quiso destacar la parte humana del bilbaino, al que definió como “un personaje que si no existiera, habría que inventarlo. Era un Don Quijote con txapela, un tipo divertido, ingenioso... Si hay un imaginario de lo que es un bilbaino: txirene, divertido, socarrón... Ese era él. No se me ocurre otro personaje tan bilbaino como él, tenía una personalidad intransferible”, a lo que añadió que habría que cambiar la estatua de Don Diego López de Haro por la del ilustrador.
Fue un personaje que ha trascendido “más que su propia obra”, defiende Sanz, ya que como dibujante todo el mundo le conocía en Bilbao, “tan conocido como Iribar o Julen Guerrero, querido más que ninguno”. Es precisamente el Athletic, club de sus amores, el que ha definido su figura durante toda su vida, ya que es uno de los míticos athletictzales de la Villa. Como define Eduardo Velasco, periodista de Telebilbao del programa Bilbosport, “era una persona que nunca paraba de hablar del Athletic, y a pesar de ello, jamás te hablaba algo negativo del club”.
Por su parte, Arturo Trueba, director de La Ría del Ocio, también destaca su parte “humana”: “Botxero entre los botxeros. Un hombre como él, dibujante muy minucioso y meticuloso. Era un continuo saco de anécdotas”. Como señala Trueba, cuando no contaba un chiste se “arrancaba” con una canción. “Muy bilbaino y socarrón. En sí mismo era un farolín, txirene, botxero por excelencia”, señala. Confesó además, que la Asociación vasca de Periodistas le compró cinco dibujos de una serie de periodistas de Bilbao que había hecho por encargo hacía muchos años. “Tras no recibir el pago de los mismos, los puso en venta de nuevo, momento en el que la Asociación de Periodistas se hizo con ellos”, y que actualmente expone, y seguirán haciendo, como Trueba confiesa “con mucho orgullo”, ya que “es una historia del último medio siglo (o más) de Bilbao”.
Y no dejará Bilbao; seguirá estando presente en diferentes locales de la Villa, ya que en muchos de los diplomas que brinda la ciudad en los Barnabales, concurso de disfraces y ambientación de locales de hostelería y comercios de Bilbao que se realiza en carnavales, aparece la “perfecta caligrafía” de K-Toño, además de distintas ilustraciones del mítico botxero. Como definió ayer el alcalde Aburto, la figura del ilustrador se puede resumir con tres adjetivos: “Gran botxero, athletictzale y forofogoitia”.