bilbao - Evitar el adocenamiento y dejarse llevar por la intuición son los estímulos que propulsan a muchos artistas. Tal es el caso de Jabier Muguruza, que en su último disco, Leiho bat zabalik (Mara Mara), se ha rodeado de guitarras eléctricas y electrónica por primera vez en su larga carrera aunque sin abandonar su latido poético y personal. “Es un cambio de ropaje porque los grandes cambios no son posibles, ni en el arte ni en la vida”, explica el músico, que este jueves presenta sus canciones en el Kafe Antzokia de Bilbao.
Será en el piso superior del Antzokia, en Kutxa Beltza, a partir de las 20.30 horas, cuando el mayor de los hermanos Muguruza ofrezca el tercero de los conciertos de la gira de presentación de su décimo quinto trabajo, con el que buscó dar un giro de timón a su discografía con “un sonido más duro y áspero” pero sin renegar de su tempo tranquilo, las letras intimistas de amigos poetas y sus elegantes melodías.
“En mi interior, de modo bastante inconsciente, se iba conformando la necesidad de un cambio de ropaje. Un cambio relativo, por tanto. Los grandes no son posibles, ni en el arte ni en la vida; forman parte de nuestras fantasías”, explica Muguruza a DEIA. El músico euskaldun se adentró en “un proceso de reflexión” que desembocó en Leiho bat zabalik. “El autor que no se hace preguntas está perdido”, aclara.
Tras emprender algunas escuchas que le ayudaron a “perfilar la dirección” del trabajo, entre ellas la discografía de los vascos Tulsa y del dúo Napoka Iria, buscó “un sonido menos amable, en ocasiones más áspero y duro”, que se concretó en la utilización de la electrónica y la guitarra eléctrica. Y para lograrlo fichó al ex Napoka Iria, Ander Mujika, que se encarga de las guitarras, y al productor Javi Carasueño, responsable de un sorprendente uso de sintetizadores y programaciones electrónicas.
Muguruza, embarcado en una mutación similar a la de autores euskaldunes veteranos como Gari y Rafa Rueda, reconoce que unas declaraciones del excantante de Hertzainak activaron su deseo de cambio. “Ambos discos están muy bien, pero el de Rafa no lo conocía al embarcarme en esta aventura. El de Gari, sí, aunque no creo que me influyera... Cuidado, uno no sabe bien lo que le influye”, explica Muguruza. “Lo que sí tengo claro que me influyó fue oírle a Gari que iba a salir de su zona de confort. Le di vueltas a eso. Y es que, efectivamente, esa zona para el músico tiene dos caras: es una gozada, por un lado, pero comporta graves riesgos, por el otro. Por eso me salí de la mía”, aclara.
sorpresa en vivo La presentación del disco, en el que Muguruza canta letras de escritores como Iñaki Irazu, Gerardo Markuleta, Lourdes Oñederra, José Luis Padrón, Harkaitz Cano, Iban Zaldua, Ángel Erro e Iñigo Astiz, se inició en Donostia y luego llegó una segunda parada en la Azoka de Durango, con el único apoyo de Ander Mujika a las guitarras. Muguruza se ocupa de cantar y disparar los sampler electrónicos. “He tenido que hacer mi pequeño rodaje para adaptarme al nuevo formato con el sampler, pero ¿qué hay en esta vida sin adaptación? Me voy sintiendo a gusto, la verdad. El público, por lo que voy recibiendo, sale muy convencido”, indica Muguruza, que advierte cierta sorpresa por el cambio entre el público. “Sí, sorprende; bastante a alguna gente. La impresión general es que, con cambio y todo, sigue llevando la marca de mi propuesta, gracias a las composiciones, letras, forma de interpretar, registro desnudo...”, justifica.
“Con Ander la cosa fluye adecuadamente, que diría un psicoanalista argentino (risas). Escucha, atiende y aporta; y eso es mucho. Además, el trabajo que hizo, en cuanto a arreglos y ejecución, es de un gran nivel, y eso se refleja en el escenario”, detalla Muguruza, que ha rescatado para esta gira temas antiguos como Mazisi okeita Denbelek, Maite zaitut, ez, Tan petita y Bizitza bizitza da, adaptadas al nuevo sonido. El guipuzcoano está embarcado en una larga gira que pasará (de momento) por Barcelona, Basauri, Bergara, Irun, Itziar, Elgoibar, Madrid, Borges Blanques, Markina e Iruñea. “Y esperemos que por otros once lugares más. Hamaika son muchos en euskera”, concluye.