Síguenos en redes sociales:

“Me pueden más las emociones que la frialdad, siempre busco el control”

La cantante navarra empezará un contrato profesional con el teatro Bühnen der Stadt Gera que le permitirá debutar en roles como el de Gilda de ‘Rigoletto’

“Me pueden más las emociones que la frialdad, siempre busco el control”Iñaki Porto

IRUÑEA. Decidida, entusiasmada y feliz, la joven cantante Miriam Zubieta se muestra predispuesta a superar los nuevos retos que se le han ofrecido para la temporada 2017/2018 en Alemania.

¿Qué significa para Miriam Zubieta el hecho de dejar el Operastudio y debutar profesionalmente en el teatro Bühnen der Stadt Gera?

-Realmente siento como que ahora empieza, no mi carrera, pero sí el despertar operístico más fuerte. Creo que esta es una de las etapas más importantes y más emocionantes de mi vida porque los roles y papeles que voy a debutar son de una dificultad vocal muy elevada y, además, exigen muchísimo. Es muy emocionante.

¿Cree que todo lo que ha hecho le ha preparado para este momento?

-Totalmente. Es una edad idónea para un contrato de esta envergadura, si me lo hubieran ofrecido antes, no estaría tan preparada como lo estoy hoy.

¿Qué le ha aportado su estancia en el Centre de Perfeccionament Plácido Domingo?

-Es una etapa que me marcó muchísimo. El Centre fue como un impás en mi vida; para empezar, vivir en Valencia te aporta energía cada día, ya que el sol y el movimiento te llenan. Allí aprendí qué es el teatro profesional, lo que este requiere, lo que se exige y cómo se debe comportar uno encima del escenario. Me dieron la oportunidad de trabajar mis propios límites, poniéndome a prueba constantemente para comprobar cuáles son mis fortalezas y para que me llegase a superar a mí misma. Hicieron darme cuenta de que las barreras están en la mente y de que siempre hay cosas que trabajar y pulir. Una debe ir más allá de lo que creemos posible e ir sin miedo, ya sea a la hora de cantar o de actuar.

¿Teatro o concierto como solista?

-Pues profesionalmente he hecho más conciertos como solista, es decir, conciertos sinfónicos; pero como artista, dame una obra en la que pueda interpretar y volverme loca. Para mí el teatro es muchísimo mejor, lo sinfónico me encanta pero es demasiado formal para mi personalidad. Soy muy inquieta.

Debutar como Norina en ‘Don Pasquale’ fue lo que le permitió entrar en el mundo profesional del teatro alemán, ¿cómo fue esa experiencia?

-En Operastudio es bastante atípico que te den un papel tan importante, por lo que primero tuve un subidón y me dije: ‘Ostras, si me dan este papel es porque me consideran buena’; luego se volvió muy interesante. Tuve que aprenderme la escena en tres días y después me dieron una o dos semanas para poder trabajarla. Cuando me ofrecieron el papel sabía que tendría que darlo todo, y esa es con la impresión con la que se quedaron al contratarme. La verdad es que lo disfruté mucho y esta es una obra muy divertida. La vuelvo a hacer este año, y ya estoy ansiosa.

¿Por qué canta?

-Canto porque es mi pasión. Pienso que es un privilegio saber a lo que quieres dedicarte si ya estás haciendo lo que te gusta. Es sabido que el mundo artístico es competitivo, así que se deben tener muchas ganas de luchar desde el inicio. Creo que si no estuviera haciendo algo que me gusta tanto, no podría hacer lo que hago.

Ahora que ya está en el mundillo, ¿cuál es el escenario que le gustaría pisar?

-No tengo ninguno, sinceramente. Iruñea me hace especial ilusión porque es mi tierra, me gusta mucho cantar en Baluarte, pero no sabría decir uno; hay tantos que es difícil. Adoré cantar en el Palau de la Música Catalana, eso sí.

Una ópera, ya sea en teatro o en concierto, relata una historia. ¿Qué historia le gustaría a Miriam Zubieta contar ahora?

-La que cuento cada vez que me subo al escenario. Todo lo que me preparo y estudio para un proyecto tiene como finalidad tocar el corazón de las personas que están en el público, sé que si eres muy técnico nunca vas a emocionar, y si eres muy emocional pero no eres bueno vocalmente tampoco conseguirás nada, así que intento mantener un equilibrio entre ambos extremos. El objetivo es llegar a la audiencia ya sea haciéndoles reír, llorar, o emocionar de cualquier forma; siempre intento ser lo más real posible porque creo que es el camino que debe seguir la ópera hoy en día. Creo que eso ya se está haciendo.

¿Cuando Miriam Zubieta canta, lo hace desde la emoción?

-Sí. Muchas veces me pueden más las emociones que la frialdad. Siempre estoy en esa búsqueda continua del equilibrio entre el control y no control, y es muy fina la línea.

¿Ha cambiado su definición de ópera a lo largo de la trayectoria que ha recorrido?

-Sí, ha cambiado la visión que tenía de la ópera. Cuando empecé a estudiar canto lírico no sabía lo que era, ni tampoco sabía dónde me metía, ahora veo que es muy divertido. Ha cambiado totalmente, ahora lo vivo de una forma más natural, muy seria y a la vez con alegría.

Saltaste un segundo año en el Operaestudio para aceptar un contrato profesional. ¿Qué te podrían ofrecer ahora para llegar a dejar el teatro alemán?

-Ir a un teatro como el Coven Garden de Londres o el Teatro alla Scala de Milán, tendría que ser un contrato en un grandísimo teatro de primer nivel, por ahora no tengo ningún límite porque se debe soñar alto y muy fuerte. Cabe decir también que en el mundo de la ópera no hay prisa, para pisar esos escenarios hay que tener una formación muy elevada, y tener paciencia.

Teniendo un bagaje tan elevado a tus espaldas, ¿cuál crees que serán tus próximos planes?

-No tengo ni idea, ahora que he tenido lo que tengo, estoy centrada en debutar estos roles muy bien, pero debo seguir mirando al futuro ya que no debo confiarme ni estancarme, no se puede decir: ‘Ah, como ya tengo un contrato en este sitio ya puedo vivir tranquila’, no, siempre hay que seguir avanzando, esta es una profesión muy variable. A día de hoy, estoy muy feliz con el contrato de este año; como artista, los papeles que me han dado son inmejorables.

¿Sus compañeros piensan como usted?

-Hay algunos que sí, pero la mayoría ya tiene su vida formada, muchos tienen hijos y están casados, y esos ya no sueñan a lo grande, ya no buscan nada más; son personas que están contentas con su vida, esos llevan muchos años en un mismo teatro e interpretan muchos papeles, y con eso son felices. Aunque algunos son como yo, hay de todo.

¿Qué rol es el que más le gusta desempeñar este año?

-Volver a coger el de Norina en DonPasquale, Gilda en Rigoletto y Blonde Die Entführung aus dem Serail, de Mozart que son unos papeles fantásticos y de muchísima dificultad, por lo que me hace muchísima ilusión.

¿Cree que es verdad que “el que come y canta algún sentido le falta”?

-Eso no lo había escuchado nunca. Pero si me faltase algún sentido sería el de la cordura (risas). Es broma, pero quizá ese punto de locura, que a mí me encanta, me da la opción de ser muy natural y espontánea. Soy bastante directa y diplomática a la hora de decir las cosas, por lo que siempre me ayuda. Suele pasar que cuando llego a un sitio los primeros días me muestro seria, pero la verdad es que no puedo aguantar, y a los pocos días ya me conocen tal y como soy; eso es lo que me encanta y me hace ser yo misma.