bilbao - Comenzó a coleccionar arte desde que era un estudiante. “Lo hacía por impulso, iba a las galerías y compraba lo que me gustaba, lo que podía”, explica Fernando Garate, que con el tiempo ha conseguido reunir una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importante de la actualidad. La Sala Rekalde, de Bilbao, acoge ahora 105 de sus obras de artistas vascos, estatales e internacionales, que configuran una de las colecciones más significativas del País Vasco.
La muestra, titulada Glutinum Mundi, está compuesta por pinturas, esculturas, vídeos y fotografías de artistas como Pablo Picasso, Francis Bacón, Cristina Iglesias, Ángela de la Cruz, Gordillo, Uslé, Tacita Dean y Ana Laura Aláez entre otros reconocidos creadores y otros más jóvenes como Raúl Domínguez, June Crespo, Nagore Amenabarro y Cristina Garrido.
La exposición está comisariada por el creador donostiarra José Ramón Amondarain, con el que el coleccionista mantiene una amistad desde hace muchos años, desde que descubrió su obra. “Le empecé a comprar obra hace muchos años, me parece un artista excelente”, explica este mecenas artístico de la actualidad.
Amondarain conoce a fondo la colección, y fue él quien le convenció para mostrar al público obras que habitualmente se encuentran en espacios totalmente privados y que, excepcionalmente, se reúnen ahora en la Sala Rekalde -dependiente de la Diputación de Bizkaia- para el disfrute de sus visitantes.
visibilidad a coleccionistas La exposición, que se podrá ver hasta el próximo 14 de octubre, fue presentada ayer por la diputada de Euskera y Cultura, Lorea Bilbao, quien recordó que “en 2018 estamos celebrando el año europeo de patrimonio cultural con numerosas actividades especiales cuya temática es el patrimonio oculto y precisamente esta muestra Glutinum mundi contribuye a dar a conocer el patrimonio desconocido procedente de una colección privada y acercar a la ciudadanía ese valioso patrimonio. Además, queremos dar visibilidad a los coleccionistas vascos que atesoran importantes obras de arte contemporáneo y que realizan una labor muy destacada como agentes dinamizadores y activos del mercado del arte contemporáneo”.
El comisario, José Ramón Amondarain, señaló, por su parte, que “esta exposición trata de generar un dispositivo visual en la Sala Rekalde, crear un universo de imágenes que inviten al espectador a elaborar sus propias lecturas, ecos y conexiones”. “Pretende provocar vínculos entre las obras a costa de forzar las distancias que habitualmente reclaman. De tal manera -agregó- que cada trabajo desvela una parte latente que se aporta al conjunto de la exposición: algo que cada obra por sí sola no tiene, capas que van aflorando y computando con el resto de obras atravesando sus distintos estratos”.