LOS libros son ventanas, y las palabras que hay en ellos marcan el camino hacia la libertad que da introducirse en sus historias. Ayer, Bilbao se convirtió en escenario para abrir una gran ventana que sumergió a los miles de euskaldunes que hay, no sólo en la villa, sino por todo el mundo, en la historia de Kresala, la novela costumbrista de Txomin Agirre.

Los alumnos y profesores de Bilbo Zaharra Euskaltegia organizaron por undécima vez el evento Lectura ininterrumpida de Clásicos, donde durante 12 horas 400 lectores procedieron, por turnos, a desmigar el clásico de Agirre en el Teatro Arriaga de Bilbao. El escritor Kirmen Uribe fue el encargado de dar comienzo al acto leyendo los primeros párrafos de la obra.

También participaron en la lectura de Kresala, el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, o la concejala de Cultura, Nekane Alonso, entre otros.

Esta edición del evento se enmarca en el centenario de Euskaltzaindia y en el 50 aniversario del euskera batua. Por ello, este año se ha pretendido realzar la importancia del vizcaino. La lectura, como cada año, se retransmitió en directo a través de eitb.eus y se colocó una gran pantalla en la plaza del Arriaga para que todo aquel que pasara por allí pudiera escuchar las líneas de Kresala.

Jon Maguregi, director de Bilbo Zaharra Euskaltegia, explicó que este acto que empezó ya hace once años “surgió con el espíritu de reivindicar un poquito el espacio que reclama el euskera en Bilbao”. Asimismo, aseveró que “desde el principio nació como un homenaje en principio a los alumnos de euskera, a esas miles de personas que están estudiando euskera en Bilbao y que no tienen a veces el reconocimiento suficiente en cuanto al esfuerzo que hacen”. Sobre la obra leída, Maguregi aseguró que se eligió con el fin de “proclamar nuestra lengua”.

La vuelta al mundo Además de los lectores físicos en el Arriaga, también participaron en el acto personas que, estando dispersos por el mundo, siguen teniendo estrechos lazos con el euskera. Esta participación se llevó a cabo a través de la proyección de vídeos de euskaldunes leyendo las líneas de Kresala en diferentes euskal etxeas. “De esta manera, reclamamos un poco ese viaje del euskera dando una vuelta al globo”, explicó Maguregi.

Lorea Bilbao, diputada foral de Euskera y Cultura, confesó, tras leer varias líneas de Kresala, que actos como la Lectura ininterrumpida de Clásicos “aportan la importancia de hacer algo entre toda la comunidad que hablamos euskera” ya que “revitalizar una lengua es tarea de todos”. Asimismo, explicó que “este tipo de actividades son para darle frescura, normalidad, entretenimiento y diversión. Muchas veces cargamos a las lenguas de rigor y de ese miedo de acertaré o no acertaré y no disfrutamos”.

La fiesta del euskera de Bilbo Zaharra concluyó con música y danza, en una romería guiada por el grupo Gaztedi, que tuvo lugar en la plaza del Arriaga una vez finalizó la lectura.