viena - Tras la imagen de felices niños cantando por idílicos paisajes de Salzburgo que muestra la película Sonrisas y lágrimas, existió una realidad de maltrato a los hijos, hasta el punto de que la ciudad ha rechazado dedicar una calle a Maria von Trapp, la institutriz que encarnó Julie Andrews. Un documento concluye que “no se recomienda poner su nombre a una calle de Salzburgo”, como resume Sabine Veits-Falk, responsable de ese informe. Esta profesora de la Universidad de Salzburgo explica que para su dictamen se ha remitido tanto a las autobiografías de Von Trapp como al análisis que hizo la filóloga Renate Langer en 2001. En ese trabajo, Harmonie und Horror, Langer enumera varios episodios en los que la propia Von Trapp cuenta su método educativo. “La llevé a la casa, la puse sobre las rodillas y le di una buena paliza”, explica sobre cómo castigó en una ocasión a su hijastra Martina, en su autobiografía de 1959 A Family on Wheels: Further Adventures of the Trapp Family Singers. Para frenar lo que pensó era narcisismo, llegó a decirle a su hija Eleonore que tenía la “cara como un caballo”. La joven estuvo años sin mirarse a un espejo y, según su madre, mucho después le agradeció “de todo corazón esa estricta educación en disciplina y autocontrol”. Veits-Falk reconoce la importancia de los Von Trapp para Salzburgo, no solo por la enorme industria turística generada alrededor de la película, sino también por el fondo de ayuda a los necesitados que Maria lanzó tras la II Guerra Mundial. Aunque admite que puede que esos métodos educativos fueran la norma en el pasado, ahora es “problemático” poner a una calle el nombre de quien ha “formulado esos consejos”.
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