Bilbao - A sus 82 años y con una trayectoria que lo encumbra como uno de los referentes universales de la arquitectura, Norman Foster ha redefinido el perfil de muchas ciudades y reinventado los rascacielos, aeropuertos y oficinas. El arquitecto británico fue también el autor del vanguardista diseño de las estaciones y entradas del metro de Bilbao, proyecto que dio el pistoletazo de salida a la regeneración de la capital vizcaina.
“En toda mi experiencia como arquitecto, nada es comparable a la construcción de los túneles del metro de Bilbao, debajo de la tierra”, confesó en una ocasión. Pero ayer no vino al Bellas Artes para recordar la construcción del metro, terminado en 1995, sino para hablar de museos, “las nuevas catedrales del siglo XXI”. El arquitecto británico llegó acompañado de su mujer, Elena Ochoa, para participar en el I Curso de Verano, que bajo el nombre de Museografías. Modos de ver el arte, acercará hasta mañana a la capital vizcaina a algunos de los expertos internacionales más interesantes de la actualidad. Foster participó en una ponencia titulada Arte y Espacio, en la primera jornada de este curso, organizado por la pinacoteca bilbaina, en colaboración con la Fundación Gondra Barandiarán y la Universidad de Deusto.
Para él, “no hay fronteras entre arte, arquitectura y diseño”. El arquitecto posee una gran colección personal de obras de los mejores artistas tanto contemporáneos como clásico -entre los que se encuentra un espléndido Rivera-, repartida entre su Fundación en Madrid y sus distintos domicilios particulares por varias ciudades del mundo. “ Todo forma parte de la misma historia visual. Yo me considero arquitecto, artista y comisario de exposiciones”, explicó Foster.
Su trabajo se concentra en un único mandamiento: la exigencia de una arquitectura con conciencia que responda a las necesidades de la gente, elimine barreras y mejore su calidad de vida. Así, lo ha transmitido en las ampliaciones y reformas que le han encargado en diferentes museos del mundo, como el del Bellas Artes de Boston, en el que amplió 53 nuevas galerías de exposición agregadas el edificio existente, construido en 1909 por el americano Guy Lowell. “Para mirar al futuro, a veces hay que mirar al pasado”, reflexionó en la conferencia.
Una misiva que también ha seguido en la mejora de las instalaciones del Museo Británico, para lo cual buceó en los planos del proyecto original y observó que en su trasera había existido un patio que había sido utilizado como zona de almacenamiento de objetos viejos, que él vació y utilizó para crear allí la Biblioteca central del Museo. Y la dotó de personalidad propia a través de una gran burbuja transparente que creó un luminoso espacio de encuentro. “Antes había que atravesar una galería para llegar al resto y con este patio se ha aliviado la afluencia de público. Es como un gran foro romano destinado a distintas actividades y como distribuidor del público entre las distintas galerías del British Museum”, añadió.
Entre sus más recientes proyectos culturales, también se encuentra la remodelación del Salón de Reinos del Prado. “Vivimos rodeados de arte. La extraordinaria explosión de visitantes que han experimentado en los últimos tiempos los museos más importantes del mundo ha creado un nuevo fenómeno, una nueva religión, si me lo permiten, y hemos creado unos nuevos templos o centro de fe, que son los museos. Si antiguamente las catedrales albergaban las obras de arte religioso, yo tengo la sensación de que hoy, los museos, se han convertido en las nuevas catedrales”.
arte funcional Norman Foster sostuvo que, así como la arquitectura tiene un papel funcional, además de estético, las obras de arte “pueden tener también un papel funcional y visible” y puso como ejemplo la obra de arte que realizó la artista guipuzcoana Cristina Iglesias para la nueva sede de una de las corporaciones en la City londinense.
El proyecto es fruto de una reflexión conjunta entre Norman Foster y la artista donostiarra sobre los nuevos desafíos entre arte público y los posibles ataques terroristas. “Los paseantes pueden disfrutar con el estanque de esta creadora en lugar de toparse con unas horribles vallas de seguridad, instaladas para evitar los atentados”, explicó el célebre arquitecto.