bilbao - Ofrecer un viaje tanto musical como de sensaciones. Ese es el propósito de Enekora, el exótico proyecto liderado por Eneko Larrañaga, un músico euskaldun enamorado de la kora (pequeña arpa africana) que acaba de editar su segundo trabajo, Maitatzea nahiago. Se presenta hoy, en La Hacería de Bilbao, a las 20.00 horas. “Me atrae el sonido mágico de la kora”, explica Eneko.
Larrañaga, de Zestoa, vende a su grupo como “un disfrute de raíces africanas, ramas vascas y frutos universales” en torno a la kora, ese arpa tradicional originaria de Senegal y Gambia construida con media calabaza. El guipuzcoano se inició con la guitarra a los 12 años, y cantaba desde niño. La conexión africana-euskaldun llegó con el grupo Ttakunppa, en 2000, con “una fusión de percusión y danza africana, txalaparta y euskera”, recuerda. “A través de maestros africanos, descubrí la kora. Me atrae su sonido mágico, que transporta a sensaciones y lugares con una energía cálida”, apostilla.
Cuatro años después de su debut, Kora izpiak, acaba de editar su continuidad. “He recorrido un gran camino con cambios y evolución en estos años. Hemos grabado este disco cuando sentía que había canciones para ello y que había un grupo para defenderlo”, explica Eneko sobre su banda actual, que completan el bajista argentino Andrés Insua, la corista y bailarina Idoia Larrañaga, el saxofonista Ibon Irijoa, el percusionista Luis Camino (ex 21 Japonesas y Alboka) y el batería Asier Elías.
Maitatzea nahiago mezcla sin rubor y con orgullo world music y euskera. “Me sale natural. Cuando canto, improviso mucho y busco melodías que me emocionen. En mi caso, esas melodías se traducen en letras en euskera al ser mi lengua materna. Creo que el euskera tiene muchas posibilidades en cuanto a la música de otros lugares”, explica Eneko, que firma unas letras centradas en “la libertad, la confianza, el amor, las creencias y el agradecimiento”.
Larrañaga, que dice componer “desde el corazón” y con el sueño de que “mi música le haga bien a la gente”, plantea sus conciertos como “viajes de sensaciones”. En el de Bilbao de hoy, alternará fases de tranquilidad y belleza con otras de aires más alegres que invitarán al baile. “Tenemos un montaje de vídeos y fotos en movimiento que realzan las temáticas de las canciones, cosa que le da al concierto mucha luz”, explica Eneko, docente de guitarra y kora que sueña con vivir de la música. “Estamos haciendo camino pero está complicado. Se contrata a grupos conocidos, hagan lo que haga, en lugar de a otros emergentes como el nuestro”, lamenta.