donostia - Monica Bellucci (Umbría, 30-IX-1964) engrosa ya la larga lista de premios Donostia del Zinemaldia, un premio que ha recibido con agradecimiento porque procede de un certamen que “respeta mucho” y de un país que “ama”. El galardón lo recogió de manos del actor, director y productor John Malkovich, presidente del jurado de esta 65 edición y que fue objeto de este mismo reconocimiento allá por el año 1998 del siglo pasado.

Bellucci cambió el traje de pantalón negro, que lució a su llegada en la rueda de prensa junto a una blusa de seda color crema, por un espectacular vestido largo de color rosa. En la pantalla gigante del velódromo, de 400 metros cuadrados, preparada en esta gala para un aforo de 3.000 personas, se proyectaron imágenes de muchas de sus películas, desde los primeras de su carrera, como el Drácula, de Coppola, a En la vía láctea, de Emir Kusturica, cuya presentación la trajo al Zinemaldia el pasado año. Son títulos de una trayectoria en la que ha combinado el cine comercial con otro tipo de producciones, una carrera de la que la actriz dijo ayer que volvería a repetir si retrocediera en el tiempo.

La intérprete italiana es el último de los tres premios Donostia que el certamen ha entregado en esta edición, tras el que recogió el domingo la directora belga Agnès Varda en el Teatro Victoria Eugenia y el entregadoel martes en el Kursaal al actor argentino Ricardo Darín.

Para el público que acudió a la ceremonia, que se celebró por primera vez en el velódromo, se proyectaron de los títulos de su biografía que eligió la propia actriz, ambos del año 2000: Bajo sospecha, de Stephen Hopkins, y Maléna, de Giuseppe Tornatore. De esta última recordó que el realizador italiano la llamó después de que deseara mentalmente trabajar con él tras ver Cinema Paradiso, algo que le ha ocurrido también con las secuelas de Matrix y otras propuestas.

“A veces expresas un deseo y luego las cosas llegan”, dijo la actriz, que, a propósito de Malèna e Irreversible, de Gaspar Noé, habló también del componente violento de algunos de los filmes que ha protagonizado. “La dualidad entre la poesía y la violencia siempre ha formado parte de mi carrera. Algún día entenderé por qué he tomado algunas decisiones en mi carrera, de proyectos muy violentos y muy duros. Quizá en otra vida”, ironizó, tras asegurar que su trabajo es una manera de conocerse “mejor” a sí misma.

Otra constante en su trayectoria es su condición de “sex symbol”, sobre lo que le preguntaron y tuvo que responder “muchas veces”. “El impacto de la belleza dura apenas cinco minutos. La curiosidad inicial se queda en nada si detrás de esa belleza no sucede nada más... Tengo casi 53 años y espero que no solo se trate de mi belleza”, resaltó. Señaló que recibir el Premio Donostia no es solo “una cuestión de ego”, sino también “de amor”. “Llevo 25 años de carrera maravillosa, en los que he visto afecto, amor y respeto. Todos necesitamos esto”, apostilló.

la edad La intérprete italiana habló también de las actrices de más de 50 y de la “hermosísima evolución” que se ha producido con los años, que ha permitido que muchas actrices “increíbles” como Julianne Moore y Judi Dench puedan seguir trabajando. Bellucci indicó que sus sueldos son más bajos que los de los actores, pero consideró que es algo que ocurre en todas las profesiones y que lograr esa igualdad forma parte de la lucha que deben continuar las mujeres. “Las mujeres tenemos que ser independientes económica y mentalmente. Creo que es más fácil lo primero y mucho más difícil hacerlo dentro de nuestra mente”, aseguró. La actriz italiana celebró que existe un cambio en la mujer, quien ahora tiene “más respeto para sí misma” y “más valentía”, a diferencia que “las madres y las abuelas”, lo que conlleva a su vez ser tratado con “más respeto” por parte del prójimo.

También hubo un mensaje para aquellos países en los que se impide a los creadores ejercer en libertad. “En Italia en la II Guerra Mundial se produjeron los peores momentos políticos, pero la creatividad fue enorme. El arte representa la libertad y nadie puede parar esto”, recalcó.

Lo que tiene muy claro es que nunca se pondrá tras la cámara porque su profesión le merece “demasiado respeto” y, aparte de su labor como actriz, únicamente está dispuesta a formar parte de proyectos de escritura o producción.

Monica Bellucci afirmó que sí aceptaría embarcarse en una película sobre su compatriota Sonia Gandhi, viuda del ex primer ministro indio Rajiv Gandhi, porque le parece “una bonita idea”. “Si llegara una propuesta bien escrita, seguramente diré que sí”, aseveró a los periodistas. - Efe